Él, por instinto, le besaba su frente, aún no podía considerar que esa mujer lo haya atrapado, no solamente eso, sino que haya sembrado ese sentimiento de querer protegerla por el resto de sus días, entre más la observaba, se da cuenta de que ella es la correcta.—Estoy sorprendida. Yo nunca pensé dar este paso contigo.—Y yo nunca reflexioné darlo con nadie, pero aquí estoy en mi boda civil. Pronto seré padre y quiero hacer las cosas bien. ¡Enséñame a amar Emily!, mi estilo de vida nunca ha sido la responsabilidad, pero contigo todo es diferente.—Te diré que yo también estoy aprendiendo a amar contigo. No supuse que un hombre me atraparía. No quería compromisos con nadie, pero llegaste como un huracán y me arrebataste todo hasta la respiración.—La boda religiosa que la organicen tus padres, así tendrás cómo darles la cara y no se sientan defraudados por ti.—Todo este tiempo reflexionaste en eso. Eres admirable.—Que te puedo decir. Tú cubres la mayor parte de mis pensamientos.—¡L
Michael de inmediato la volvió a sentar para estirarle el pie, le acaricio la pierna hasta que se le quitó el calambre. No era la primera vez que él la auxiliaba, cuando le daban esos calambres. En el auto y siendo un hermoso domingo, Michael llevó a su esposa y madre a dar un paseo a uno de los zoológicos de la ciudad.Ella está encantada de ir a ver animalitos, ambas mujeres se divirtieron, la madre de él siempre les daba su espacio. Llegó la noche, salieron de ahí, su madre nunca había visitado uno, se divirtió conociendo algunos animales que solo por televisión los había visto.—Vámonos para la casa, quiero cocinarte para la cena, ya mucha comida de la calle, quiero algo casero.—Sus palabras son órdenes para mí, querida esposa. Me encantará degustar algo que tú cocinas.—Tengo en mente hacer una rica lasaña, ¿lo recuerdas?—Como olvidarme de eso.—Me vas a dar la receta, hija, yo también quiero cocinar rico.—desde luego que sí.—Ella es la mejor cocinando, madre.Llegaron a la c
—Pensé que viajaríamos en limusina.—Lamento que supusieras mal.—No importa, ojalá que donde vives sea mejor.—Es humilde. —susurro Emily, con una sonrisa. Al bajarse del taxi y ver el enorme condominio.—¡¡Guau!! ¡¡Aquí, Vives prima!!—Si este es un condominio, mi apartamento está arriba.—Hey portero, sube mis maletas. —eso le molesto a Emily, quien se disculpó con él, aunque él terminó llevándolas.—No abuses, Jessica, súbela tú misma.—Por favor prima, ese es su trabajo. Además, tú le darás propina. —Emily se molestó que le dijo al portero que bajara las maletas al suelo.—Súbela a tú misma. —Emily le hizo señas al portero para que no se moviera, quería hacer que la pedante de su prima subiera su maleta, aunque sea dé regaña dientes. La termino subiendo ella. Rosa se reía en silencio, entraron al apartamento.—Dios, ¿pero qué bonito apartamento tienes prima? ¿Dime dónde trabajas para costeártelo?—Eso no te importa. —contestó Rosa.—Y está metida ¿Cuándo se va? Ya me tiene a bomb
Michael se quedó con la boca abierta, no esperaba que su esposa la pusiera en su sitio, la verdad hasta a él le estaba hartando su comportamiento. Al traer la comida empezaron a comer en un silencio incómodo, Jessica se quedó pensativa un momento. Hasta que decidió romperlo.—Solamente date cuenta la clase de novia que tienes, Michael, mi prima es una malvada, hacerme esto. Yo que no conozco a nadie aquí.—Te pasas Jessica, pero viniendo de ti, ya es costumbre. Así que mejor come porque no sabes si es la última vez que lo harás, a menos que tengas, dinero.Rosa sonríe satisfecha, disfruta la comida, está muy complacida que su amiga por fin la puso en su sitio. A partir de ese momento no volvieron a hablar, comieron mientras Michael contemplaba a su esposa, sonreía en sus adentros, ya que se dio cuenta la clase de mujer que es la prima de su esposa.Si su mujer no hubiera sido virgen, le hubiera creído a Jessica, esa mujer es una calaña para él. Terminaron de comer en silencio, Jessica
Se asustaron al ver a Jessica sentada en su maleta con una cara de amargada, esperándolos un buen rato, tenía urgencia por regresar a casa, Emily se bajó del auto, estaba alegre, su marido le había cambiado los ánimos.—Qué barbaridad, llevo horas Esperándote. Me dijiste que temprano salíamos de viaje.—Es que nos dormimos. —dijo con picardía.—Qué descarada eres, lo dices tan descuidadamente, ya verás, mi tía se morirá de la vergüenza.—No te preocupes, que de mis padres me encargo yo. —Emily no tenía ánimos de hablar con ella, mucho menos pelear con la dichosa prima envidiosa. Jessica se pasó todo el camino hablando. Michael y Emily no le contestaban. Iban hasta mareados de escuchar, quejarse y jactarse a la chachalaca de la prima, hablando cosas que talvez jamás había experimentado, lujos, dinero y viajes. Por fin llegaron al aeropuerto en los asientos del avión, vale más que quedaron a cinco asientos de separación de ella. Ella los volteaba a ver a cada rato, Michael ya se estaba
Jessica salió avergonzada y enojada, todo le salió mal, que ni de su maleta se acordó, detuvo un taxi al estar en la carretera, se subió, tirando la puerta con fuerza, cuando el taxista le pregunto a dónde se dirigía, ella le dio la dirección, le mostró el monto a cobrar, así que le pidió que pagara. Ella le dijo que cuando llegaran le pagaría.—No lo creo, señora, así me dijo una clienta y para mi sorpresa nunca pagó. ¿Así que paga o se baja?—Taxista, mugriento. ¿Cómo se atreve?—A mí nadie me ofende, mejor bájese, yo me gano la vida honradamente para que una mujer pobretona como usted, me insulte, bájese,—Estúpido mugriento. Yo no soy una mujer pobre, que no ando en este momento, es otra cosa.Ella se bajó más enojada, la vergüenza de haber sido insultada por un don nadie, solo eso le faltaba, sacó el celular para llamar a su padre.—¡Papito, ven por mí! —dijo entre lágrimas.—¿Dónde estás, hija?—Aquí en la calle, cerca de donde mis tíos.—¿Cuándo regresaste?—Después te cuento,
Los suegros y consuegros platicaron muy contentos de la unión de sus hijos. El padre de Michael había cambiado su actitud completamente, ahora era un hombre más accesible y amable. Su esposa se sentía de lo más feliz porque ahora sí se sentía su esposa. Al terminar la recepción, se retiraron a una de las habitaciones del hotel.Los padres quedaron despidiendo a los invitados, que entre ellos estaba Jessica junto a su esposo, ya que al fracasar no le toco de otra que regresar con él, quien ahora la trataba más ásperamente, ella al verse sin dinero tuvo que pedirle perdón, el cual él le puso condiciones para regresar con ella. A lo cual ella tuvo que aceptar.Michael, al llegar a la puerta de la habitación, la abrió, cargo a su mujer en brazos, solo que esta vez le costó un poco más, ya que su mujer pesaba mucho más, como todo un macho. Se aguantó el peso de su mujer sin decir nada, con mucho esfuerzo, logró llegar a la cama.— No me digas que estoy gorda.—Para nada, querida. Simplemen
Las palabras salen sobrando entre ellos, ya que un nudo en sus gargantas les impide seguir hablando, solamente se dedican a mimar a su retoño, quien no deja de acariciar la pequeña barba en crecimiento de su padre.—Gracias —le susurra—. Gracias por darme a esta preciosidad. Gracias por hacerme tan feliz. Le da un tierno beso en la boca mientras la bebé descansa tranquila sobre su pecho.El azul oscuro de la noche ha caído sobre la ciudad desde hace un buen rato. El murmullo ininterrumpido e inagotable, que se apresura a colarse por las ventanas, contrasta con el silencio en el que está sumido a estas horas la clínica. —Coge a la bebé mientras yo voy al baño—dice Emily— Yo no… Yo no tengo experiencia en tomar en brazos a la bebé —se adelanta a decir con un matiz de alarma en la voz. —¿Ni siquiera tengo sobrinos? —niega con la cabeza, está asustado—. Ya sabes que antes no se me daban muy bien este tipo de cosas. Emily lo mira con una sonrisa en los labios. Sus ojos tienen una expresi