Pov Mara Miré a mi alrededor, sintiendo el peso de las decisiones equivocadas. Nada de esto hubiera pasado si me hubiese quedado. ¿En qué estaba pensando cuando permití que saliéramos de allá? Una vez más, traté de abrirme paso hacia Keira. No podía dejar que le pasara nada; no me lo perdonaría. Algo se clavó en mi brazo, rasgando mi piel y, aun así, seguí avanzando. La tenían; iban a acabar con ella. Solo un movimiento y eso era todo. Logré llegar, clavando la espada en el primero, dándole la ventaja a Juliette de acercarse. Ahora estábamos las tres rodeadas, con nuestras espadas apuntando a cada cosa a nuestro alrededor. Iban a atacarnos, lo sentía; sin embargo… Un rugido se elevó por encima de todo, unos pesados pasos resonando en nuestros oídos, su imponente presencia apareciendo de repente. Su pelaje platinado apareció frente a nosotras, sus garras incrustándose en los enemigos, abriéndolos a la mitad sin ningún esfuerzo. Los otros retrocedieron mientras el poderoso Lycan
Pov Mara Ethan regresa con Juliette en sus brazos; ahora parece más tranquila. Tal vez eso es lo que ella necesitaba. —Mara, hablemos tú y yo un momento. Deja a Juliette junto a Keira para que la cuide mientras se para frente a mí con los brazos cruzados. Me siento como una chiquilla en problemas que va a ser reprendida por su hermano mayor, y eso que yo soy incluso más mayor que su madre. Lo acompaño hasta el borde del claro, donde se detiene con sus ojos agudos en mí. —Habla. —Bueno… él no nos hizo daño en cierta forma; a ellas les puso a dormir a sus lobas por miedo a que se lastimaran, supongo que en el aspecto de querer escapar… —Yo no hablo de eso, Mara. Aprecio que me lo hayas dicho, pero yo hablo de lo que ese Alfa se trae contigo. No creas que no vi la forma tan desesperada en la que te llamaba. Es inútil ocultarle las cosas a un Lycan, sobre todo si salió con el poder de su madre. —Es mi compañero. Escapé junto con las chicas de sus dominios; no quería qu
Pov KianEl aire está más que tenso a nuestro alrededor; los gruñidos de los lobos no pasan desapercibidos. Estos Alfas mantienen un ojo en mí, a pesar de que ahora toda mi atención está en el pequeño grupo que se ha detenido.Al Alfa llamado Asher no le hizo gracia que invadiera su manada con la mitad de mi ejército, pero poco me importa.Me he enfrentado a Bastian y, aunque nunca he salido victorioso, no he salido muerto, lo que significa que este Alfa no será rival para mí, por mucho poder que corra por sus venas.Doy un paso al frente, con la ansiedad creciendo en mi interior. Puedo sentir que algo no está bien con Juliette; su hermano está de espaldas a mí, hablándole.Aunque con ese tutú que se carga, siento que pierdo toda la concentración.Bueno, eso es mejor que tener que ver su trasero justo de frente; sería muy incómodo.Por fin se acercan; él sostiene su mano con firmeza, guiándola hacia aquí, donde por fin pude ver sus ojos rojos y un rastro de lágrimas medio secas en su
Pov Xantea Miro horrorizada a los dos machos que se mueven de un lado a otro en esta inmensa habitación. Mantengo mi espalda pegada al respaldar, mis manos bien firmes sobre el colchón por si tengo que salir corriendo. Ellos traen agua, vasijas y quién sabe qué más. Mi pierna duele como el infierno, pero prefiero mil veces que siga doliendo a que ellos me toquen. «Iris, por favor, ayúdame, conecta con sus lobos dejándoles muy en claro que no los queremos». «No, no me pienso meter ahí», la muy desgraciada está patas arriba con los ojos cerrados, casi como si estuviera tomando un baño de sol. «También son tus compañeros». «Cierto, pero ¿qué puedo hacer yo contra dos Alfas que se ven bien posesivos? Olvídalo, yo no me voy a enfrascar en esa pelea, estás sola». Mendiga loba rastrera. «Tu loba rastrera, tan rastrera como tú. Mira, te doy un consejo sano: solo acéptalos; de todos modos, no vas a escapar. Te van a clavar los colmillos, quieras o no. De ejemplo, te pongo a Mara». B
Pov Mara Me había dado mi tiempo en el baño no solo para bañarme, sino para pensar un poco sobre esto. Miro su marca a través del espejo, trazando con los dedos los pequeños puntos en mi piel. Cierro los ojos, dejando que ese escalofrío se expanda como electricidad que recorre hasta mis extremidades. Siena se remueve en mi mente; aún con los ojos cerrados, desearía que ella despertara, que me guiara, pero creo que aquí es cuando entiendo que la decisión que estoy por tomar es solo mía. Salgo del baño envuelta en una toalla; mi cabello húmedo cae en mi espalda mientras pequeñas gotas de agua se deslizan por mi piel. Me quedo quieta al ver a Asher sentado al borde de la cama. Una de sus manos está apoyada contra su muslo y la otra desliza suavemente un collar entre sus dedos. Su mirada recorre mi cuerpo ligeramente expuesto con mucha atención; no es solo lujuria lo que veo, sino algo que comienza a calentar mi corazón de una forma que ya no creí posible. Se levanta caminando haci
Pov Keira Sobre el pecho desnudo de mi compañero, miro los primeros rayos del sol que entran por la ventana. Mis dedos juegan en su piel, trazando los tatuajes en su brazo. Este lugar se siente cálido, lleno de paz; me gusta que todas las habitaciones parecen distantes de las otras. Las mejillas me comienzan a arder al recordar la noche que tuvimos. Tomo la piedra de mi cuello; su brillo se ha ido apagando en los últimos días. Sé que algo está pasando en mi Reino y me pregunto cómo estará mi madre. Algo en mí también se debilita; es como si la conexión que tengo con los dragones se estuviera esfumando. ¿Qué has hecho, padre? Ethan se remueve, tomando un gran suspiro, envolviendo sus manos en mi trasero como si quisiera dejarlo ahí, a pesar de que su cosa sigue entre mis piernas, de donde aún escurre toda la evidencia de lo que hicimos anoche. —Buenos días, mi Reina— dice aún con los ojos cerrados, empujando sus caderas hacia arriba. —Buenos días— respondí, saliendo rápido de
Pov Keira Gritos, gruñidos, golpes, el suelo vibrando; todo parecía dar a entender que estábamos a mitad de una guerra. Ethan y yo corrimos hacia los ruidos, la doncella delante de nosotros corriendo tan espantada como yo. —Ethan… Nos detuvimos solo un segundo para ver a Mara venir corriendo hacia nosotros con la palabra "preocupación" escrita en su cara. Seguimos avanzando hasta llegar al pasillo que dobla hacia el comedor. Lo primero que sale por la puerta es el lobo de uno de los Alfas, que se estrella directamente contra la pared y la puerta de madera volando en astillas por todos lados. Su pelaje es idéntico al de Asher, pero este tiene una luna roja en su pecho. Gruñe regresando adentro, mientras los alaridos de batalla siguen resonando. Ethan va de primero, manteniéndonos a su espalda hasta que se asoma a la puerta y sus músculos se contraen. Mara y yo sacamos la cabeza detrás de él, mirando todo el caos que hay adentro. La mesa de comedor, a pesar de ser de madera g
Pov Keira Frente a nosotros hay un mapa en relieve extenso que muestra no solo dónde estamos, sino todos los reinos. Ethan y Kian analizan todo con mucho cuidado, rodeando la enorme mesa, mirando cada espacio, cada montaña e incluso las pequeñas edificaciones que muestran dónde están ubicados los castillos. —¿Cómo se supone que tienen eso? —Eso es peligroso. —Son nuestros compañeros, pero yo podría romperle el cuello a los míos. Juliette y yo soltamos risitas bajitas ante las locuras de Xantea, que ya se anda estirando el cuello y apretando sus nudillos. —Por favor, si bien que te la debes pasar con ellos, no más mira tu cuello y ni hablar de la piel de tu escote. Se puso roja hasta las orejas, así que tratamos de no reírnos alto para no interrumpir a los hombres. Ethan se detuvo en el Reino de las Sombras, una mancha oscura en medio de diferentes colores. Su edificación es sencilla: un pequeño castillo con dos simples torres de vigilancia al frente. El resto es solo eso; no