Pov Juliette. Entendía que tenía que ir a ver a Mara para saber qué mensaje enviaron mis padres; sabía que no me estaban pidiendo volver. Prueba de ello es que su delta real esté aquí. Sin embargo, mi atención total estaba en Hathor. No podía dejarlo después de haber sentido casi que lo perdía. No entendía mucho sobre los vínculos entre razas diferentes, pero si de algo estoy segura es que amaba este vínculo sin importar lo diferentes que seamos. Me encontraba sentada sobre él, su aguijón dorado justo encima de mi cabeza brillando con la misma intensidad con la que lo hace el tatuaje de mi brazo. —Listo, terminé. Déjame lo pongo. Me di la vuelta, colocándome de rodillas para amarrar el lindo moño dorado en su cola, para que haga juego entre tanto negro. Como aquella vez, se quedó tranquilo dejándose hacer lo que quisiera; ahora entiendo por qué todos siempre fueron tan obedientes conmigo. Maldito Kian, no más dejaré que se duerma y tomo mi arma mortal para ahogarlo hasta la mu
Pov Keira Termino la última sesión de entrenamiento; los músculos me arden por el esfuerzo y la respiración se me corta al intentar respirar. Avanzo hasta Ethan, que da órdenes a sus hombres mientras lee algunos documentos. La reconstrucción del palacio está casi terminada, lo cual es muy sorprendente para los pocos días que llevan en eso. Llego hasta él para ver los documentos; son informes de los movimientos del Reino. —No sé qué hacer, Keira —suspira pesado—. Hay muchas mujeres esclavas, rescatadas de ese mundo, pero aquí es donde caigo una y otra vez. ¿Qué se supone que debo hacer con ellas? —Enviarlas a su Reino sin saber si son aceptadas es un riesgo. Podrían incluso volverlas a vender. —Precisamente eso, amor. Quiero parar esto de alguna forma. Vi a mis padres luchar contra esto en su Reino durante varios años; conozco lo bajo que puede ser. Acaricio sus hombros tensos; entiendo que está frustrado por esta situación, el viaje que debemos hacer y todo lo demás. Partiremo
Pov Narrador En las afueras del Reino de Artron, dos caballos y un escorpión se acercan a las fronteras por el camino principal. Mara va al frente, liderando el camino y mirando a los hombres que están parados a unos cuantos metros de distancia, esperándolos. —Delta Mara, no esperábamos su visita —dijo uno de ellos, inclinándose al ver a la princesa justo detrás sobre el escorpión. —¿Ethan y su compañera aún se encuentran aquí o ya partieron? —Tenemos entendido que ellos salen en la noche; los movimientos en los alrededores son más activos durante el día. Dos de ellos se retiraron para acompañarlos el resto del camino. Juli, por otro lado, iba conteniendo una fiera en su interior. Prometió a Mara que no haría nada en contra de Deiros, pero ella tenía otros planes. Cruzaron por la ciudad sintiendo todas las miradas de los pueblerinos sobre ellos, sobre todo en el escorpión, que fácilmente cargaba a dos personas encima. Su presencia estaba causando más miedo que admiración. Ll
Pov Keira El sol ya se había ocultado entre las montañas, anunciando nuestra partida a tierras desconocidas, llenas de enemigos de los que no tenemos ni idea de que posiblemente sean. Ethan, Kian y Xantea repasan el plan en el mapa, discutiendo posibles opciones de cómo enfrentarnos a esos Alfas misteriosos. Termino de meter lo necesario en una pequeña bolsa de cuero que solo lleva dos mudas de ropa para cada uno y los suministros que cubren un par de días de camino. —¿Listas esas? —Sí, ya está todo— se las paso a Juliette para que las monte sobre el escorpión; es la única que puede acercarse a él sin que se ponga agresivo. —Muy bien, por favor, vengan todos. Ethan se acerca, tomando mi mano, entrelazando nuestros dedos mientras los demás se acercan para prestar atención. —No sabemos del todo a qué nos enfrentamos, así que nuestra prioridad es mantenernos unidos en todo el camino. Si un enemigo es mayor o demasiado fuerte, saben lo que deben hacer. Todos asentimos. —Bien, pr
Pov Keira Varias presencias nos acechan en las sombras; sus ojos brillan en la oscuridad, buscando intimidarnos para atacar. Son al menos diez, tal vez más, por los olores que capto en el aire. Dimos varios pasos hacia atrás, tratando de alejarnos al ver que ahora una espesa niebla comienza a cubrir el bosque. Fue como si la temperatura hubiese bajado en segundos. A través de nuestra boca sale vapor, la piel se eriza por el frío que nos arropa con ganas de congelarnos; nada de esto es normal. —¿Xantea, qué tan cerca estamos de esas manadas? —No lo sé, ni siquiera sé los límites de sus tierras. Eso es un problema. Nos estaban rodeando, lo que confirma mis sospechas: son más, muchos más de los que conté. La niebla terminó de cubrirnos por completo; apenas nos podíamos ver entre nosotras, los gruñidos y pesados pasos de esas cosas seguían allí. Pero, si nosotras no podemos verlos, ellos tampoco. El primero se abalanzó hacia mí; lo esquivé por poco. Sus patas resbalaron sobre
Pov JulietteHabía dejado que Dara tomara la forma de Lycan; no somos una, pero nacimos con la posibilidad de cambiar a esa forma.No entendía qué eran estas cosas, o tal vez sí lo sabía: hombres bestias, cosas que solo me leí en los muchos libros que creí de niña, eran de fantasía.Destrocé a muchos, partí a otros a la mitad, pero seguían apareciendo como plaga.Algo más allá de nosotras, entre la niebla donde Xantea y Mara luchan a muerte con esas cosas, vi un destello dorado ir y venir.Se parece mucho al látigo de Kian.Volteamos justo a tiempo para detener la cola llena de espinas que venía directo a nuestra cara; en un segundo ya estaba muerto aquel animal y ese destello brillante volvió a aparecer más cerca.«Nuestro compañero, tal vez necesite nuestra ayuda».Dejé que Dara avanzara; no muy lejos lo vimos, con su traje negro que le queda a la perfección, marcando muy bien sus fuertes músculos mientras los tatuajes brillan por su cuerpo.Está de espaldas a mí, sacando sus látigo
Pov Xantea Algo no estaba bien en esta niebla; puedo sentirlo muy claro con mi magia, que se agita a su alrededor. Sin embargo, esas criaturas parecen también ser afectadas. Algunas luchan entre ellas, otras salen corriendo o simplemente se quedan allí como estatuas. Las que nos atacan lo hacen con una violencia desmedida, como si vieran en nosotras algo más. —¿Puedes ver a las demás? —Nada, Mara, tampoco las siento cerca. Esto no me gusta; esta niebla no me gusta. Hay que alejarnos. Ella asintió en retroceso, acabando con el último felino que nos estaba haciendo las cosas difíciles. Me transformé para salir de allí, correr con Mara lejos y buscar a Ethan o a Kian. Teníamos que avisarles de que no entraran. Pero, ¿cuánto tiempo ha pasado ya desde que nos alejamos de ellos en aquel lugar? Seguramente ya deben estar aquí; solo espero que la magia no los afecte como posiblemente lo está haciendo con nosotras. —Xantea, no funciona— escuché la voz angustiada de Mara. Ella mira sus
Pov Mara Estuve dando vueltas en el mismo lugar, tratando de ver o encontrar a las demás, a quien sea. Xantea desapareció de un momento a otro, tan irreal que, si no hubiese visto tanta magia en la guerra contra Amre, estaría temblando de miedo. Oigo gruñidos, pasos, esas cosas correteando, así que, por mi propia cuenta, intentaré salir de aquí. Corro hacia algún lado sin saber exactamente dónde estoy; no sé si corro hacia atrás o hacia adelante para internarme más en este espeso bosque. Todo lo que sé es que saldré sí o sí. Me detengo por un momento al escuchar algo cerca; aprieto con fuerza la espada en mi mano, el miedo calando mis huesos por esa presencia que me acecha. De pronto, sale uno de los felinos de la niebla, logrando clavar sus garras en mi muslo. Caigo al suelo con él encima, desgarrando mi piel y clavando profundo sus garras en mi abdomen. Forcejeo con mis propias manos; la espada salió de mis manos en el momento en que aquel animal se estrelló contra mí. Trato