Pov Narrador Una tormenta se acerca a la pequeña manada con fuerza. Los rayos cruzan el cielo, rompiendo el silencio; la brisa agita los árboles, que silban como lamentos tortuosos. Las fogatas amenazan con apagarse; las antorchas dan su último brillo antes de desaparecer en un hilo de humo. El relincho de los caballos alterados anuncia la llegada de algo más con la tormenta. Los escorpiones chocan sus tenazas en señal de peligro. En el interior de la casa del Alfa, una discusión acalorada mantiene tensos a todos los presentes. El líder Kian culpa a los lobos de traficar con experimentos peligrosos. Parece que algunos aún siguen vendiendo en el mercado negro cosas prohibidas que creó el antiguo Alfa supremo. No solo eso, también acusa al Reino entero de pasar su peste negra a sus tierras, contaminando sus cultivos e infectando a sus animales. —No puedes venir a mí sin pruebas, líder Kian. Estás asesinando a mi gente y, si no paras, tendré que tomar medidas. —Entonces te aconse
Pov Narrador Las lágrimas de impotencia y rabia se deslizan de los ojos de Leina; aprieta sus puños hasta poner blancos sus nudillos. En su mente, maldice a su madre más veces de las que podría desear. —¡Ayúdame! Es lo mínimo que puedes hacer por mí después de abandonarme durante seis años. Es mi hijo. Gritó a los cielos que se agitan sin cesar. En medio de las nubes negras, rayos de luz se filtran hasta la tierra, bajan como suaves cortinas, creando un fenómeno jamás antes visto. El cuerpo de Leina es iluminado por la luna; sus huesos comienzan a quebrarse, su piel cubriéndose de pelaje gris. La transformación se abre ante ella; sin embargo, su loba no está. Su madre le está permitiendo transformarse solo esta vez para salvar a su cachorro. El pelaje gris brilla, creando un platinado único; su mirada se enfoca entre el enredo de guerreros que luchan por proteger a su cachorro. Se mete entre ellos, esquivando para abrirse paso hasta Ethan. Algunos guerreros se detienen para ve
Pov Bastian Los sanadores atienden a los heridos que lograron sobrevivir a la batalla; otros, lamentablemente, no consiguieron salir con vida. Más allá de ellos, veo a los escorpiones sacando el veneno de los aguijones para llevarlo a sus heridas. Cada raza se cura de manera diferente, y todo eso se ve amenazado por la oscuridad. Entro a la tienda, donde observo a la sacerdotisa tranquilizar a mi cachorro mientras envuelve la herida de su pierna. Está un poco hinchada y roja; para mañana ya debería estar bien. Y allí, en una esquina, queriendo pasar desapercibida, está ella, mi hermosa Leina. Quisiera acercarme y realmente saber que está ahí de verdad, estrecharla en mis brazos y no permitir que vuelva a desaparecer. Pero, aunque quiera todo eso, no es lo mismo para ella; su cuerpo tenso desde que entré y su postura defensiva me dan a entender que me teme. —Ya está, pequeño, ahora es el turno de tu madre. —Yo estoy bien, no es nada, vamos, amor. Ella extiende su mano y el cac
Pov Leina Me removí incómoda sobre la cama; el sueño decidió abandonarme y, muy a mi pesar, debía levantarme. Abrí los ojos mirando el lado vacío de la cama; juraría que anoche se sentía cálido y reconfortante. La seguridad que no había sentido en mucho tiempo se volvió a filtrar entre mis sueños, haciéndome delirar. La noche estaba tan helada, pero yo no sentí frío en ningún momento; algo envolvió mi cuerpo suavemente, permitiendo que cayera en un sueño profundo con la calidez de aquel calor. Debo estar volviéndome loca. Me giré para ver a mi pequeño y casi me da algo al no verlo ahí. Los pies se me enredaron entre las sábanas cuando me fui a parar y terminé estrellada contra el suelo. Un dolor filoso me recorrió el cuerpo por haber caído sobre mi brazo rasgado, que apenas había vendado. Las demás pequeñas cortadas se abrieron de nuevo y me quedé allí por unos minutos, soportando el dolor. A través de la visión borrosa por mis lágrimas, me quedé mirando fijamente la entrada
Pov Leina Partimos de regreso a las tierras centrales del Reino con quienes quisieron acompañarnos. Parece que la pelea de esos dos no afectó en nada la alianza, aunque eso no significa que no vaya a haber conflictos. Miro a mi pequeño en el caballo junto con su padre y me siento traicionada, aunque, por otra parte, me alegra verlo sonreír, tratando de aprender a cómo guiar el caballo. —No entiendo por qué caminas cuando tienes a un hermoso ejemplar a tu lado. Ignoro por completo la presencia de Kian, junto con su bicho de ocho patas, apretando las correas del caballo que me dieron. Es hermoso, eso no lo puedo negar. —No hablo del caballo, lobita; hablo de mí. Puedo llevarte si quieres. Este tipo puede caer mal fácilmente. Volteo a verlo, suspirando derrotada, porque es obvio que no me lo sacaré de encima. Mantiene su mentón en alto, con una mirada penetrante y profunda. Sus rasgos son limpios, con una barba negra incipiente y el cabello atado con una cinta negra. Dejó descubi
Pov LeinaEl imponente castillo de Bastian se alza majestuoso sobre las tierras de los Lycan. Desde la distancia, se puede apreciar su belleza mucho más que la última vez que lo vi.De pie, frente a la gran puerta con dos lobos levantados sobre sus patas traseras aullando a la luna, estoy yo, esperando a que salga mi pequeño por allí.Deiros vino a recibirme y, como siempre, me pide que pase, pero prefiero esperar aquí sin apuro.La sombra de los árboles y la brisa fresca hacen que la espera sea menos fastidiosa. Este lugar se siente completamente en paz; algo tira de mi pecho, diciendo que yo pertenezco aquí.Escucho la gran puerta abrirse y maldigo para mis adentros al ver quién sale. Esconderse ahora ya no sirve porque ya me vio.—Hoy es mi día de suerte; me he encontrado con una hermosa lobita solitaria en mi camino.—Líder Kian.—Solo Kian para ti— se acerca a mí, quedando a unos pocos pasos. Infla el pecho para verse más grande y voluminoso.—De verdad, preciosa, te lo digo de n
Pov Leina Creí que esta sería la noche más especial de mi vida, que por fin conocería a mi loba como tanto deseé, pero nada de eso sucedió. Ahora solo escucho como mi padre, el ex beta de la manada, discute con el antiguo Alfa y su hijo, el Alfa actual; sobre mi expulsión. La manada al rededor se mantiene en silencio, las miradas con burla de las lobas que codiciaban mi lugar no se hacen esperar. —Ella es tu compañera Reiner, expulsarla sería dejarla sin protección, allá afuera hay demasiados renegados y bárbaros. —Yo necesito una compañera fuerte, una Luna que pueda ser capaz de proteger a su gente, su loba no despertó, por lo tanto, no le sirve ni a la manada ni a mí. Las palabras de mi compañero se clavan como un fuerte puñal en mi corazón. Las lágrimas quieren salir, pero no dejaré que ellos vean mi debilidad. —Reiner, por favor, es mi hija, piensa en estos dos años que tardaste esperándola. Apreté los puños de rabia, observando como mi padre se arrodilla ante él, s
Pov Leina Mi padre tomaba el manojo de llaves y metía una a una en la pequeña ranura de la puerta. Sus manos temblaban haciendo que se cayeran las llaves varias veces, volviendo a comenzar de cero. —Papá, dime qué es lo que pasa, ¿Reiner está bien? Pregunté aun pensando en el momento en que acepté su rechazo, parecía que a él lo estaba matando. —Está vivo, es todo lo que sé, pero su padre mandó a preparar un escenario para ti, serás ejecutada por intentar acabar con la vida del Alfa. En ese momento la cerradura resonó en el espacio frío, la reja se abrió con un chirrido y mi padre comenzó a arrastrarme hacia la salida. Las antorchas iluminan el pasillo, creando sombras en las celdas que permanecían vacías. Podía escuchar como las ratas se arrastraban en la oscuridad huyendo de nuestra presencia. Las paredes de piedra negra se cerraban sobre mí, haciéndome sentir asfixiada. —Papá, espera… —Escucha bien Leina, te ayudaré a llegar a la cascada, una vez que la cruces