Génesis escuchó cada aviso del sistema sobre los daños, pero se mantuvo serena. Sabía que en ese instante todo dependía de cuánto control pudiera lograr en los segundos que se desvanecían rápidamente. Anthony sintió un nudo en el pecho que lo desconcentró, temiendo que ella no pudiera lograrlo. Pero se recordó quién era su esposa. La Emperatriz no había tomado clases con cualquiera; había sido entrenada por alguien que la puso a prueba una y otra vez. Evocó esas lecciones en ese instante crítico, decidida a aterrizar aunque para muchos fuera improbable. —Si debes saltar, no lo dudes —le dijo Bastian con urgencia. Ella negó con firmeza. —No soy suicida. —No lo dije para morir —presionó el mando en su mano. Ella usó su conocimiento sobre aterrizajes forzosos, deteniendo las sacudidas y tomando el control finalmente. La aeronave golpeó la tierra con violencia, pero se elevó de nuevo con la misma fuerza. Continuó así hasta que, con menos ímpetu, estuvo a punto de impactar contra
Anthony ayudó en la especie de explosivo que la Emperatriz y su padre creaban. Ellos más que cualquiera en esa casa sabían lo que estaban haciendo, por ello, cada uno siguieron las órdenes de conseguir un tipo de material que sirviera como mecha, uniendo de ese modo las cargas que adhieron a las columnas. Leonardo discutía con Génesis lo que ella le mostró y logró probar en teorías con coherencia. Anthony escaló al no haber más opción, mientras Mateo y Eleazar hacían lo mismo. Llegando a una zona alta que les daría tiempo para salir, en caso de funcionar. Trabajando en equipo las posibilidades subían y es lo que se veía en la planta baja de la casa con un estilo no tan ostentoso, si no con objetos que mostraban el buen gusto y la disponibilidad a la elegancia en un color negro muy llamativo. Eleazar buscó con sus ojos a Lina, pues su deber era mantenerla segura. Así como ella lo hizo con él. Su hermana menor murió por solo un descuido. Se juró no perderla y lo hizo. Esta vez sí iba
La zozobra tenía a Sara paseándose de un lado a otro. Algo no la dejaba en paz desde que la noche cayó. Sentía que algo no estaba bien. Podía percibir algo pesado cayendo sobre su mundo y nublarlo, a tal punto, que tuvo que salir al exterior de la casa. Caminó hacia Ryan cuando lo encontró hablando con Hermes, pero ambos se separaron cuando la descubrieron. —No sucede nada, señora. Aún estamos en comunicaciones por un posible fallo en el sistema de localización. —dijo Ryan acompañándola hasta la entrada en respuesta a su cuestionarlo sobre su esposo e hijos. —No han llegado. No han llamado. Algo sucede. —Le doy mi palabra que no le doy noticias, no porque se lo quiera esconder, sino porque no tengo muchos datos aún. —explicó con ese tono suave y el brazo en su espalda. —¿Esa maldit@ les hizo algo? Fue la infeliz de Dahlia o Dominique, cómo se llame no va a importar para mí si los llegó a tocar de nuevo. —espetó girando el brazalete en su mano. —Dime que están bien, Ryan. Asegúram
El sol despuntaba en la mañana, bañando la ciudad con su luz dorada, aunque para algunos, el alivio seguía siendo esquivo. Había una inquietud latente que les impedía encontrar paz. Sara no había visto a sus hijos. Keyla, por su parte, supo por su esposo que Izán estaba a salvo, aunque él se negó a regresar. Si estaban en peligro, su lugar era donde habían acordado. A pesar de sus diferencias, ni Keyla ni Joseph insistieron. No eran niños. Sabían cómo trazar estrategias y lo estaban demostrando con creces. Al caer la tarde, Sara recibió una invitación que la dejó sin aliento al leer quiénes la enviaban. Pero no fue la única. Cada uno de los Crown recibió lo mismo: invitaciones a una dirección específica, a una hora concreta y con una sola regla. No faltar. En el hospital al que Brisa supuso se referían, el caos reinaba. No daban abasto con tantos heridos de muerte, otros llegaban tarde y unos pocos resistían casi por milagro. El ejército liderado por el irlandés sufrió la mayor d
La figura de Anthony frente a él no fue ni siquiera lo último que Seraphin pensó ver al entrar a ese edificio. Menos estando intacto.Una casa les cayó encima. Todos dijeron que había funcionado. Dieron reportes de haberlo confirmado.El edificio, que funcionaba como una fundación benéfica, tenía una fachada engañosamente modesta. Las paredes de ladrillo rojo y las ventanas con vitrales coloridos daban una apariencia de paz y seguridad. Sin embargo, en su interior, los pasillos laberínticos y las habitaciones ocultas contaban una historia diferente. Seraphin había caído en una trampa bien orquestada. No se dio cuenta que no era el cazador, siempre fue la presa. —Es un verdadero tormento cuando no hay respuestas, ¿no es así? —sintió colonia femenina entrando a sus fosas nasales y fue tan obvio de quién provenía, que en el momento en que vio a Génesis Blackwood sonreírle de medio lado, su estómago se terminó de hundir.Ella se acercó a su esposo, quien extendió la mano, entrelazando lo
—Los medios están vueltos locos. —dijo Zoellick. —Todos están invitados y aceptaron cubrir la boda desde su inicio hasta que acabe la recepción. Todos quieren ser los primeros en ver a “la nueva pareja del poder”—¿Los Crown han lanzado algún comunicado sobre sus muertos? —con un ademán envió a la servidumbre lejos. —No han dicho nada, pero tampoco tienen el revuelo de todos los días. No hay movimiento en la casa y tampoco en la empresa. —reveló. —Se ha preguntado y han dicho que hay problemas que pronto sabrá el público interesado.—Quiero que Nevin se haga cargo de plantar el siguiente obsequio para ellos en la mansión Crown. Estoy segura que no esperarán a que eso suceda. —añadió tomando el café que le llevaron. —Asegúrate que esté listo para cuando mi boda inicie. Más que festejar mi boda con ese imbécil, quiero celebrar que al fin maté a los asesinos maldit0s que son. —observó al horizonte. —Todos sabrán que cuando digo que haré algo es porque ya está listo. La Sombra nació en l
El vestido en el maniquí fue el foco de atención para la novia por unos segundos, para luego torcer la mirada. Volvió a su computador, en donde plantó más correos desde una dirección falsa hacia la del Romano. Con eso, al iniciar la investigación, habría más que perseguir y él pagaría haberla tratado como lo hizo. Aún no olvidaba su comparación con Sara Crown. Esa sería su forma de cobrarle todas esas ofensas. —El señor me dijo que le informara que tiene una visita. —avisó una de las mujeres de la servidumbre que se acercó a la puerta con una bandeja con un té para ella. —Es Zoellick quien se encarga de catalogarlas entre recibir y no recibir para mí. —le dijo sin verla. Con esa muestra de superioridad que no se esfumaba, la mujer de uniforme negro y blanco, abrazó su bandeja.—Solo le aviso lo que se me pide. Lamento si no es como su protocolo lo dicta, pero no se nos ha informado nada. —explicó con la mirada hacia al suelo. Dominique volteó la mirada y se acarició el cuello. Solt
El oxígeno no daba ningún alivio, al contrario, Era tan asfixiante que fue imposible para todos el tener el control de lo que ocurría. Los francotiradores estaban esperando a tener listos sus objetivos, apuntando a cada uno de los Crown. Sin embargo, cuando apenas ellos localizaban un punto fijo, sus cabezas fueron atravesadas con una precisión que no tuvieron la suerte de admirar. Desde la distancia, el par de hombres sostenían un rifle con el cañón humeando.El menor de los dos se incorporó, colocó el rifle en su hombro y avanzó a su siguiente ubicación, mientras en la capilla, todos estaban enfrentando un infierno provocado conscientemente de las consecuencias.El aire estaba cargado de una atmósfera atosigante, como si el mismo ambiente supiera que la violencia estaba a punto de estallar. En el corazón de las propiedades de Chad Hardy, mientras él se desangraba, todos se movían con sigilo, preparándose para el inevitable enfrentamiento. Los hombres de la familia Crown, liderados