CAPÍTULO 37
Romina

Subí las escaleras rápido queriendo llegar sin saber que pensaría mi hijo de su madre, jamás me ha visto en está tesitura con nadie, siempre fui muy cuidadosa y es por eso que Jacob parece ser tan peligroso para mi vida. Es una amenaza para la vida tranquila y cotidiana que llevo y no sé si eso es bueno o malo.

Abrí la puerta y el primero en llegar fue el perro, Stich lamió mis pies y movía la cola a todos lados de emoción, acto seguido llegó Luciano y me abrazó.

—Hola, mami ¿Y el señor que te besaba?— pregunta intentando ver por encima de mi hombro.

—¿Cómo sabes lo que es un beso? —indague curiosa para tener más tiempo para responder.

—Veo culebrones mexicanos con Lola — la señala y ella se pone nerviosa.

—¡Lola! un niño de cuatro años no debería de ver esas cosas —la reñi.

—Lo siento, Romi es que yo lo ponía a dormir su siesta justo cuando pasan pasión de gavilanes y resulta que no se dormía, pero juro que no ve nada inapropiado— me asegura la mujer.

Devolví mi vista h
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