MónicaSalgo del despacho agarrada del brazo de mi padre, cuando llegamos a la sala ya estaban los invitados platicando en el sofá de espalda a nosotros y mi madre sentada al frente en cuando me vio no pudo evitar el ceño fruncido que puso, aunque en segundos lo rectifico y aquí no ha pasado nada, mi sonrisa se hizo más amplia.—Buenas tardes a todos — se presenta mi padre haciéndonos notar.Sé pusieron en pie para saludar, no los había visto antes, pero eso no importaba si madre estaba manipulando toda la situación.Mi madre no es mala, siempre fue amorosa, dedicada a nosotros en cuerpo y alma, tengo dos hermanos mayores, Rebecca es médico cirujana en traumatismo y Alfred es el CEO de las empresas de papá, ahora papá trabaja desde casa y siempre fueron el orgullo de la familia. Yo, no tanto que digamos.Allí comenzaron las diferencias y se creó un abismo entre mi madre y yo.— Buenas noches, señor Goldman es un placer conocerlo.—Son amigos, Maripili, su hijo Reimundo, su hija menor
CarlotaReviso mi teléfono por quinta vez desde que estoy en la oficina y lo dejo caer en mi bola, me levanto me pongo la bata del laboratorio y me fui a mi lugar seguro, el cuarto blanco y esterilizado con todas las máquinas que necesito, me pongo los guantes y los lentes y comienzo a meterme mejor con mis tubos de ensayos que son más claros que lo que quiere un hombre.Está parte irracional de las personas no las entiendo y nunca las entenderé, para mi es más fácil preguntar que asumir tonterías, en vez de preguntar, he intentado hacer una vida relativamente normal, pero me gusta mucho más los cálculos que las relaciones personales, solo Romina y Mónica son mi contacto a tierra que me hacen sentir normal y en casa.Mis padres se dieron cuenta de pequeña que no soy normal sin embargo mi madre quería hacer de mis una modelo y no me gustó ser una muñeca viva como ella lo fue en su momento, así que contra todo pronostico estudie lo que quise y ahora soy una de las mejores científicas de
Romina Subí las escaleras rápido queriendo llegar sin saber que pensaría mi hijo de su madre, jamás me ha visto en está tesitura con nadie, siempre fui muy cuidadosa y es por eso que Jacob parece ser tan peligroso para mi vida. Es una amenaza para la vida tranquila y cotidiana que llevo y no sé si eso es bueno o malo. Abrí la puerta y el primero en llegar fue el perro, Stich lamió mis pies y movía la cola a todos lados de emoción, acto seguido llegó Luciano y me abrazó. —Hola, mami ¿Y el señor que te besaba?— pregunta intentando ver por encima de mi hombro. —¿Cómo sabes lo que es un beso? —indague curiosa para tener más tiempo para responder. —Veo culebrones mexicanos con Lola — la señala y ella se pone nerviosa. —¡Lola! un niño de cuatro años no debería de ver esas cosas —la reñi. —Lo siento, Romi es que yo lo ponía a dormir su siesta justo cuando pasan pasión de gavilanes y resulta que no se dormía, pero juro que no ve nada inapropiado— me asegura la mujer. Devolví mi vista h
RominaEl detalle para Luciano me tenía en una nube, solo con eso sabía que se había ganado muchos puntos.Condujo por las calles con música mientras me preguntaba cosas y yo a él, estaba intentando relajarme en esta loca cita.Si, loca. Esto es una completa locura.No debería salir con Jacob, pero si me gusta y disfruto el tiempo a su lado.— ¿Estás bien? — me pregunta Jacob saliendo de mi letargo — te quedaste callada de repente.—Estoy bien, algo nerviosa— confesé sin medir las consecuencias.No quería mentir, no a él.—La verdad es que yo también lo estoy — fue su turno de confesar algo — ¿eso es algo bueno o malo?— No tengo idea — solté una risita y el sonrío a cambio.—Ya llegamos, Mina — el diminutivo que usó para mi nombre calentó mi estómago con una mezcla de sentimientos.— ¿Dónde estamos? — pregunté y lo vi abrir la puerta de su carro.—Es un pequeño restaurante que me gusta venir, espero que a ti también — salió de su carro y cuando abrí la puerta él ya estaba allí extend
Romina Quiero tomar el riesgo invitarlo a ir a casa, pero ¿aceptará? — Ya llegamos — me avisa estacionándose frente a mi edificio — sana y salva como prometí — dice alegre. — ¿Quieres subir? — pregunté casi que con los ojos cerrados — puedo invitarte algo de tomar. — Me parece perfecto — me sonrió y se bajó del auto para ayudarme a bajar a mí. Listo, ya está. Me arriesgue. Subimos en total silencio, yo por mis nervios y él no sé, aun así, me seguía y lo sabía no solo por el ruido de sus zapatos sino por que de vez en cuando volteaba ver si seguía detrás de mí. Tenía un miedo de que esto fuera solo un sueño y me estaba imaginando todo esto. Su sonrisa cada vez que giraba a verlo me tranquilizaba y también me pellizque un par de veces para ver si soñaba. Quizás sea buena idea que tomemos algo para relajarnos y contarle que lo conozco desde hace cinco años atrás esa noche en la discoteca. —Otra vez estas pensativa — señala cuando estamos por llegar a mi piso. —Hago mucho es
Carlota Sabía que sería mala idea aceptar venir a bailar, para empezar por el lugar al que eligieron y por... bueno no se me ocurre más nada, pero no hace falta más. La estruendosa música y las luces hacen que mi cuerpo se relaje, aunque mi mirada busca lo que definitivamente no se me ha perdido. — Es la honda este lugar — grita Ximena por encima del ruido. —Es bueno — respondí casi distraída. No sé quién me mandó a venir, debería poner una excusa y estar en mi casa no es muy tarde para poder ver a Enola Holmes. —¿Qué quieren beber? — pregunta Enmanuel poniendo sus brazos en nuestros hombros con camarería. —Yo quiero un Martini — suelta Ximena encantada de tener al joven castaño cerca. —Una cuba libre — decrete pidiendo algo diferente a lo que normalmente tomo, pero no estoy con mis amigas — es más te acompaño a buscar los tragos. —No te preocupes, West me acompaña — tararea el hombre. Los dos chicos se van a la barra para buscar la bebida de todas, el grupo se dis
Romina Luego de que Jacob se fue me fui a dormir y no me atreví a tocarme por más necesitada que esté, nunca alcanzó el clímax cuando me toco y no entiendo porque, terminó aún más frustrada así que lo dejó estar, prefiero ver un poco mis redes sociales que las he abandonado estás semanas de trabajo. La semana que viene se supone que debemos viajar y solo falta el pasaporte de Luciano, como solo tiene mi apellido es una tarea sencilla. Recuesto mi cabeza en la almohada y comienzo a moverme para todos lados sin encontrar una posición cómoda para dormir, luego de mucho moverme creo encontrar una buena cuando abrazo a la almohada y suena el timbre de mi casa. Resoplo molesta y me quité la sábana de encima, me levante descalza y el frío suelo me recibió lo que me gano un escalofrío en el cuerpo, era muy tarde casi la una de la mañana y mi corazón latía rápidamente dentro de mi caja torácica. —¿Quién es? — pregunté a dos metros de la puerta, cuando estuve cerca me asomé por la mirilla
Romina Estoy sentada en una sala de espera pensando en el sueño tan vivido que tuve con Jacob, aun me atacan ciertos escalofríos cada vez que recuerdo como pasaba su lengua por miel. Estoy enferma. Nada justifica esto. Estuve esperando al menos 10 minutos hasta que la dichosa doctora se dignó en aparecer llamando a los familiares de CC, me levanté como un resorte y noté que el rubio también. —Me dicen que usted es la representante legal de Carlota Cox — pregunta viéndome a mi—. Señor Solheim, pensé que se había ido — habla está vez viendo al rubio a mi lado. —No me iré hasta verla — decrete solemne. —Si la señorita no tiene problemas —se encoge de hombros. —¿Conoce a Carlota? —indague curiosa puesto que nunca lo había visto. Carlota se enrollaba de vez en cuando con algunos tipos, pero ella decía que el cuerpo debía liberar el estrés y que según el sexo estaba en el top 1 luego de la meditación. —La conozco, yo la conseguí... —carraspea y vacila un poco antes de h