— Serenety, no vuelvas tarde... si ya sé que eres mayor de edad y todas esas cosas. Pero aún así no me gusta que andes sola por el bosque a altas horas de la madrugada.— dice mi abuela desde su mecedora.
Es tan graciosa, la verdad es que está mayor pero no tanto para parecer una abuelita como la Caperucita, y bueno lo del lobo no es incierto del todo ya que aquí las dos somos mujeres lobo. — Abuela no estas tan mayor, vale que tienes casi 300 años pero todavía te falta mucho por vivir, no se a que viene lo de la mecedora y por cierto yo no he dicho nada— respondo sonriendo a mi abuela. Mi abuela no contesta, solo me dedica una sonrisa y continua tejiendo. No sé que mosca le habrá picado si a ella nunca le han gustado hacer este tipo de cosas. Me dirijo hacia la consulta del doctor, hoy es mi último día de prácticas, hoy por fin seré una enfermera de verdad. Paso a la consulta y saludo a la señora Jones ella es una habitual, todos los días viene con una misión. Yo creo que se siente sola y aquí pasa la mañana. Es tan tierna, desde que llevo aquí no ha dejado ni un solo día de traer café y bollos. Termino mi jornada, hoy el día ha estado muy tranquilo apenas unos cortes y alguna escayola. Cojo mis cosas y me dispongo a salir. — Serenety espera un momento— dice el doctor a mi espalda, me volteo y espero a que hable. — Siento no poder ofrecerte un puesto de trabajo en estos momentos, sabes que ahora no hay mucho trabajo y no podría pagar tus honorarios, pero en cuanto llegue el verano de seguro que podré contratarte— dice el doctor Smith apenado. — No se preocupe estoy muy agradecida por la oportunidad que me ha dado, me las apañaré muchas gracias no se aflija— respondo un tanto triste, sabía de sobra que estoy pasaría aún así no estaba preparada. Salgo de la clínica y echo un último vistazo, esto no es un adiós sino un hasta luego. Camino hasta la cafetería, en diez minutos comienza mi turno y ando un poco apurada. Llegó y saludo rápidamente a Catherine, ella es la jefa, voy a mi taquilla y me pongo el uniforme me esperan ocho horas de servir cafés y platos combinados. No es el mejor de los trabajos pero nos da de comer. Con la pequeña asignación que recibe la abuela de viuda por parte de la Manada, apenas si nos llega. Supongo que si ella viviera sola tendría de sobra pero estando las dos no es posible. Son las diez, al fin la hora de cierre. Termino de recoger las mesas y limpio el local. Las diez y media cuando al fin termino. Si me doy prisa llegaré a casa antes de las doce. Antes de irme me acerco a Catherine y le pido poder echar más turnos, ya que ahora las mañanas las tengo desocupadas. Ella lo siente y me explica que en la mañana apenas llega gente y que ella y la otra chica se apañan bien. Bueno no es lo que esperaba escuchar pero en fin al menos tengo trabajo. Camino de regreso a casa, la noche es fría y el cielo está despejado, el firmamento está bañado de estrellas y una luna llena lo adorna. Mi loba me pide a gritos que la deje salir, pero este no es buen momento. Tendría que dejar mi ropa y mi bolso aquí y no es lo que deseo hacer ahora mismo. Cuando llegué a casa la dejaré salir a correr un rato. Solo espero que no sé de un festín con algún conejo. Le encanta cazar está en su naturaleza. — Abuela, ya estoy en casa... Se que estás despierta— le digo desde la entrada. Por más que le insisto en que no me espere levantada ella se niega. Así que traigo unas cuantas sobras que nos servirán a las dos de cena. — Cariño tengo malas noticias, o quizás no sean malas pero a mí no me agradan demasiado — dice mi abuela entregandome un sobre. Lo miro y veo que proviene de la Manada, la nuestra, la Manada Black Moon. Saco la carta del interior y comienzo a leerla: Se requiere su presencia en la manada en la mañana del día posterior al recibir la carta. Tanto la señorita Serenety Moore como la señora Astrid Moore, deben de estar presentes para la realización del censo. Este se realizará en la plaza del ayuntamiento. Muy bien, doblo la carta y la guardo en el sobre. Hace diez malditos años que no voy a la Manada, desde ese fatídico día y ahora no estamos invitadas sino más bien obligadas a asistir a esa estupidez de censo. Podríamos no asistir pero significaría que estaríamos fuera de la Manada convirtiéndonos en pícaras, mi abuela perdería su pequeña asignación y estaríamos expuestas a mayores peligros. — Bueno por la mañana temprano llamare Catherine, sobradamente sé que pasaremos allí todo el día y ahora ven a cenar algo conmigo abuela— — Se que no quieres ir y ese lugar te trae malos pero piensa que solo estaremos un rato y después volveremos a casa..—. Tiene razón, allí no tengo a nadie, no tengo amigos si es que un día los tuve y tampoco tengo familia, sólo malos recuerdos y unas pesadillas recurrentes. Nos vamos a la cama pasada la una, y hay que levantarnos temprano ya que tenemos una hora de camino y no disponemos de medio de transporte. Me meto en la cama, me arropó y cierro los ojos, no tardó mucho en quedarme dormida ya que la verdad es que estoy muy cansada. " Escucho gritos y explosiones por todos lados, me levanto de la cama y me asomo por la ventana. Hay muchos lobos peleando en la calle, no entiendo lo que pasa... Bajo las escaleras en busca de mamá y papá ellos están transformados en lobos y están luchando con un grupo que ha entrado en casa. Mamá me mira y me indica con la mirada que debo esconderme, eso es algo que ya hemos hablado muchas veces. Subo corriendo las escaleras y me meto en el armario de mi habitación, accionó una palanca y se abre un compartimento. Me introduzco y lo vuelvo a cerrar... No sé el tiempo que llevo aquí dentro, tengo hambre y me hago pis, de repente comienzo a escuchar unos pasos, estos se detienen en la puerta del armario, me acurruco y espero que sean papá y mamá. Pero no son ellos es la abuela la que está al otro lado, ella me coge en brazos y me saca de la casa..."Aunque he dormido, mi suelo ha estado plagado de pesadillas, son siempre las mismas las que me atormentan.Hoy hemos desayunado poco, ya que me he dormido y no teníamos más tiempo que perder. Llevamos caminando casi una hora y aún no veo la entrada de la dichosa Manada.La abuela me da una palmadita en la espalda y me señala la entrada, en la entrada hay parados dos guardias. Cuando llegamos a su posición estos nos piden que nos identifiquemos.Les damos nuestros nombres y nos olisquean un poco, unos segundos después nos dejan pasar. Y yo que pensaba que igual nos mandaban de vuelta para casa, qué ilusa.Se ve que hoy la gente está alborotada, hay mucha gente corriendo de un lado para otro. La verdad que esto no me gusta demasiado, no estoy acostumbrada. Mi vida es una vida muy simple, yo diría que hasta aburrida.En mis casi veintiún años de vida, no he ido nunca a un lugar concurrido. Tampoco tenía con quién ir. Me fui de la manada con apenas once años y en el pueblo nunca hice amig
Me levanto antes de que salga el sol, le caliento a mi abuela las sobras de la cena y la espero en la entrada de la puerta.Hoy se está tardando demasiado ya ha pasado un buen rato y no baja, yo no he sido capaz de dormir en la planta de arriba y he preferido hacerlo en el salón.Comienzo a desesperarme, escucho como alguien llama a la puerta, me acerco sigilosamente y miro por la mirilla. Qué boba soy, olvido que aquí todos son hombres lobos y pueden saber si estás o no por el olor.Gracias a la diosa es mi abuela la que está al otro lado de la puerta.— Abuela! Qué haces en la calle a estas horas y yo esperándote... pensaba que estabas dormida. Vamos desayuna algo y nos vamos a casa—— Siento informarte de que no nos vamos, más bien soy yo la que se marcha—— Pero que estás diciendo abuela? Qué es lo que pasa?— pregunto sorprendida.— El Alfa ha cerrado la frontera hasta nueva orden, solo podemos salir de aquí, los que ya tenemos o tuvimos un mate. Y no puedo dejar a mis animales si
— Me estás asfixiando, si no te importa...— digo un poco sofocada por la situación.Él se separa de mi pero no lo que a mí me gustaría ya que sus manos siguen pegadas a mi cabeza, en ese momento veo como él me mira de arriba abajo escrutando cada detalle de mi cuerpo.Lo observó yo también en silencio, no se puede decir que no es guapo y atractivo porque mentiría. Ante mi tengo a un hombre moreno de ojos azules con betas doradas, cuerpo de dios griego y altura considerable.Ese cuerpo me hace sentir inferior a su lado, no es que yo me considere fea, creo que no estoy mal. Soy rubia de ojos castaños, piel clara y un cuerpo más bien delgado. No tengo demasiadas curvas pero tampoco soy un palo. El único inconveniente es que me debe de sacar al menos treinta centímetros de altura.— No sé si eres una imprudente o simplemente eres temeraria... no sabes cuánto tiempo llevo buscándote y cuando te encuentro huyes de mi—dice chasqueando la lengua.Quita una de sus manos y la pone sobre mi rost
Me despierto en una habitación, que para nada reconozco esta, está pintada de en color blanco y con muebles negros. La cama es muy grande ya que aunque estire los brazos no llego al centro.Vale que soy pequeña pero no tanto. Me intento levantar pero la cabeza me duele demasiado. Ahora lo recuerdo este maldito me golpeó en la cara. Al menos si me ve débil no me querrá como a su Luna igual no es tan malo después de todo haber sido golpeada.— Veo que ya estás despierta, en unos minutos vendrá el doctor a ver cómo te encuentras.— dice el Alfa sentado en un sillón.Sus palabras consiguen asustarme, de verdad que no lo he visto cuando he despertado.Como el dijo llega el doctor me examina y no ve nada raro, solo una pequeña conmoción por el golpe. Me receta unos analgésicos y reposo relativo.Después de que se vaya me siento en la cama, busco mis botas para poder marcharme.— Dónde se supone que vas?— dice el Alfa autoritario.— A mi casa Alfa, ya estoy mejor no necesito que me cuiden.——
Hoy hace exactamente una semana que empecé a trabajar en la clínica. La verdad es que nunca podría haber llegado a pensar que me podría sentir tan realizada. Y más en un sitio como este.Me he resignado y aceptado que no podré volver a la casita del bosque, pero ya no lo veo tan mal, ya que la abuela se mudará a la Manada en una semana. Ella dice que últimamente se ciernen muchos peligros en el bosque.Yo no he escuchado nada sobre ningún peligro, por lo que creo que más bien se siente sola y me echa de menos.Le he dicho que puedo vender la casa si es demasiado grande para ella y comprarle una más pequeña. De todos modos yo no la utilizo y este Alfa no me permite vivir en otro lado. Ahora ya es decisión de ella lo que hacer con la casa. Total a mí no me trae buenos recuerdos y no me importa deshacerme de ella.Mañana tengo que empezar a entrenar el doctor no tuvo otra mejor idea que decirme que ya estaba totalmente recuperada delante del Alfa, por lo tanto mañana no me puedo librar.
Una vez vuelvo a la realidad me pongo las braguitas a toda prisa, esta vez la he liado pero bien. No tengo tiempo de ponerme los pantalones ya que Caleb tira la puerta de un golpe.Este me mira de arriba abajo, no tengo manera alguna de escapar, se acerca lentamente hacia mi aprisionandome contra los fríos azulejos.— Desde que has aparecido en mi vida no has hecho otra cosa más que contradecirme y desafiarme. He sido paciente no te he obligado a nada, no te imaginas las ganas que tengo de follarte y tú te pasas aquí a tocarte, que es lo que debo hacer yo ahora?— dice mientras su lengua recorre mi cuello.— Yo... yo lo siento —respondo con la voz entrecortada.— No vuelvas a hacerlo, la próxima vez no me voy a contener, creo que ya has colmado mi paciencia... y ahora sí me dejas solo voy a darme una ducha...—No me muevo me he quedado clavada en el suelo, veo como se quita la última prenda de ropa que cubre su cuerpo y mi cara se enciende. Salgo del baño a toda prisa y me meto en la c
Llegó a la casa a las cinco de la tarde, hoy de verdad estoy molida. Me miró en el espejo y veo como mi pómulo está morado. En fin al menos no tengo una conmoción cerebral, pienso y suspiro después.Fijo la vista en la cama, hay un pequeño paquete con una nota pegada:Siento lo del teléfonoSiento lo del golpeSiento ser un brutoAlgo es algo, abro el paquete y puedo ver qué se trata de un iPhone último modelo, no puedo aceptarlo, es un regalo demasiado caro, pero es que es tan bonito en ese color rosa. Pero no no puedo!Salgo del dormitorio con la caja en la mano y me dirijo hacia su despacho, estoy unos segundos tras la puerta hasta que una voz desde dentro me llama.— Piensas quedarte ahí toda la tarde parada— dice Caleb desde el interior.Abro la puerta y paso al interior. Suspiro y agachó mi cabeza.— Yo... yo no puedo aceptar ésto, es demasiado caro—Se acerca hasta a mí y levanta mi barbilla con una de sus manos, pasa uno de sus dedos por mi pómulo. Aunque es un toque suave no
Cinco tiendas después ya tengo un vestuario nuevo y más adecuado para sociabilizar. O eso es lo que dice Kitty, volvemos a su casa y después de comer salimos a tomar unas copas.Yo creía que eso se hacía en la noche pero Kitty se ha encargado de explicarme que los sábados en la Manada son especiales y la fiesta comienza a las cinco de la tarde.Recuerdo que esa es la hora que tengo fijada para volver. Si no regreso de seguro se enfadara conmigo, pero vamos por un poco más ya poco me puede importar una cara larga. Además si se aburre que llame a su amiguita Pam.Bueno antes de salir he dejado todas las bolsas en la habitación, gracias a la diosa él no estaba allí.Me siento desnuda y expuesta, es la primera vez en toda mi vida que me visto de esta manera. Llevo un vestido negro, corto, entallado, con escote corazón y mangas transparentes. También llevo zapatos de tacón a juego, menos mal que estos tienen un poco de plataforma sino no podría dar más de dos pasos seguidos.Llegamos a la