Los dos lobos negros están ahora con el rabo entre las patas, los cual me dan unas ganas inmensas de reír.
¡Ja!
Hace un rato se veían muy valientes, atacándome sin piedad los tres a la vez, pensando que era una pobre loba indefensa, que podían darme muerte para tomar mi puesto dentro de la manada Plata.
Pobrecitos, qué lástima que me dan.
Resulta que soy Bianca, la piedra en su zapato y no estoy sola, además, porque tengo el apoyo de tres manadas y una de ellas es la más salvaje de todos, Los Desterrados, gente temida en el mundo de los lobos, quienes detestan a los alfas en general.
Algunos de ellos están transformados en lobos, otros, como mi madre y su ahora nuevo ayudante, Bersi, permanecen humanos.
Y ahí, detrás de mí, están tres alfas de linaje muy antiguo, quienes se han preocupado por mí desde que me introduje en toda esta locura del mundo de los lobos.
Kieran avanza y pasa por mi lado y en dirección al tal Ezra, quien tiene ahora las orejas hacia atrás, ante su gruñido feroz, seguidos por Kyle y Aren, quienes están detrás de él. Por su parte, el compañero de Ezra se encuentra echado en el suelo, mostrando su cuello en señal de sumisión total.
“Da la orden, Bianca, y yo me encargo de acabar con esta sabandija”, me pide Kieran, mientras su morro toca la cara de la escoria esa que intentó matarme.
“Tiene mucho qué explicar, Kieran”, le digo contra todas las ganas que tengo de acabar con él, “dice que tiene derecho a ser el alfa de la manada Plata”, le cuento y Kieran deja de gruñir por un segundo, porque sé que está tan desconcertado como yo, ya que se supone que soy la primogénita de Einar, es más, él convocó a todo un concejo de la Luna para llevarme a su manada con el argumento de que yo heredaría la manada como su líder.
“Entonces, es una verdadera lástima”, responde Kieran, resoplando por la nariz con fuerza, “porque nada me daría más gusto en este momento”, agrega con toda la rabia que jamás le había conocido, “se metió con mi Luna y mi alfa, además”.
“Amamos a ese lobo”, me dice Niebla con un suspiro y unas ganas inmensas de ahorcarme por haberme largado con mi madre hasta Media Noche, ¿ves por qué no debimos habernos ido?”.
“Lo amamos, pero no puede tomar decisiones de pareja el solo”, le respondo y miro a Los Desterrados, quienes dependen de mí como nunca han necesitado ayuda, porque, estando todos reunidos a las puertas de Luna Escarlata y con tantos alfas convocados en Luna Escarlata, cualquiera estaría tentado a emboscarlos y darles caza.
“Aprésenlos ahora”, le pido a mi madre, justo en el momento en que el alfa blanco da y aullido lastimero, tan fuerte, que muchos de los desterrados agachan la cabeza en sumisión, así que los lobos negros aprovechan la distracción y se dan a la fuga todo lo que su velocidad de alfa se los permite.
Entonces Kieran, Kyle, Aren y yo comenzamos a correr por el bosque, pero le perdemos el rastro casi de inmediato.
“No vale la pena perseguirlos”, dice Kyle y todos nos detenemos, “ellos están alertas y de seguro ya tenían su ruta de escape, además, se nos está haciendo tarde y podríamos tener un incidente en la casa de la manada de Luna Escarlata, con tantos alfas malhumorados”, aclara y todos damos un bufido por la rabia y la frustración, ya que tienen un buen punto y esos alfas muy bien pueden ser tanto diplomáticos, como una máquina asesina, por su naturaleza lupina.
“Esto no se puede quedar así, Kyle”, le dice Aren esta vez, mientras Kieran aprovecha mi momento de asombro para lamerme detrás de la oreja, lo cual de una manera que no sé explicar, me baja un poco la rabia que tengo por él, y antes de que reaccione, deja de hacerlo, solo para mirar al frente, como si estuviera buscando algún tipo de reconciliación, luego de las dos semanas que me fui de su lado.
“Por supuesto que no, Aren”, le responde el alfa padre, “organizaré un grupo de caza, para rastrear a dónde han ido, ya que dudo que podamos encontrarlos por ahora”.
“Por ahora”, les digo esta vez, “tenemos que saber qué rayos quieren y cuántos son, además de quién los apoyan porque son alfas que vienen de alguna manada”, les digo y ellos me miran algo asombrados y yo pongo los ojos en blanco, “¿qué?”, les digo con sorna, “¿han escuchado alguna vez de un alfa desterrado?”, agrego.
“De hecho, conocí a uno alguna vez”, me responde Kyle y yo lo miro asombrada esta vez, “pero murió joven, así que dejemos eso así”, nos dice, cortando de tajo la conversación y se adelanta hasta donde se encuentran mi madre y el resto de la manada, quienes tienen apresado al lobo blanco, quien se transforma al verse rodeado de tantos lobos que ahora le gruñen.
Entonces Kyle, quien es mi delta provisional, se abre paso por el tumulto de lobos y le da instrucciones a su gente, los lobos prestados por las otras manadas y hacen que se levante.
―No tienes mazmorras―me dice Kieran que se transforma y se coloca a mi lado, sin querer mirarme a la cara―deberías dejarlo en nuestra casa de la manada, después de todo, ya tenemos al lobo más peligroso de nuestro mundo ahí―añade y yo trago en seco, recordando todas la carencias de mi manada.
Sí, tenemos que conseguir un territorio propio y un medio de subsistencia para podernos consolidar como manada, de lo contrario, seguiremos siendo unos arrimados que estorban en las puertas de la manada Luna Escarlata, que es lo que muchos alfas piensan de nosotros.
Entonces lo miro para ver si lo dice como un hecho o si es un reproche en toda regla, porque me fui y lo dejé a cargo de las dos manadas y ya me imagino lo loco que ha debido estar, considerando que no podía salir de su recámara, ya que el olor de su celo debía haber vuelto locas a todas las lobas de Luna Escarlata y de Los Desterrado, si se quiere.
Y cualquier pareja destinada debería sentir aunque sea un poquitito de lástima por todo aquello y viéndolo en retrospectiva, fue hasta un poco cruel de mi parte, pero no me arrepiento de nada.
Bueno, sí, hay un puntito en mi pecho que se siente más pesado por todo lo que hice, pero era necesario. Ya somos lobos adultos él y yo y tenemos muchas responsabilidades como para pensar en añadirle una más.
Además, estoy segura de que esa carta no la escribió Kieran, sino Ajax, con todas las hormonas lupinas corriéndole por las venas.
Así que reprimo todo lo que siento en este momento y no aceptaré su propuesta, no sea que vaya a creer que estamos bien él y yo. Ya veré cómo mantengo a este lobo aprisionado y confesando cuáles eran sus verdaderas intenciones.
―Me parece que alfa Kieran tiene razón, mi alfa―reitera su padre, Kyle, ahora transformado en humano, quien se supone que es ahora mi delta, el encargado de la seguridad de la nueva manada, así que lo miro fijamente para entender que champetas le está pasando por la cabeza al secundar la orden de otro alfa, aunque sea su hijo y que él en realidad pertenece a Luna Escarlata y no a Los Desterrados.
No tengo que suponer de parte de quién se encuentra en estos momentos.
“Creo que tienen razón los dos”, repite Niebla, la que se supone es mí loba interior, “y no puedes ser tan terca, como para no darte cuenta de que no tienes un calabozo en donde retenerlo”, agrega y yo respiro profundo, “además, es un alfa, capaz de encantar a cualquier lobo normal con su voz”.
“Lo podría enviar a la manada Plata”, le digo con un bufido, “allá hay una enorme mazmorra”, le recuerdo y ella da un suspiro, “además de una celda tan profunda en el suelo, que nadie escuchará su canto de sirena”, le digo, refiriéndome al efecto que tiene la voz del alfa en los lobos normales.
“Una mazmorra que por lo que sé debe estar vacía, ya que tú misma te encargaste de eso, así que no hay nadie para cuidarlo”, señala y yo creo que tiene un gran punto por aquí, “además, no has ido a esa manada a proclamarte como su alfa legítima”, indica y no puedo negarle eso, también.
“Le agradezco el apoyo, alfa Kieran”, le digo sin mirarlo todavía y él, si bien lo conozco, debe estar riéndose por lo bajo, mientras mueve su cabeza de lado a lado y recordando todo lo testaruda que soy.
―Bien, deberíamos irnos ahora que ya todo está resuelto―me dice Kieran, quien ahora está en su fase humana, él y sus músculos bien contorneados, al igual que su longitud que ahora está en descanso, esa parte de él que ha provocado mis gemidos más profundos y que me ha llevado a tocar las estrellas sin dejar de pisar el suelo.
¡Ah!, quién se puede concentrar con semejante tentación al lado y la cantidad de recuerdos y de cochinadas que pasan por mi cabeza.
No, antes de llegar a ese punto, tenemos que hablar él y yo largo y tendido acerca de lo que queremos como pareja.
Ya sé que le dije todo el miedo que me provoca el que nos diéramos la marca, a pesar de la manera tan deliciosa en que me convenció para que nos la diéramos, pero creo que eso, su manera de convencerme es lo que está generando la idea de que me puede hacer rendir cada vez que quiere con el mismo delicioso, excitante, placentero y apasionante método, que solo hace que uno quiera decir sí a todo lo que pide.
Él tiene que entender que debemos pensar con la cabeza fría, ante todos los problemas que tenemos y todos los que están por venir, considerando lo que me acaba de pasar con esos alfas de quién sabe dónde.
No estamos en condiciones para eso.
Entonces lucho con todas mis fuerzas por no admirarlo y trato de concentrarme en nuestro dilema actual y en toda la tarde de argumentos y discusiones que pueden crearse al unir a más de dos líderes de manadas juntos, porque eso es lo que me espera.
“Lo cierto es que tengo hambre y ya deben estar sirviendo el almuerzo, por lo que sé”, le respondo con algo de petulancia, “y nadie supera a los chefs de Luna Escarlata”, le digo y luego escucho a alguien carraspear y miro para ver de quién se trata, así que añado, “lo siento Aren, la comida en tu manada es buena, pero jamás había comido algo tan bueno como lo que sirven por acá”, le digo y lo miro de reojo.
Sé que debo ser más amable con él, considerando que me acogió en su manada en donde estuve recluida en mi cuarto durante todo el tiempo y así evitar que toda su manada cayera en estupor por mi celo que, según me dijeron, por ser el de una alfa, puede causar la histeria colectiva.
No fue fácil, para nada fácil.
Por eso es por lo que las parejas destinadas se recluyen todo el tiempo que dura el celo, unas dos semanas o menos, precisamente para que nadie caiga en el hechizo en el que caen todos los lobos alrededor.
“Te diría que es verdad, Bianca, pero estoy más que seguro que el hambre habla por ti”, me contesta Aren, pero no lo dice molesto, más bien es una de sus tantas bromas. Él se transforma y acerca a mi madre y le da un beso, lo que me sigue resultando repulsivo, a pesar de las dos semanas que tengo de verlos hacer lo mismo.―Creo que ya están retrasados, amor―le comenta mi madre a Aren y luego me mira directo a los ojos―yo me encargaré de todo por aquí, ahora que Bersi me está ayudando, así que se pueden ir tranquilos, no creo que esos dos vuelvan por aquí―me dice y ahora siento que estoy dejando a mi manada sin nada de protección y no es que sea la gran alfa y tal, pero sí que puedo ser la horma del zapato de esos dos grandes cobardes que se acaban de escabullir por el bosque.―Te prometo que regresaré en cuanto pueda, Luna Adara―le digo, aunque me encantaría decirle mamá delante de todos, pero estoy segura de que eso le generaría las ronchas que no necesita en este momento que debo ab
La sala queda en silencio por un instante, mientras Einar es colocado en su podio, desde donde podrá hablar y defenderse, si es que en su cabeza loca logra encontrar justificación para lo indefendible.Entonces Dahlia, quien está a la cabecera del concejo, toma la palabra y hace los descargos correspondientes, con acusaciones que van desde secuestro, tortura y atentado contra todo el concejo de la Luna, cuando se reunió en su manada, hasta la crueldad contra su propia Luna y a su sangre, sus hijos.Pero creo que se ha quedado corta en todo lo que ha hecho este lobo en contra de su propia familia.―Objeción―dicen mis hermanos a la vez, cuando entran al gran salón y se acercan a su ahora nuevo amigo Kristoff, justo cuando Dahlia finaliza su disertación―nosotros tenemos más cargos que hacer en contra de este lobo―dice esta vez Adal, quien mira fijamente a nuestro padre, con una rabia tal que me contagia, al igual que a nuestro hermano menor, Alan.Todos los alfas los miran con cierta con
El concejo de la Luna que se está celebrando en la manada Luna Escarlata está conformado por diecinueve alfas, incluyendo a una nueva cara para mí, Ingria, que según le pregunté a Aren mentalmente, proviene de la manada Hydra, la cual se encuentra en los límites del mundo de los lobos de esta región.Es una manada pequeña, que se dedica a la ganadería, algo irónico, considerando que los lobos son unos depredadores, es decir, ¿no se comerán su producto en las noches de luna llena?Sí, sí, es un mal chiste contado por una mujer lobo, además.El punto es que en todo el tiempo que he estado en el mundo de los lobos, he visto cerca de cuatro juicios, incluyendo a este y en el último, que fue en un concejo de la Luna, casualmente, no pudimos llegar a la parte del veredicto, porque fuimos interrumpidos por el despliegue de tropas que hizo Einar para acabar con todos los alfas reunidos ahí.Así que no tengo la menor idea de cómo es que terminan este tipo de juicios o cuál es el siguiente paso
―Pero ¿Quién se supone que son estos nuevos tipos y por qué quieren acabar con nuestro mundo? ―dice Gregos esta vez, quien pasa su mirada de Einar a mí y devuelta, como si yo debería sentirme culpable por no informarles de todo aquello que me ocurrió en el cuartel de Einar allá en la manada Plata.Si hay algo que he aprendido del mundo de los lobos es que no se puede poner la fe en los alfas, como bien me lo dijo mi madre.“Lo cierto es que no les diré nada”, se burla Einar del alfa y da una mirada alrededor de la sala, mofándose de todos, “solo quería exponer la razón de todo lo que hice, que vieran que tenía razones bien fundadas”, se burla de Gregos y de todos nosotros, “tomé medidas extremas, pero los que vienen detrás de mí son peores”.No sé por qué rayos no me sorprende lo que acaba de decir, un clásico si alguien lo pregunta, porque ahora que todo el mundo está interesado en su argumento, ya sabe que no querrán darle sentencia de muerte hasta que confiese, el muy ladino.Pero
La sala queda muda por un instante y estoy segura de que las palabras de Gisli no han caído para nada bien, considerando todo lo arrogante y ególatras que son los sangre alfa. Sin embargo, ahí está la verdad dando vueltas por toda la sala, dejando un regusto agrio en nuestras gargantas, mientras nos golpea la cara. La arrogancia y la egolatría solo nos ha traído desgracias. Esa es la pura realidad. ―Secundo esa moción―dice esta vez Niels―para que ninguna manada tenga que volver a vivir lo que nos ocurrió a todos en esta sala, por creer que un alfa tiene la razón por el simple hecho de serlo―indica y esta vez mira a Lars, quien respira profundo y del que estoy segura de que entiende, porque toda su manada tuvo que huir hasta Luna Escarlata. ―Entonces, visto lo visto, quisiera saber quién está de acuerdo en la compensación―dice la alfa presidenta. ―Un momento―dice esta vez Engla―no hemos establecido cuál sería la compensación para Alanna y su familia―agrega, pasando su mirada entre
Con la noticia que nos acaba de dar el tal Enkin y lo que dijo Kyle, solo nos queda hacer el concejo del alfa que estaba pendiente, luego que todos los alfas del concejo de la Luna se fueran a sus diferentes manadas, porque, con eso de que han formado toda una investigación con eso de los Hijos de Selene, pues, solamente les faltaba conocer que existe una amenaza más. Y cuando bajo de mi habitación ya cambiada, luego de mi transformación en las mazmorras, llego hasta el despacho de Kieran, donde todos los miembros del concejo están aquí, en el despacho del alfa, con Kayra y Velkan, a los cuales no había visto en todo el día, Ketin, Maikan y Richard, quienes son los concejeros de Kieran y de algún modo míos, también, con eso de que necesito todo el apoyo del mundo, al tener el doble de responsabilidades, con una manada que no tiene siquiera gente para dirigirla. También está Aren, quien puede decirse que es mi padrastro y la persona que se ha ganado un puesto en este concejo, el de l
―Es triste pensar en la manera en que me subestimas, hermanita, y quiero que sepas que has herido mi corazón, por tu falta de fe en mí―mi dice, haciéndose el ofendido―para tu tranquilidad, fue lo primero que le pregunté, cuando me propuso siquiera hacer cualquier tipo de trabajo dentro del mundo de los lobos―añade y, a pesar de todo lo indignado que se ve, sigo mirándolo intensamente, a ver si ya afloja la respuesta―pues, resulta que ella se mudó de la ciudad en donde vivíamos en casa de Richard y ahora vive en un pueblo rural, rodeado de mucho aire fresco, en donde encontró a su pareja destinada―revela y yo quedo sorprendida por todo lo que acaba de decir.Y es que me acaba de dar un poco de nostalgia la mención de mi antigua casa y mi antigua recámara, la que no compartía con nadie, a pesar de que vivía en una casa de acogida. De seguro mi habitación debe haber quedado igual que siempre, con todo mis queridos objetos, los que atesoraba y que me traían recuerdo de todos los hermanos
Claro que tampoco lo hubiera intentad0 esas otras veces, porque aún se estaban desarrollando mis habilidades como loba, como alfa y como la sanadora del mundo, a decir verdad.Ni siquiera podía transformarme, debo admitir, pero aquí y ahora, en este momento en el que me siento tan molesta por todo, creo que él no debería estarme provocando, porque sé que es un alfa poderoso, lo he visto luchar, pero eso no significa que no le pueda dar pelea, incluso, hasta ganarle.Después de todo, le gané a mi padre que es igual de poderoso que él.―Pues, en este momento no te veo como una alfa, sino como mi hija y con el perdón de Richard, pero creo que no has recibido la educación adecuada y no te has dado cuenta en el peligro en el que te encuentras―me responde y trago en seco y quedo desarmada, porque jamás me hubiera esperado que me dijera eso―deberías valorar más todo lo que hizo tu madre por ti, incluso se sacrificó solamente para que vivieras y creo que, en honor a eso, deberías ser un poco