AdaraEros llegó a la sala de espera personalizada. Con solo ver su semblante, supimos que no eran las mejores noticias.—Familia. —Y ese inicio de conversación no era el más idóneo.—¡Eros, no digas… por favor, mi pequeña no!—Aún respira, Divina. Pero… nuestra hija no está bien. —Se le quebró la voz—. Debo llevarme a Oriana para empezar el proceso del trasplante de médula.Nadina gritó cayendo al piso, con ella más de una de las mujeres de la familia lo hicieron. Un fuerte deseo de salir corriendo surgió de mis entrañas. Su esposo la tomó de los brazos, le dijo algo al oído y luego ella se levantó con su rostro desencajado. Como si fuera un zombi.Mi mejor amiga cargó a la pequeña, quien siempre había sido muy risueña, salvo hoy. La familia Orjuela Koslova desapareció por las puertas blancas. Nos encontrábamos devastados, si Ivette no supera la enfermedad… Eso los marcará, me duele, ver a un bebé padeciendo sufrimientos. Miré al techo. Me levanté de la silla y salí despacio de la sa
NadinaHace unas dos horas se durmió Eros. Alex vino hace media hora para volver a tomarle muestra de sangre. ¡¿Qué más le iban a sacar a mi pequeña?! Eran las siete de la mañana. Desde el nacimiento de nuestras hijas no había descansado. Siempre decía: «Yo trabajo, tú obra el milagro». Y yo no quiero perder la fe.En este momento me aferro a la esperanza, aunque costaba mucho. En verdad costaba. ¡Dios! Mi pequeña solo tiene cinco meses, me duelen ver sus manitas con morabitos por las canalizaciones, por tanta muestra de sangre. Dame a mí el dolor, te lo suplico, Señor. Acaricié su cabello, con el mayor de los cuidados pasé mi dedo por sus moretones.Todos dicen; «en las pruebas nos haces fuertes». Y yo no soy tan fuerte, Dios. Con mis hijas no lo era. Por favor, apiádate de mi pequeña y perdón por ser tan egoísta; también apiádate de mí. No quedaría cuerda, me moriré si te la llevas. En un lado tenía el tratamiento con la médula, en el otro los nutrientes que su padre le prepara.Lo
ErosMe había encerrado con mi hija Oriana, hace dos horas, con el protocolo e implementos necesarios. Sacamos un poco de su médula, solo necesito un poco, para trabajar. Esto no saldrá hoy, pero espero hacerlo durante la semana. Necesito dar con los resultados adecuados.Alex me entregó los resultados, eran buenas las noticias, comenzó a reaccionar afirmativamente, subió un poquito la hemoglobina y las plaquetas, eso solo significa que su cura era la combinación.—Doctor, Eros.Mi secretaria interrumpió. La pequeña rubia dormía en el mueble; de hecho, uní los dos sofás solitarios y quedó como una cuna. Su mirada era de sorpresa.—Dime, ¿pasa algo?—El sugerente pidió su presencia en el área neuronal.Me puse el canguro, la metí adentro, no podía dejarla sola, además no demoraba en despertar, y quería que Nadina descansara un poco. No me gustaba verla tan demacrada, sé por lo que pasaba, pero me dolía verla sufrir.» Le luce ser padre, director.Sonreí, esta secretaria era amable, joc
NadinaUna semana, habían pasado ocho días y mi pequeña, desde esa mañana en que sin querer le adicionaron los nutrientes cuando aún le hacían el tratamiento del trasplante de médula reaccionaba muy bien. Hace tres días Eros comenzó a darle unas góticas, desde ahí pasa jugando con sus manitas y piecitos. No hemos dejado la clínica, no lo haremos hasta que sus tres médicos de cabecera den el aval.Tampoco sabía nada de cómo iban los preparativos de mi boda. De aquí no salimos hasta que no nos den de alta. Con todo lo ocurrido, era para haber atrasado nuestra boda. —En realidad nada de eso importaba, antes de mis hijas estaría armando la tercera guerra mundial, no obstante, ahora lo primordial eran mis hijas.Sin embargo, nuestros padres siguieron con los preparativos. Si todo salía bien, pronto estaremos con nuestras hijas en el apartamento. —Alimentaba a mi rubia, jugaba con sus manitas. Esos preciosos ojos heredados de su padre me miraban con un brillo increíble.—Eres la salvadora d
JuliánMe deleitaba mirándola mientras ella se veía en el espejo desnuda, su vientre sietemesino, ya estábamos en mitad de su séptimo mes y eso la tenía feliz. Nuestro hijo, porque era un varón, se había desarrollado a la perfección a pesar de lo complicada de su gestación. Fue un proceso arduo, de mucho cuidado, de determinación por parte de Adara.¿Quién iba a imaginarlo? Su fe la mantenía sonriente y optimista. Para mí se veía más hermosa, la felicidad desbordante había sido constante después de haber hecho las paces con Dios. Y eso trajo como beneficio el poder volver a intimar, de manera muy suave, pero por fin pude estar con mi esposa. Por fin logramos consumar el matrimonio. Seguía desnudo mirándola. —Deacon quiere helado de oreo. —Solté una carcajada.—No voy a desaprovechar el día de hoy, es domingo, las empleadas están en su día de descanso. Althaia fue raptada por sus abuelos desde el viernes. Eres solo mía, además podrás esperar un par de horas más.Mis padres se la había
AdaraEl antojo me despertó. No era mentira, se hacía agua mi boca. Julián seguía durmiendo profundo. Salí de la cama, busqué la ropa interior, luego una sudadera, camiseta de mi marido, ya que las mías por nada del mundo bajan de la barriga. Llegué a la sala, eran las cuatro de la tarde, no dormí mucho, prácticamente nada. Pero estas ganas de helado no se quitaban. Al abrir la nevera no se me antojó nada, acaricié la barriga.—Helado, eso deseamos.Tomé las llaves. Si me ven bajar los guardaespaldas, de seguro me siguen. No creo que pase algo. Antes de salir del apartamento recordé el dinero. Volví a la habitación, tomé el pequeño bolso donde tenía mis documentos personales como tarjetas, dinero, también tomé el rosario y lo guardé. Se había convertido en un amuleto. Julián seguía profundo, espero no se dé cuenta de mi salida.Una vez en la recepción, saludé a los porteros, salí. Tenía varios meses de no saber lo que era caminar sola. Como algo tan insignificante se vuelve anhelante
NadinaLlegamos de la reunión de Blanca, ya no podía seguir ocultándole a Eros que estaba embarazada.—Divina, ¿quieres cenar? —Le sonreí, me miró y suspiró—. Mientras preparo la cena, ¿podemos hablar? —mi corazón comenzó a latir más de prisa.—Claro.—Vi la invitación que te hicieron para presentarte en la galería de Nueva York.—Sí. —Aún no había decidido.Esa preciosa sonrisa me desarmó. Lo amaba, jamás lo negaré, pero yo quería más. Necesitaba sentirme importante para él y no su última opción.—Nadina…—Sí. —Me observaba.—Sí, estarás en la galería, o sí debemos hablar. Desde hace un mes no hemos estado juntos, me evades y eso ya me preocupa.Tenía razón, ya se me notaba el vientre y con lo demandante que podía llegar a ser en temas íntimos, temía que le hiciera daño, hasta ahora mi hijo se desarrollaba de manera perfecta, y sus turnos en la clínica fueron los que me había salvado. Puso el agua para hacer pastas. Sacó el atún y el tomate para hacer la salsa.—Eros… yo…No pude hab
ErosMe tardé más de la cuenta y le dije a Nadina que no demoraría, pero esto era fascinante y espero ella pueda entenderme. Ver el milagro de la vida y saber que hice parte para lograr a cabo da una gran satisfacción en el alma. Era como confirmar que naciste para salvar vidas. Así como mi mujer me salvó en el pasado.Todos me felicitan porque la medicina que le suministré al paciente, la cual era experimental, daba resultad. Él ya había sido diagnosticado con daño cerebral, y ahora sus familiares no dejaban de agradecerme. Aún debía seguir sumando más casos para que puedan avalar mi tratamiento como la cura para esas personas que estuvieran en estado de coma. Ellos estaban regresando.Eran las dos de la mañana, Nadina ya debía de estar dormida. ¿Qué querrá decirme? No hemos intimado desde hace un mes y eso me preocupaba. Dejé la bata en el perchero, tomé las llaves del carro. La puerta se abrió y Amelia ingresó. —Si volvía de nuevo a insinuarse, tendré que pedirle a Benjamín que la