Sentía su respiración agitada. Centró todos sus esfuerzos en quedarse lo más quieta posible en el desnivel del suelo, justo al lado de Navy. Sosteniendo su cuchillo en su mano derecha y con su mirada dirigida al sendero que transitaron tan solo hacía un minuto atrás, alcanzaba a oír, al menos, a una docena de personas caminando por él. Su corazón pegaba bandazos mientras escuchaba sus pasos acompañado por el susurro de sus ropas…
¿Eran hostiles? ¿Para dónde se dirigían? ¿Por qué caminaban con tanto sigilo? ¿Se escondían de ellos? O algo peor, ¿los estaban buscando? ¿Para qué? Luego sus temores se hicieron realidad al escuchar una voz femenina.
—No deben de estar muy lejos, los vi pasar hace unos di
A Selene no se le escapó el detalle del barullo que hacía, estaba más que segura que la maldita perra tenía la esperanza de que sus gritos pudieran hacerse escuchar hasta los oídos de sus compañeros y estos vinieran en su rescate. Así que no perdió más tiempo, aprovechó la cobertura acústica que le proporcionó la desconocida y se deslizó entre el tronco del árbol joven y parte del muro destruido.—Vamos a hablar, no quiero lastimarte —la distrajo Navy, con total certeza de que ya la había visto colándose por detrás de las ruinas, a espaldas de la nativa.—¡Callar tú! —le gritó la mujer—. ¡No acercar! —exclamó cuando Navy dio otro paso hacia ella. La chica entreabrió los ojos y esbozó una pequeña sonrisa.—Tengo miedo, Selene —dejó escapar—. Fui una tonta… me acerqué… demasiado...—¡No eres ninguna tonta! —le respondió sintiendo como la destrozaba cada palabra que ella decía—. ¡Te pondrás bien! —miró a Navy, ya había juntado agujas de pino y hojas secas en un pequeño montón, sostenía su cuchillo en mano.Navy rascó el pedernal con su cuchillo y de las múltiples chispas que salieron del roce con la piedra encendieron un débil fuego en la yesca que juntó, tomó un pañuelo que tenía en su mano, dejó que las llamas lo encendieran y puso su cuchillo enciCapítulo 21: Contacto. Parte 3/5
—¡A sus posiciones! —Cass se acercaba a ellos—. ¡Lynx, a tu puesto ahora mismo!Este echó un último vistazo a la joven Cazadora y corrió hacia la base de un árbol a montar guardia.—Capitán —comenzó Neguen sin preámbulos—, tuvimos contacto con los nativos.Su declaración produjo un silencio aplastante en todo el campamento, silencio que solo era cortado por el sonido de las hojas agitadas por el viento nocturno. Cass los guió hasta el medio de la campaña mientras la Cazadora Bora se acercaba a ellos con un bolso en la mano.—Cuéntamelo, absolutamente todo —dijo Cass.El Moreno apoyó a
La Capitán no esperó, se abalanzó sobre Selene a toda velocidad y acertó un puñetazo en el rostro de la pelirroja, puñetazo que le hizo ver unas lucecitas en el aire y le dejó zumbando un oído.No era ninguna broma ni nada para tomárselo a la ligera, ahora entendía por qué esta mujer era la candidata para ser discípula de Rowen, era muy fuerte y se movía más rápido de lo que ella había creído.Sin dejarse amedrentar, volvió a enderezarse para recuperar la guardia y de la nada recibió un rodillazo en el estómago, acto seguido, Cass la tomó de los hombros y la arrojó hacia un lado con tal fuerza que rodó un par de veces en el suelo hasta chocar contra las raíces de un enorme árbol.
No podía creer lo que había visto, ¿Selene peleándose con Cass? Por como se hablaban daban la impresión de que ya habían tenido algún roce con anterioridad, porque lo que se dijeron e hicieron estaba mucho más allá de una pelea alentada por el calor de las emociones violentas ¿Qué rayos le pasaba a esas dos?En los seis años que estuvo mano a mano con la pelirroja jamás la había visto tan furiosa, tan fuera de control. Bueno, sí sabía que era una malhumorada como ella sola podía ser y derribaba a puñetazos al que se acercara demasiado, pero en líneas generales siempre lanzaba advertencias y se contenía lo suficiente como para evitar problemas.Sin embargo, hoy había cruzado una línea que jamás crey&oacu
—¡Capitán, cuidando de que no se escape! ¡La Capitán Cass ordenó que la vigiláramos, señor!—¡Esa no es forma de tratar a una persona! —les retó indignado—. ¿Qué clase de soldados son, Cazadores?—¡Capitán, pero hirió a uno de los nuestros señor! —protestó Sans con educación, aunque sus ojos no expresaban la más mínima simpatía.—¿Qué pasa aquí? —Cass se acercó.Neguen volteó hacia Selene, ella le devolvió una mirada inquieta, supuso que pensaba lo mismo que él: estaban perdiendo demasiado tiempo y debían de moverse ya, pero Neguen est
El tercer susto que ocurrió lo vivió en persona: Habian avanzado casi dos kilómetros y estaban alcanzando el límite del pastizal, cuando sintió un tirón en su bota izquierda.—¡Qué cara… ! —logró decir antes de que Selene le quitara el brazo que lo aprisionaba de una patada, para luego ejecutar al cadáver de un flechazo en la frente.—¿Estás bien? —preguntó ella.—Si, solo me asustó el maldito —contestó mirando al Infectado sin pelo y casi sin piel que lo había atrapado.Miró a Sonia, seguía inconsciente, volvió a acomodarla en sus brazos y continuó. Selene se acercó a Sonia para luego inclinarse sobre ella, comenzó a arreglarle la ropa y a acomodarle el cabello, los bruscos movimientos que él tuvo que realizar para no caerse de la traicionera pendiente la habían dejado desalineada.Mientras la pelirroja cuidaba a su joven compañera, echó un largo vistazo a los alrededores: se encontraban en la segunda fila de formaciones rocosas, ubicadas en una zona baja en relación con las enormes colinas que los rodeaban. Desde aquella posición se veía el pastizal que atravesaron pocas horas antes y el límite de la arboleda hacia el Sur. En la claridad de los rayos de luz lunar, se podían distinguir tres largas columnas de humo, los restos de las enormes hogueras que habían encendido.Desde el extremo derecho de la línea de Capítulo 22: Las Colinas. Parte 4/4