Ambas mujeres se dedicaron una última mirada hostil antes de apartarse la vista de encima.
—¿Qué hacemos Capitán? —la voz asustada de una joven Cazadora hizo que la tensión, ya de por sí cargada, se pusiera aún más pesada.
Los soldados de la Novena temblaban, Navy notó que el pánico comenzaba a irrumpir en el grupo. No podía permitirlo, los necesitaba juntos y centrados; necesitaba que se vayan del lugar lo más rápido posible.
—Cass, te los llevarás a todos —repitió la orden—, vayan al convento, curen a todos los heridos y vuelvan a La Colonia.
—¿Y usted qué hará? —preguntó Selene con desd&eac
Recordó la estratégia que había implementado hacía varios años atrás contra la Mutación Gigante, tomó una decisión.—¡Escuadrón, cambio a armas de fuego! ¡Apunten a las rodillas! —ordenó calzándose el arco al cuerpo y sacando su nueve milímetros.Sus Cazadores lo imitaron casi al instante, realizando un movimiento ya practicado con anterioridad rodeando a la Mutación en sentido contrario de las agujas del reloj, accionando los gatillos y haciendo blanco en las articulaciones de los miembros posteriores de la misma.Al recibir los primeros disparos, la bestia enloqueció, soltó un nuevo rugido y olvidándose de las flechas clavadas en su cuerpo, arremetió contra Neguen a
Una flecha silbó en el aire antes de perforar la frente de un Infectado, derribandolo al instante. No llegó a tocar el suelo cuando Sonia pasó a su lado a toda velocidad, tomando otra flecha y soltándolo hacia un nuevo objetivo, abatiendolo a pocas centésimas de segundo de ser disparada.«¡Necesito que limpies la zona! ¡No podemos perder tiempo!» le había ordenado Cass en medio de un tornado de emociones que ella sentía, «¡Trataremos de salvarlos, pero de nada servirá si no tenemos refugio».La Capitán tenía razón, debían ser rápidos y fríos si querían salvar a sus compañeros.Con muchísimo temor y angustia, dejó a Navy, Selene y Neguen al cuidado del
Ingresaron a una enorme sala iluminada, la claridad se imponía por los enormes y destruidos ventanales distribuidos a lo largo del edificio. El suelo se encontraba con una gruesa capa de mugre depositada a través de los años, acolchando los pasos y amortiguando los sonidos de los mismos. Un montón de bancos rotos y en ruinas se distribuían por todos lados. El techo tenía una enorme agujero en un sector y la pared posterior estaba derrumbada, dejando al descubierto varias columnas gruesas aún de pié. Registrando los rincones y detrás de cada banco en ruinas con el mayor sigilo posible. —Pasillo a la izquierda —señaló Luan. —Ponte allí y vigila, si se mueve lo matas —indicó Sonia. Continuaron recorriendo a lo largo d
El muchacho no dijo nada más. Sonia se sintió mal al instante por la mala manera en que le habló, pero estaba demasiado preocupada por los suyos como para detenerse. Sus hermanos estaban sangrando desde hacía horas, ojalá los Cielos los estuvieran cuidando y los hayan protegido todo el tiempo mientras ella limpiaba las ruinas.Luego de diez minutos más de carrera rápida, justo en el momento en que comenzó a notar el cansancio y su respiración cambió de regulada a agitada, divisó la silueta de un Cazador que se movía hacia ellos con el arco en mano. Fueron hacia él y se detuvieron a un par de metros.—¿Sargento? —preguntó cuando estuvieron a pocos metros.Sonia lo reconoció en el acto, era uno d
Sonia tomó el suyo y lideró la marcha, dejando a Lynx con una extraña expresión en la cara, sin embargo este no dijo nada, solo la siguió. Trató de no pensar en lo que se le cruzaría en la cabeza a él, no era el momento, más tarde le hablaría y le daría las gracias por todo, se lo prometió a sí misma.No pasó mucho hasta que alcanzaron a la Novena del Este. Pasaron por al lado de los heridos sin detenerse a mirar y llegaron hasta dónde Cass lideraba la marcha.—Te tardaste mucho. ¿Todo en orden? —preguntó la Capitán.—Capitán, sí, señora —contestó Sonia, esforzándose por llegar al tono firme. Corría. Corría tan rápido como sus piernas ensangrentadas le permitían, zigzagueando por un bosque desconocido. Le dolía todo el cuerpo y la bestia la estaba alcanzando, era muy rápida, ya casi escuchaba su fuerte jadeo en la nuca. Tropezó y se golpeó muy fuerte las costillas con unas raíces sobresalientes, no le daría tiempo a levantarse. Buscó su arma de fuego con desesperación y no la encontró en su cinturón, debió haberse caído durante la carrera, tampoco pudo encontrar su cuchillo. Giró sobre sí misma, enfrentándose a la horrible mutación. Sus enormes ojos la observaron unos segundos antes de detenerse al lado de ella, ladeó la cabeza y levantó su enorme mano deforme. Pudo ver el vaho saliendo de su hocico antes de que sus garras cayeran sobre su rostro, desgarrándole la piel y los huesos mientras chilCapítulo 13: La Marcada. Parte 1/6
Cuando amanecía y los rayos del astro rey se filtraban por una pesada cortina con la que habían tapado la única ventana de la habitación, el Capitán Surrey llegó acompañado de una Cazadora con expresión adusta. Sonia había salido hacía una hora aproximadamente, a realizar sus tareas de guardia. Con seguridad la llamaban para hacer limpiezas de los alrededores, era la única miembro de la Élite que podía caminar y a la Novena le venía bien una soldado entrenada. Surrey la saludó con sequedad y procedió a cambiarle los vendajes sin muchas ceremonias. Selene asintió y se recostó sobre lo que ella pensó que era una cama, la cual descubrió con la claridad de un nuevo día que era un montículo de paja bien armado, en donde echaron algunas bolsas de dormir para que se sintiera suave y pudiera estar cómoda. Agradeció por s
—Eres la mujer más hermosa que…—Si, ese ser de mierda me marcó —lo interrumpió sin poder contener el dolor que la envolvía—. Cortó mi cara de esta espantosa manera, ¿tienes acaso idea de cómo se siente hacerte la cabeza de que te verás así por el resto de tu vida? ¿Qué sabes de tener que caminar en medio de la gente con esta cosa horrible, sabiendo que te mirarán y susurrarán por lo bajo?—Eso no quita que seas una mujer herm…—¡No sigas! —cuando se dió cuenta, se había incorporado de la cama y enfrentaba a aquél hombre que quería y ahora odiaba a la vez. Sabía que él no tenía nada que ver, pe