Su atención se posó en la rubia que los contemplaba con seriedad. Violet se ruborizó al percatarse de que sus manos todavía reposaban en el pecho de Dominic, quien aunque se había separado de ella, no lo suficiente, quedando a escasos centímetros. Se alejó rápidamente, sintiendo sus mejillas arder y la incomodidad reflejada en su rostro.Por otro lado, Dominic también se sintió algo incómodo al ver que su novia había presenciado aquella escena, la cual podía malinterpretarse.—Sofía, no sabía que vendrías —se acercó a la nombrada y le dio un beso casto en los labios—. ¿Por qué no me avisaste?—¿Hay algún problema en no haberlo hecho? —inquirió la rubia, lanzando una rápida mirada a la joven que se había mantenido callada mientras lavaba los trastes.—Oh, no, claro que no. Solo que habría ido a buscarte. ¿Has conducido hasta aquí sola? —ella asintió, provocando una mirada de reprobación de su parte—. Recuerda lo que te dijo el médico...—Lo tengo presente, pero no puedo depender siempr
Desde lo sucedido, Violet había estado evitando a Dominic y a la rubia que había presenciado la escena unas horas antes. La vergüenza que había experimentado en aquel momento la llevaba a aislarse, y solo con recordarlo se ruborizaba. Había decidido pasar la mañana en su habitación, esquivando a los dos, sintiéndose incapaz de enfrentar a Dominic después de haber quedado embobada al ver su cuerpo ligero de ropa. Apenas había podido articular palabra en ese instante y se sentía incapaz de mirarle a los ojos.Los golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Se levantó de la cama y se acercó con cautela, como si del otro lado hubiera peligro. No entendía por qué actuaba de manera exagerada, pero ya había tenido suficiente drama desde su regreso a la ciudad. No quería ser la responsable de una posible ruptura en la relación de Dominic con la rubia. Por lo tanto, se mantendría al margen.Nerviosa, giró lentamente el pomo de la puerta y asomó la cabeza con cu
Sus ojos se abrieron lentamente al sentir la calidez en su mejilla. Su tía Olivia había permanecido a su lado toda la noche, preocupada de que algo malo le hubiera sucedido. Afortunadamente, su esposo y su sobrina se encontraban bien a pesar de haber sido agredidos por un grupo de hombres encapuchados. Sin embargo, Violet había estado inconsciente durante varias horas, lo que había aumentado la ansiedad de su tía.—¿Qué ha pasado? —inquirió en un hilo de voz apenas audible.—¡Por fin has despertado, cariño! —exclamó Olivia mientras la abrazaba—. Me tenías muy asustada. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele la cabeza? Si necesitas algo, puedo llamar al médico...—Madre, Violet ha despertado, por favor, no la agobies más —intervino Dominic, cuya presencia hizo que la joven se percatara de que también estaba en la habitación—. ¿Te encuentras bien?—S-sí, un poco mareada —respondió llevando las manos a su cabeza en un intento por estabilizarse.
El lugar estaba lo suficientemente alejado de la ciudad, apenas se podían apreciar los edificios desde la distancia. A pesar de su relativa lejanía, les tomó media hora llegar al sitio, y lo primero que llamó la atención fue el lago que se extendía hasta el horizonte. Violet se deleitó con la vista, impresionada por lo que veían sus ojos; un hermoso paisaje que nunca hubiera imaginado. ¿Cómo es posible que no hubiera descubierto este lugar antes? Pensó la joven, sin poder ocultar su admiración. —¿Dónde estamos? —preguntó, apartando la cabeza de la ventanilla y mirando a Dominic con ojos chispeantes de curiosidad. —No necesitas saberlo, es un secreto —la joven resopló en respuesta, provocando una sonrisa divertida en Dominic. —Si es un secreto, ¿por qué me has traído aquí? Él se encogió de hombros, buscando las palabras adecuadas para responder. No estaba seguro de por qué le mostraba ese lugar para descansar
Habían subido al auto en completo silencio, lo cual resultaba incómodo para la joven, acostumbrada a conversar mientras viajaba. Sin embargo, se obligó a morderse la lengua y a no emitir palabra alguna a menos que él lo hiciera primero. Dominic parecía sumergido en sus propios pensamientos y no parecía dispuesto a iniciar ninguna conversación.Violet tenía la leve sospecha de que, a pesar de la seriedad con la que había reaccionado al descubrirla con el frasco de antidepresivos, el humor de Dominic había experimentado un drástico cambio después de recibir una llamada. Se preguntaba quién podría haber sido el causante de su mal humor. ¿Acaso su novia tenía algo que ver con todo esto?Esperaba fervientemente que no fuera así, ya que no quería ser la responsable de ningún problema en la relación de la pareja.El silencio en el auto se volvía cada vez más pesado, como si la tensión entre ellos estuviera palpable en el aire. La joven no podía evitar sentir
La galería de los Hoffmann se preparaba para un nuevo proyecto que prometía ser ambicioso, aunque la realidad era que tomaría meses completarlo. Dominic, sumido en la vorágine de sus pensamientos, se había lanzado a la tarea con la esperanza de evitar cualquier contratiempo. La idea de su compromiso con Sofía aún flotaba en su mente como una nube pesada; él aún no había tomado la decisión de formalizar su relación, y aplazar el anuncio le otorgaba un respiro para reflexionar. Amaba a Sofía, sin duda, pero las diferencias entre ellos se hacían más evidentes con cada día que pasaba. La chispa que había encendido su romance parecía apagarse bajo las sombras de la desconfianza y la inseguridad que la joven proyectaba.Las inseguridades de Sofía eran como un eco constante en su vida, resonando a través de cada conversación. Quería controlar no solo lo que Dominic hacía, sino a quién frecuentaba. En su mente, cada amigo que se acercaba a él era un potencial enemigo, un rival que podría roba
Sentada frente a su ordenador, Violet miraba la pantalla con una intensidad que la hacía parecer una estatua, inmóvil y absorta en un mundo que giraba a su alrededor. Había pasado solo unos minutos, pero esos minutos se sentían como horas mientras su mente luchaba por procesar la increíble información que sus ojos habían captado. Aquella mañana, se había despertado al sentir los cálidos rayos del sol filtrándose por la ventana que había olvidado cerrar la noche anterior. Como cada día, revisó su correo con la esperanza de que, por fin, un mensaje importante iluminara su bandeja de entrada. Pero, como era habitual, solo encontró el vacío que la sumía en la incertidumbre y el temor al rechazo de una prestigiosa empresa. Sin embargo, esta vez fue diferente. Un destello de emoción atravesó su pecho al leer, por enésima vez, la frase que cambiaría su vida. “Su solicitud ha sido aprobada.” La incredulidad se apoderó de ella, y el tiempo pareció detenerse mientras la realidad se asentab
—Nada importante, amor. No te preocupes —respondió Demian besando la frente de su esposa para luego dirigirse a su hijo y murmurarle algo que ellas no alcanzaron a oír—. ¿Puedes hacerlo? —Sí, descuida —asintió Dominic sin mucho ánimo. Olivia los observó con intriga, pero no preguntó al respecto deduciendo que se trataba de trabajo. En cambio, le contó a su marido del logro de Violet y este la felicitó por ello. —Estaba pensando que deberíamos cenar en familia para celebrar, ¿qué les parece? —la sugerencia de Olivia no resultaba del todo mala para los tres, sin embargo, su esposo estaría ocupado esa noche y Dominic debía viajar para unos negocios que su padre no podía atender en persona. —Pero estaría bien dejar la cena para otra ocasión, y así celebrar esa gran noticia —dijo Demian mirando a la joven con orgullo. —De acuerdo —aceptó resignada su esposa—. ¿Y a qué se debe este viaje de negocios tan repentino? —Uno de los clientes se ha enfermado y debe viajar el viernes a Franc