En la finca Quintas del Arroyo.Silvia y Juan caminaban juntos. En el camino, ella estaba muy atenta a las cámaras de seguridad, y efectivamente eran tal como las había descrito Juan.Llegaron a un lugar tranquilo y desierto, donde Silvia se agachó: —Juan, mamá tiene algo que quiere decirte.—Ok.—
Julio frunció levemente el ceño. —¿No es esto lo que quieres?Aparte de eso, realmente no podía imaginar cuál era el propósito repentino de Silvia al regresar al país.Silvia se quedó estupefacta. Antes de que pudiera recuperarse, Julio continuó: —Después de tantos años, cualquier resentimiento qu
Julio apagó el cigarrillo en su mano.Pensó que, después de que Silvia saliera, lloraría y le gritaría, o tal vez, como antes, le daría una merecida cachetada. Pero no pasó nada de eso, ella estaba en ese momento muy tranquila.—Voy a dar un paseo.Silvia tenía la voz ronca, y después de decir eso,
Los dos caminaron directo hasta un restaurante cercano para cenar.Silvia no temía que los guardaespaldas le dijeran a Julio; ella y Luis eran completamente inocentes, entonces, ¿qué había que temer?Mientras tanto, Julio ya había recibido las fotos enviadas por los guardaespaldas que la seguían. Ap
En ese momento, a Julio no le importaba absolutamente nada.Silvia estaba muy conmocionada: —¡Eres un verdadero imbécil!Julio se rió: —Soy un imbécil, pero ¿no me amabas con profundidad?Silvia, oliendo el alcohol en su aliento, se dio cuenta en ese momento de que estaba borracho y haciendo escán
Al mediodía del día siguiente, Julio se despertó con un dolor de cabeza muy intenso. Instintivamente miró a su lado, pero Silvia no estaba allí. Se levantó de inmediato, muy apresurado apartando las mantas.En el piso de abajo, Silvia estaba trabajando diligentemente en la modificación de una nueva
Viviana sintió que algo no estaba bien y llamó de inmediato a la maestra de Oscar.—Hola, señorita, ¿puede poner a Oscar al teléfono?—Ah, es la mamá de Oscar. Hace un breve momento vino el papá de Oscar y se lo llevó —le dijo la maestra.¿Papá...? ¿Julio?¡Qué tontería era esta! Julio ni siquiera
David llevó al evidentemente no preocupado Oscar directo hacia la villa.—Señor, si realmente eres mi papá, ¿no sientes vergüenza? —le dijo Oscar con una sonrisa irónica.David en ese instante detuvo sus pasos.—¿Qué quieres decir?—Mi mamá me ha criado sola y nunca me ha golpeado. Y tú, apenas me e