En la cafetería.Silvia se levantó y se acercó a Natalia. Luego, bajó la voz y le dijo lentamente al oído:—¿No dijiste que había cambiado? ¿Cómo puedes seguir pensando que seré engañada vilmente como antes? Te digo, antes no era ajena a tus tácticas de bajo nivel, simplemente eso no me importaba. P
En la villa Oasis.Cuando Silvia regresó, Julio aún no se había ido a descansar. Vestía una pijama oscura, sentado cómodamente en el sofá, con una mirada sombría fija en ella.—¿Te divertiste hoy?—Más o menos —respondió Silvia.Julio se puso de pie, con su imponente figura bloqueando gran parte de
—Jamás he dado una orden así —le dijo Julio con gran frialdad.Pero Marina aún se negaba a irse. Cuando los guardaespaldas se acercaron, ella de inmediato agarró la mesa a su lado con fuerza.—Señor Ferrer, las personas que me golpearon me dijeron que lo había ofendido al no reconocer mi lugar. Le r
Silvia salió de la habitación con sandalias y se dio cuenta al instante de que Julio aún no había regresado.—¿A qué horas?—Quedamos a las 10 de la mañana —respondió Viviana.—Bien, voy para allá ahora mismo.Silvia colgó muy ansiosa el teléfono y después de pensarlo por un momento, decidió enviar
Silvia llegó muy temprano a la casa de Viviana. Después de desayunar juntas, esperaron a que Natalia viniera a disculparse.—Silvia, ¿cómo es que Natalia de repente quiere disculparse? —Viviana estaba un poco confundida al respecto.Hacía unos cuantos días, Natalia estaba gastando dinero para contro
Natalia luego tomó su teléfono y envió la dirección del lugar a Mateo.Dentro de la villa, Viviana sacó una cámara oculta. —Silvia, de verdad eres la mejor. Sabiendo que ella no se disculpará públicamente, logramos grabar el video de su disculpa.Después de decir eso, Viviana abrió de inmediato el
La sorpresa se reflejó en los rostros de todos. Julio nunca había abandonado una reunión a la mitad. Ante las miradas suplicantes de todos, Adrian lo siguió a regañadientes.—Señor.Julio le indicó seriamente que se callara, luego tomó su teléfono, listo para llamar a Silvia. Pero cuando estaba a p
Después de más de media hora, Silvia y Luis finalmente llegaron a la villa de Viviana. Antes de que pudieran abrir la puerta, escucharon varias voces desde adentro.—Ve despacio, queremos darle una sorpresa a tu mamá. Coloca el pastel aquí, y aquí...Silvia no pudo evitar sonreír. Esos dos, le había