Me siento feliz, feliz de lo que he hecho, feliz de mis decisiones, feliz de quién me acompaña.Kim, ha hecho y sigue haciendo de mi vida algo maravilloso, de hecho, algo realmente maravilloso. No mentí cuando le dije que la amaba. La amo, se ha convertido en algo muy importante para mí, se ha convertido en la mujer que quiero para darle luz y pureza a mi vida de mierda. Haré lo que sea por hacerla feliz y por protegerla. Creí que jamás me iba a enamorar, pero parece que Erik tiene sentimientos, tengo sentimientos.—Señor, Sharon ha llegado —la voz de uno de mis hombres me saca de mis pensamientos.—¡Que pase!Escucho tacones aproximarse y luego la puerta es abierta.He llamado a Sharon para que me ayude con la fiesta para Kimberly. Ella la conoce y es su amiga así que es de mucha ayuda. No esperaba su visita ayer, pero de todas maneras ella me ayudará.—Estoy a tu disposición, ErikLa rubia se sienta en el sillón frente a mi escritorio y luego cruza las piernas haciendo que se vea pa
Todo salió a la perfección. Le mandamos el anónimo a Erik y él enloqueció. Además que hice muy buena actuación. Sabía que la idea era magnífica en cuanto la escuché, al fin y al cabo, Bridgit no es tan tonta como pensé.Erik decidió atacar desde ya para no arruinar mi cumpleaños. Hemos ideado un plan para acabar a esos desgraciados de una vez por todas y que ya no hallan más cabos sueltos.Pero ahora me estoy dirigiendo en la camioneta de Erik hacia la casa de Tania. Hemos decidido explicarle el asunto juntos.Llegamos a su vecindario de lujo. Estacionamos la camioneta polarizada frente a su casa y bajamos de ella con mucha cautela.Los guardaespaldas aguardan a distancia en otra camioneta—¿Segura que nos está esperando? —Erik pregunta mientras toca el timbre.—Por supuesto. Hablé con ella esta mañana.Mientras me arreglo la ropa y el cabello, la puerta es abierta. Nos recibe Tania, está en pijama y su cabello está algo desordenado.—¡Vaya! Kim, no sabía que... Él iba a venir —es lo
Jamás había estado tan emocionada por ver morir a una persona, de hecho, jamás me había sentido así. Estos últimos meses he cambiado drásticamente y siendo sincera, me gusta mi nueva yo. Es más extrovertida y sexi y soy capaz de cosas que jamás se me hubiera pasado por la cabeza para hacer.Mi reflejo en el espejo se ve preparado, listo y feliz porque siento que será un buen día. Le sonrío fríamente.—¿Estás lista, Kimberly? —la voz de Ramírez me saca de mi ensoñación.—Sí, pasa.Él abre la puerta mientras termino de atarme el cabello en una coleta alta.—Erik te mandó a buscar. Ya todos estamos listos.Me doy la vuelta, pues le daba la espalda y le sonrío.—Gracias, ya bajo.Ramírez me mira de pie a cabeza, sin ser lascivo claro, y niega con ella.—¿No crees que es un poco... Raro tu atuendo? ¡Kim, vas a matar a alguien! ¡No puedes ir en tacones!Me reviso mi vestimenta rápidamente; llevo una básica que se ajusta a mí cuerpo, sobre ella está un chaleco antibalas y una chaqueta en cue
No puedo creerlo, al fin es mi cumpleaños, al fin tengo dieciocho. Es algo que anhelaba con muchas ansias, es una edad decisiva. Aún no soy mayor de edad, pero es una etapa que me encanta.Me remuevo entre los brazos de Erik que me aferran a él con bastante fuerza. Lo primero que hizo al llegar, luego de la agobiante batalla, fue desnudarme e irnos a la ducha. Allí tuvimos sexo, luego en la cama hasta quedar rendidos ante la noche y el cansancio.—¿A dónde vas? —susurra en un gruñido.—A darme una ducha. No puedo estar sucia el día de mi cumpleaños —él ríe y besa mi coronilla.Jamás había hecho algo así. Ha cambiado mucho.—Está bien, tú ganas —me libera de sus brazos. Intento levantarme, pero me vuelve a atrapar.—¿Crees que no te voy a felicitar? —le sonrío y luego de una vuelta estoy sobre él. Piel con piel—. Feliz cumpleaños, mi Kim.—Gracias, Erik.Toma mi rostro y lo lleva hasta el suyo. Me da un beso, lento y delicioso. Se toma su tiempo y eso me agrada.—Te amo, te amo con tod
Me miro frente al espejo y no logro creer cómo me veo. Es impresionante cómo he cambiado, tanto física como mentalmente. Siento que he logrado todo lo que me he propuesto y lo seguiré haciendo porque no pienso volver a la vida que tenía antes.Una vida donde era una total estúpida y no sabía lo que me estaba perdiendo acá afuera. Una vida llena de pobreza y dificultades. Una vida que no quiero nunca más y nunca más tendré.Lo único que me queda de aquella vida es el recuerdo de unos padres maravillosos. Unos que me amaban y hubieran dado la vida por mí. Y la dieron...Me da un poco de gracia recordar la primera vez que me vi frente a un espejo y me sentí de esta manera. Justo detrás de mí, estaba Sharon, susurrándome al oído cuán afortunada era por ser tan bonita y que tenía todo lo necesario para salir adelante y huir de esa vida de pobreza que tenía. Eso es lo único que le agradezco a esa perra, porque me abrió los ojos y me enseñó a jugar con mis atributos, los únicos que me han ay
No puedo escuchar nada más. Veo a todas las personas sonreír y soy el único que no lo hace, solo veo a Kimberly que no sabe qué hacer. Obvio dirá que no, tiene que hacerlo.—Acepto.El estruendo que hace la copa al deslizarse por mi mano para luego caer al piso es callada por todos los aplausos y chillidos de toda esta puta gente.No deja de verla a los ojos mientras aprieto mis puños. Ella tiene los suyos empapados de lágrimas que luego de un suspiro hace desaparecer, luego me da una mirada seria y recibe el anillo con gusto.Todo a mí alrededor se desmorona, veo a Esteban, mi hombre de confianza hablarme pero no logro procesar qué dice.Una estúpida lágrima se escapa al verlos abrazados y dichosos. Rápidamente la limpio pues no dejaré que esa puta me vea llorar. Eso es lo que es, sólo una simple puta.—Dame el arma Esteban —digo entre dientes.—Pero señor...—¡Dame la puta arma! —espeto.Cuando la voy a recibir alguien me zarandea, al voltearme veo que es Bridgit.—Suelta eso, Chris
Levanto mi velo frente al espejo y respiro profundo por segunda vez. Estoy lista, lista para casarme con Erik, el hombre de mi vida, el hombre que necesito.—Te ves realmente hermosa —veo a Tania a través del espejo y le sonrío.—Muchas gracias. Estoy nerviosa —mis manos están temblando.—Debes estar tranquila. ¿Te gustaría que tus padres estuvieran aquí?Su pregunta me cae de sorpresa, pero eso no me impide conocer la respuesta enseguida. No, no querría que estuvieran aquí. Sé que no les gustaría con quién me caso y mucho menos en lo que me he convertido, así que no.—Sí, por supuesto que sí —miento y ella se lo cree.—Descuida, sé que te están cuidando desde el cielo.Mis ojos empiezan a picar y se me instala un familiar nudo en la garganta. El dolor de haberlos perdido vuelve así que debo sentarme para calmarme.—Déjame sola un momento, Tania —susurro, ella niega con la cabeza.—No, no puedo dejarte así además ya debes salir.—Sólo un minuto, espera afuera un minuto —ella asiente r
La calidez del lugar la despertó. Estaba sola en la enorme habitación donde el sol se calaba por la enorme ventana con vista al mar.Se levantó mientras se enredaba en las sabanas para ocultar su cuerpo desnudo y se acercó al ventanal. Pudo observar a su marido desayunar tranquilamente en la playa rodeado de hombres con armas. En ese mismo instante quiso hacerle compañía, pues no le gusta la soledad ya que la llevaría a pensar en quién no debe y, por ende, a sentirse verdaderamente mal de lo que está haciendo.Rápidamente se metió a la ducha y al salir se colocó el mejor bikini que traía consigo y salió de la habitación. Al pasar por la cocina vio a una mujer que ayer no estaba allí. Tenía un aspecto distinto y preparaba algo.—¿Tú quién eres? —preguntó de la mala manera y con la cabeza erguida. Quería demostrar que es la dueña y señora.—Soy Emma, para servirle señorita —le dio un asentimiento de cabeza y salió.En puntillas y sintiendo la arena bajo sus pies, se acercó a Erik, el cu