—Por cierto, mi verdadero nombre es Arturo —estira la mano en mi dirección.
La tomo por educación y le regalo una sutil sonrisa.
—Soy Anelys…
Mi voz se ve amortiguada con el ruido de los pasos que se acercan de nuevo a nosotros. Un tipo enorme y calvo, lleno de tatuajes y con un arma en mano, le apunta a Arturo y este no palidece como yo.
—Tú, te solicitan, deja de jugar al doctor bueno, que sabemos que eres el hermano menor de los Yakuza —dice abriendo las rejas.
Giro con sorpresa.
—¿Eres mafioso?
—Algo a
LENINIntento mantener la cabeza fría mientras mi hermano me asesina con la mirada, y esta vez temo que tiene razón en estar enfadado, hice lo que nunca, bajé mi guardia, me confíe y no estuve al tanto de mis obligaciones, dejé de lado la puta presidencia por estar al pendiente de Anelys, derrumbé todas las barreras que nos separaban solo por mi estúpido deseo por follarla, me dejé cegar por su fiereza y fui débil, merecía esto y más.No solo la presidencia se estaba escurriendo de mis manos, sino, uno de los planes de mi familia, de mi padre, les había fallado y eso era lo que me tenía en este estado, ya tenía mis sospechas, y era obvio que detrás de todo esto estaba Luis, hace mucho tiempo que sus acciones me dejar
Lo sé, para su mala suerte está fichada, no tiene escapatoria y no debe importarme su inútil vida, pero los niveles de molestia recorren mi cuerpo, si está con ellos la mato yo, pero si decide no estar de su lado ellos la matan, de cualquier manera ya tiene la marca de la parca en su frente, solo le queda saber jugar bien sus fichas.—Si juega mal, yo mismo la mato, nadie se mete —demando y mi hermano asiente en silencio.—Hemos llegado.Suelto un suspiro, la fortaleza Hoffman era enorme, tan hermosa como tenebrosa por las noches, toda estaba protegida y cubierta por una seguridad exagerada pero precavida, incluso teníamos cámaras de seguridad colocadas en lugares estratégicos sobre los árboles, lo que nos daba u
—Bajaste la guardia por un par de piernas bonitas y sonrisa de muñeca, pequeño y… ¿cuál es la regla secundaria de nuestra familia? —suelta otro latigazo, esta vez con más furia, el dolor me hace agachar la cabeza y sonrío, porque cada uno de estos golpes, Luis me las pagará y sufrirá el triple.—La mujeres solo son un adorno, solo sirven para darnos herederos y el único sentimiento que se nos es permitido sentir, es el amor por nuestros hijos y por la familia, ellos son primero —recito lo que se me fue enseñado a los cuatro años.—El país de los Estados Unidos te cree perdido, pero sé de buena fuente, que el vicepresidente Luis Voworth tiene planeado subir al poder, y no está solo, Albert Sotonel est&aac
No tengo idea de dónde me encuentro, todo me parece una maldita pesadilla, siento que vivo en un mundo paralelo, y desde que vi y escuché la noticia de que Lenin está supuestamente desaparecido, la sensación de que alguien me vigila, me estremece y me hace querer salir corriendo sin ninguna dirección, solo quiero regresar al pasado, ese en el que solo éramos mi padre y yo contra el mundo.Mi cabeza no deja de girar, y es que desde que desperté en un avión y luego de que me aseguraran estar de vuelta en los Estados Unidos, hago todo lo posible por no caer en pánico, no me han tratado mal, no, pero tampoco como a una princesa, solo sé que estoy en una especie de fortaleza enorme, rodeada de un bosque frondoso, es de noche y no he probado ni alimento y mucho menos líquido.
—No hay mucho que entender, niña estúpida, porque tengas la edad que tengas, sigues siendo un maldito estorbo, me enamoré de tu madre, salimos juntos en el pasado, pero luego tu padre apareció y se metió en su sistema como un maldito virus, quise, no, de verdad intenté olvidarla, pero luego pasaron los encuentros, se embarazó, te tuvo y comencé mi plan de venganza —sonríe maliciosamente—. Lo demás es historia, ¿sabes lo que me costó matar a tu padre lentamente? La noche en la que murió… sí, fui yo, y ahora…Me apunta con más ímpetu con el arma, obligándome a colocarme más al centro dentro enorme plástico.—Creo que es momento de reunirte con tu padre, pequeña ba
LENINSiento que todo mi cuerpo arde, como si estuviera en partirme en mil pedazos que luego se convertirían en partículas, muevo el cuello estresado, el saco de boxeo que golpeo no me quita esta ansiedad, estoy ardido, furioso, quiero venganza, quiero la sangre de mis enemigos deslizándose por mis manos. Las imágenes de Anelys, de esa chica… joder, la odiaba por no reconocerme, por ser tan irritable, sacaba lo peor de mí y ya me había cansado de jugar al que no la conoce.Me gustaba perseguir a mis presas, me encantaba, y ella era una desde los siete años, porque sí, Anelys y yo teníamos mucha historia, claro que sí, pero ahora me había traicionado, eligiendo el bando equivocado. Quise convencerme de que ella era diferente, que su sangr
Presente—Fueron buenos tiempos ¿no te parece? La verdad no me imagino lo que fue para ti tener que estar al lado de un monstruo que en cualquier momento te puede atacar —sus palabras contienen ese filo que puede cortar a cualquiera, menos a mí.—Éramos unos niños.—Éramos y somos asesinos, eso es distinto, como sea, creo que tengo la idea perfecta para que saques toda la adrenalina de tu sistema, luego hay algo que te quiero mostrar —canturrea, luego silba y sale esperando que lo siga como perra.Y bien, eso es lo que hago, ha despertado mi curiosidad y ahora tiene que atenerse a las consecuencias. Caminamos en silencio hasta que me doy cuenta
No digo nada más, pero paso a su lado odiando que siga metiéndose en mi cabeza, Isac era un desgraciado que sabía cómo meterse en tu mente y hacerte dudar de cosas. Cuando entro, veo que al final me está esperando el cuadrilátero, los hombres de mi padre suelen entrenar aquí, jugar y divertirse apostando, las peleas, el golpear a alguien siempre saca la adrenalina atorada en las venas, y eso era de lo que estaba lleno yo.Ese era el ring en el que mi padre nos enseñó a luchar, en donde los golpes dejaron de doler con el tiempo y se convirtieron en un arma que nos gustaba sostener, jamás nos puso a pelear entre hermanos, pero asistíamos de igual manera y en secreto le enseñaba a Isac lo que yo aprendía pro ser mayor, pero para ser honestos, no es du fuerte. Tomo un par de vendas y enrollo mis manos.