No puedo dejar de ver como Isac se mantiene tan relajado cuando de lejos puedo sentir la mirada penetrante y asesina de Lenin, luego del estúpido beso que minutos más tarde me confirmó que era solo para cabrear a los presentes, me arrastró prácticamente hacia una de las mesas en las que sin duda alguna, quedaba a la vista de su hermano.
Ni siquiera me pidió ordenar por mi cuenta, él lo ha pedido todo, me remuevo inquieta por lo que puede pasar, sé que Lenin no hará un escándalo, ya que quedaría mal como presidente que es, afuera hay periodistas e incluso puede que se las arreglen para tomar fotografías sin que nos demos cuenta, y por último pero no menos importante, que la única razón fuerte por la que puede estar cabreado es porque su hermano menor le ha quitado el juguete.
Llego a mi habitación y me tomó un minuto para asimilar todo el revuelo que había pasado en tan solo un par de horas, sin entender el por qué de la reacción de Lenin, es decir, él ya me dejó claro que solo soy un coño, y yo tenía que sacarlo de mi sistema antes de siquiera dejar que se metiera en mi sistema un poco más. Pasan las horas y tras una siesta, cuando abro los ojos me doy cuenta que son las nueve de la noche, una ráfaga de viento choca contra mi espalda helando mi piel y erizándome, giro y noto desde la oscuridad, que la ventana está abierta, hago memoria intentando recordar si se debe a un descuido mío, me pongo se pie, me asomo viendo la enorme ciudad y cierro, enciendo solo las dos lámparas y comienzo a quitarme la ropa para darme una ducha, no reviso mi móvil, necesitaba un momento para respirar lejos de los proble
Para cuando llegamos, uno de los tipos con pasamontañas, me lanza a una especie de cuarto oscuro en el que solo se filtra la luz de la luna por una de las ventanas de arriba, cierran las rejas con llave y creo que me voy a desangrar, la pierna me duele y el torniquete que me hicieron no ayuda mucho, nunca había tenido una herida de este tipo, pero sí sabía que si no me llevaban al hospital o por lo menos me trataban la herida, se podía infectar y eso no me tiene tirando confeti por todos lados.Los tipos que irrumpieron en mi habitación nos llevaron a rastras hacia una camioneta negra blindada, en la que por la ventanilla pude observar como Isac quiso correr en nuestra dirección pero uno de los hombres saco una granada, provocando un enorme estallido que le obligó a detener el paso. Sabían el nombre de Lenin, y por el tono en
—Por cierto, mi verdadero nombre es Arturo —estira la mano en mi dirección.La tomo por educación y le regalo una sutil sonrisa.—Soy Anelys…Mi voz se ve amortiguada con el ruido de los pasos que se acercan de nuevo a nosotros. Un tipo enorme y calvo, lleno de tatuajes y con un arma en mano, le apunta a Arturo y este no palidece como yo.—Tú, te solicitan, deja de jugar al doctor bueno, que sabemos que eres el hermano menor de los Yakuza —dice abriendo las rejas.Giro con sorpresa.—¿Eres mafioso?—Algo a
LENINIntento mantener la cabeza fría mientras mi hermano me asesina con la mirada, y esta vez temo que tiene razón en estar enfadado, hice lo que nunca, bajé mi guardia, me confíe y no estuve al tanto de mis obligaciones, dejé de lado la puta presidencia por estar al pendiente de Anelys, derrumbé todas las barreras que nos separaban solo por mi estúpido deseo por follarla, me dejé cegar por su fiereza y fui débil, merecía esto y más.No solo la presidencia se estaba escurriendo de mis manos, sino, uno de los planes de mi familia, de mi padre, les había fallado y eso era lo que me tenía en este estado, ya tenía mis sospechas, y era obvio que detrás de todo esto estaba Luis, hace mucho tiempo que sus acciones me dejar
Lo sé, para su mala suerte está fichada, no tiene escapatoria y no debe importarme su inútil vida, pero los niveles de molestia recorren mi cuerpo, si está con ellos la mato yo, pero si decide no estar de su lado ellos la matan, de cualquier manera ya tiene la marca de la parca en su frente, solo le queda saber jugar bien sus fichas.—Si juega mal, yo mismo la mato, nadie se mete —demando y mi hermano asiente en silencio.—Hemos llegado.Suelto un suspiro, la fortaleza Hoffman era enorme, tan hermosa como tenebrosa por las noches, toda estaba protegida y cubierta por una seguridad exagerada pero precavida, incluso teníamos cámaras de seguridad colocadas en lugares estratégicos sobre los árboles, lo que nos daba u
—Bajaste la guardia por un par de piernas bonitas y sonrisa de muñeca, pequeño y… ¿cuál es la regla secundaria de nuestra familia? —suelta otro latigazo, esta vez con más furia, el dolor me hace agachar la cabeza y sonrío, porque cada uno de estos golpes, Luis me las pagará y sufrirá el triple.—La mujeres solo son un adorno, solo sirven para darnos herederos y el único sentimiento que se nos es permitido sentir, es el amor por nuestros hijos y por la familia, ellos son primero —recito lo que se me fue enseñado a los cuatro años.—El país de los Estados Unidos te cree perdido, pero sé de buena fuente, que el vicepresidente Luis Voworth tiene planeado subir al poder, y no está solo, Albert Sotonel est&aac
No tengo idea de dónde me encuentro, todo me parece una maldita pesadilla, siento que vivo en un mundo paralelo, y desde que vi y escuché la noticia de que Lenin está supuestamente desaparecido, la sensación de que alguien me vigila, me estremece y me hace querer salir corriendo sin ninguna dirección, solo quiero regresar al pasado, ese en el que solo éramos mi padre y yo contra el mundo.Mi cabeza no deja de girar, y es que desde que desperté en un avión y luego de que me aseguraran estar de vuelta en los Estados Unidos, hago todo lo posible por no caer en pánico, no me han tratado mal, no, pero tampoco como a una princesa, solo sé que estoy en una especie de fortaleza enorme, rodeada de un bosque frondoso, es de noche y no he probado ni alimento y mucho menos líquido.
—No hay mucho que entender, niña estúpida, porque tengas la edad que tengas, sigues siendo un maldito estorbo, me enamoré de tu madre, salimos juntos en el pasado, pero luego tu padre apareció y se metió en su sistema como un maldito virus, quise, no, de verdad intenté olvidarla, pero luego pasaron los encuentros, se embarazó, te tuvo y comencé mi plan de venganza —sonríe maliciosamente—. Lo demás es historia, ¿sabes lo que me costó matar a tu padre lentamente? La noche en la que murió… sí, fui yo, y ahora…Me apunta con más ímpetu con el arma, obligándome a colocarme más al centro dentro enorme plástico.—Creo que es momento de reunirte con tu padre, pequeña ba