—¡Tiene un gran talento! ¿Cómo es posible que haya abofeteado tan fuerte hasta matar al más poderoso de la familia Pérez?

Yasmina sostenía con delicadeza una copa de vino tinto en una mano y acariciaba a su mascota con la otra, con una amplia sonrisa en los labios.

—Este Lorenzo en realidad, siempre me sorprende.

Ramiro estaba empapado en un sudor muy frío.

—Señorita, esto no es algo normal en lo absoluto. ¡Abofetear hasta matar a un gran maestro con un par de bofetadas! ¡Eso sería en verdad un gran revuelo en Jardinalia!

En Jardinalia, a diferencia del Norte, la influencia marcial era menor. En todas las provincias y ciudades del país, el número de grandes maestros marciales aquí era realmente muy bajo. Un gran maestro ya podía ser una figura dominante y muy destacada. Mucho menos un joven como Lorenzo, que apenas tenía veinte años, y que mató a un gran maestro de esa manera.

Yasmina balanceó con sutileza su copa de cristal con calma y le dijo:

—Si no me equivoco tal vez, él de