Capítulo380
En un instante, todos los taxis se desintegraron por completo, ¡hechos totalmente añicos!

—¡Nuestro coche!

—¡Maldito bastardo! ¡Ha destrozado el coche!

De repente, los ojos de todos se tiñeron de rojo, todos ellos estaban llenos por completo de una ira incontenible. El conductor, aún más furioso, le gritó con fuerza a Lorenzo:

—¿Qué demonios te pasa maldito engendro? ¡Te dije que nos dieras el dinero, no que destrozaras el coche!

—A mí me agrada el intercambio justo. Si tengo que darte dinero, es justo que pagues un alto precio, ¿no crees? —le dijo Lorenzo con sarcasmo.

Al lado, Lidia se llevó un buen susto. No se imaginaba siquiera que, después de tanto tiempo sin ver a su hermano, él hubiera cambiado tanto. Cuando se disgustaba, era más temible que esos matones y pandilleros.

El conductor, rechinando los dientes con rabia, le dijo:

—¡Esos coches valen mucho más que setecientos! Además, tendrás que pagar una compensación a la compañía de taxis. ¡Será al menos unos miles!

—Solo te daré
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