Joseph y su hermana fueron a llevarle la comida a Jeremith Rey. Cuando abrieron la puerta él no estaba encadenado cerca de la cama como debía.
—¡¿Dónde está?! —El omega se puso alerta con su pistola, de pronto un gran lobo de color blanco y ojos plata se abalanzó contra el muchacho y mordió la mano donde tenía el arma, la joven gritó espavorida y el lobo corrió por todo el complejo de la bodega y tomó las escaleras de la salida. Tenía pensado escapar.
Jeremith rey se llevó la sorpresa que en la casa no había por donde salir, todo estaba trancado por fuera y bien asegurado. El lobo recorrió buscado una ventana, pero todo había sido preparado precisamente para evitar que él pudiera escapar. Ello le causó desespero y comenzó a moverse de aquí allá buscado algún modo de salir.
—No hay por dónde escapar.
Dijo la joven con su voz dócil y amble—. Nosotros también somos prisioneros de su tío. —Ella tenía la ropa de Jeremith en la mano y la puso sobre la mesa.
Jeremith miró a Rous con una expresión de triunfo.—Te dije que lo descubriría.—¡Felicitaciones! has ganado.—Si he ganado, porque ahora podré quitarlo del medio, ya no habrá quien estorbe entre mi mujer y yo.—¿Cómo? ¿Matándolo? ¿Harás las cosas como se hacían siglos atrás y mancharás el nombre de tu familia matando a uno de sus miembros? Ya puedo imaginarme a todos diciéndole que por una omega mataste a tu primo.—Como si te importara lo que hablan los demás. —Elisa intervino.—¿Acaso no la vas a arrestar por adúltera?—¡Cállate hermana! —Miró a todos—. ¡Váyanse! quiero estar solo con mi esposa.—¿Qué piensas hacer conmigo ahora? creí que también me mandarías a ar
Reina confrontó a Rous y le dijo:—¿Por qué le mentiste a Jeremith diciéndole que Gabriel es el otro?—No le mentí.—Conozco a Enma y sé que ninguno de sus ojos puede soportar una mentira a expensas de que otro pague por su culpa. Estoy segura que Alan no lo va a hacer.—Usted llegó a esta casa a sumar más problemas a mi vida de los que ya tengo, debería largarse, con vera y Elisa me es suficiente.—Llegué a esta casa creyendo que conseguiría a mi hijo casado con un adulce y buena mujer, no con una traidora que sedujo a mi sobrino porque no sabe mantenerse tranquila.—Usted no sabe nada, no conoce a nadie en esta familia, eso incluye a su hijo; hasta donde sé solo conoce al otro, al que crió; pero no sabe quién es Jeremith Reymond y menos aún conoce las cosas que me hizo para que yo aprend
Alan llegó a la mansión y buscó a Rous que había salido con la niña y Antonia al jardín.—¿Por qué mentiste diciendo que es Gabriel? Eso no es correcto Rous.—Lo hice porque él le iba a decir la verdad a Jeremith.—¿Crees que él no descubrirá que no es Gabriel?—Sé que Jeremith lo sabrá, pero antes pienso hablar con Frederick para que él convenza a su hijo de no decir nada.—¿Y cómo crees que mi tío te va a hacer caso después que su hijo está encerrado por una calumnia tuya.—Me voy a retractar, diré la verdad y Gabriel saldrá libre; él quiere esa fortuna, los documentos que yo firmé son legales, no dejaré que Jeremith se la quite, así él callará.—De todos modos eso está mal.—Lo
En la manada se acostumbraba que en los casos en que se acusaba a dos o más sujetos por el mismo delito, a estos se les encerraba en la misma celda, allí debían esperar a compadecer ante el juez que tomara el caso.Alan y Rous fueron llevados no a la jefatura, sino a una antigua cárcel fuera de la ciudad, con planes de encerrarlos en una mazmorra como el Alfa lo había ordenado.Primero los llevaron a una fría habitación, allí solo había un par de sillas y una vieja mesa de madera. Esta era una sala de interrogatorio.A Alan lo ataron de pies y manos a unas cadenas en la pared. A Rous la sentaron en una silla y la sujetaron con las manos atrás para que ella no pudiera levantarse. Luego entre dos guardianes del Alfa le dieron a Alan una fuerte golpiza sin que él pudiera defenderse. Rous con cada golpe que él recibía gritaba desesperada por auxilio, como s
Los planes de Frederick de liberar a su hijo chantajeando al Alfa le salieron mal, su sobrino resaltó ser un hueso duro de roer. Él temía que Jeremith fuera a matar a Gabriel, pues desde chicos siempre se habían odiado, y ahora él era un hombre poderoso que solo debía mover un dedo si quería matar a su hijo, por lo tanto pensó que debía hacer algo urgente para mantenerlo a salvo; entonces pensó en algo aún más extremo, y con ello se aseguraría de dejar libre a Gabriel.Pensado se dijo así mismo:“Jeremith Rey, por supuesto, él puede hacerse pasar por el Alfa y ordenar la liberación de mi hijo. Pero antes debo buscar la manera de convencerlo de venir aquí sin que se ponga en mi contra.”Frederick ideó un nuevo plan, y decidió secuestras a Jeremith. Regresó a la habitación del Alfa, Jeremith le dijo
Malcom llevó a un estilista que arreglo el cabello y barba de Jeremith Rey igual que su hermano. Después él se puso el traje que Frederick le entregó, encima se puso la capa del alfa y la insignia en una de las solapas.Jeremith Rey fue a despedirse de su madre.—Dejanos solos. —Le dijo en tono imperante a Malcom.—Está bien, lo espero arriba para llevarlo a la camioneta.Cuando estaban solos se abrazaron. Ella le dijo:—Ten cuidado hijo, tu tío ha demostrado que puede ser muy peligroso.—Lo sé mamá. Pero aun no logro asimilar todo lo que él me ha dicho de mi esposa, ¿De verdad Rous y Jeremith tienen una hija?—Sí, Rous y todos los demás creen que Jeremith es su esposo.—¡Y lo de Alan... no comprendo!—Tu hermano la hizo pasar por muchas humillaciones y la abandonó
Con Malcom de su parte, a Jeremith Rey se le facilitaron un poco las cosas. Ahora su madre estaba libre, aunque había una montaña de problemas que debía intentar resolver. Habló con Reina por teléfono y se cercioró que ella estuviera bien, en poco tiempo llegaría a Chicago.Los Remington estaban enojados con el Alfa por lo que le habían hecho a Alan, y más aún odiaban a Rous porque ella era la causante de tal desgracia.Rous se quedó dormida después que le administraron tranquilizantes, pero no pasó mucho tiempo cuando despertó y se sentó de golpe. Por algunos segundos no recordó nada, pero de pronto todo llegó a su mente, recordó cuando llegó a la clínica."Alan, ¿qué habrá sucedido Alan?"Se arrancó el yelco y se bajó de la cama. Después se acercó al ventanal
Jeremith se detuvo y volteó a mirarlo. —¿Quién diablos te crees para venir a mi mansión a darme órdenes? Rous observó al otro que era idéntico a su esposo, pero no podía comprender qué sucedía. Jeremith la bajó. —El que seas el Alfa no significa que tienes derecho sobre mi esposa. —Rous lo miró con detenimiento, Jeremith Rey le dijo: —¡Apártate de él! —Rous estaba paralizada. Jeremith la garró con fuerza. —No la apartaras de mí, ella es mía. —¡Es mi esposa! Te prohíbo tocarla. —Demuéstralo. —Ya sé que mandaste a quemar el libro para quedarte con ella, pero si vamos al templo quedará demostrado que yo soy su mate. Rous estaba atónita y no le quitaba los ojos de encima a Jeremith Rey. Observó con detalle cada parte de su cuerpo que podía apreciar, sus manos, su cuello. Sintió que un escalofrió la invadió; ese era su verdadero esposo, todo ese tiempo estuvo bajo una engaño. Jeremith se puso furioso y emitió