El matrimonio entre Gery y Guillermo no había cambiado su relación en gran medida. Antes de la boda se trataban con cariño, respeto y además sentían mil emociones al estar juntos, todo eso se mantuvo. Al cabo de pocas semanas Gery dejó de temer y pensar que tendría un nuevo divorcio siendo aún joven. Había perdido por completo la fe en el matrimonio después de haber fracasado pero finalmente acabó recuperandola y eso era sencillamente genial.

El sexo entre los dos era demasiado frecuente, como casi toda pareja recién casada y Guillermo seguía sin protegerse buscando el niño que los dos querían tener.

Él estaba atento hasta de las fechas de sus periodos y también levantando su ánimo cuando la menstruación llegaba. Gery comenzaba a pensar que no llegaría la maternidad y que acabaría en divorcio por eso.

Luego de que la pareja recién casada se entregara a la pasión, fue que Gery preguntó algo que le causaba inquietud. Confiaba en que su esposo le respondiera sin burlarse.

-¿Duele la