Gabriel.
Cierro los ojos pensando en Luna y siento como la energía del portal me atraviesa sincronizándose con mi energía, en tanto que mi mente piensa demás en ella con su bello rostro, esos enigmáticos ojos y esos labios que provocan… ¿Qué? ¡No!. Borro esos pensamientos peligrosos de súbito al sentir como la energía del portal me desintegra en partículas para transportarme donde deseo.
Y la veo…
Tiene los ojos muy abiertos y una expresión que no logro descifrar, parece debatirse entre el temor y la fascinación, mientras está sentada en el suelo con las rodillas pegadas a su pecho.
Yo me aterro al verla cubierta de sangre, sus ropas e incluso sus mejillas lucen de rojo carmesí, y mi primera reacción es pensar que está herida.
-¡Luna! ¡Luna! ¿Qué te p
Luna.Abro los ojos.Ese ha sido un sueño bastante extraño. Siempre tengo sueños como películas.Encima son de esos sueños de los cuáles no sé si he dormido 1 hora o 5 años seguidos.Siento el cuerpo pesado, y bostezo intentando sacudir la pereza que no me abandona.¿Cuánto dormí?Espera… ¿dónde estoy?Miro en todas direcciones y no reconozco este sitio.Estoy en una habitación que definitivamente no es la mía.Es más, esto es demasiado lujoso, como para ser de algún conocido mío.El pánico amenaza con apoderarse de mí, mientras intento recordar como acabé aquí.En ese momento se abre una puerta, y mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver a un hombre en toalla pasar como si tal cosa rumbo al armario, y cuando
Un hombre guapísimo está recostado a la pared y apenas me mira sonríe con malicia como si supiera algo que yo desconozco, lo cual no me extrañaría, desde esta mañana todos parecen saber cosas de mí que yo no sé. Sus ojos son de un verde tan intenso que parecen brillar tal cual una pieza de jade y su piel blanca parece perfecta sin ninguna marca o siquiera un rastro de barba. Un poco más alto que Gabriel sin duda aunque no tan musculoso, se ve de todas formas definido, envuelto en unos jeans que le quedan de infarto sería una bomba sensual si no fuese por la franela con el mensaje “Cojo Rico” con un muñeco con pinta de adinerado al que le falta una extremidad. Sólo puedo levantar mi ceja izquierda al ver semejante mensaje estampado intentando pensar de forma sana este evidente chiste de doble sentido, el cual no me molestaría descubrir si es cierto en alguien como él. Pasa su
Lo que temía se ha vuelto realidad. Y mientras permanezco en el suelo mirando un cielo enrojecido empiezo a ser consciente del patrón que existe cada vez que me encuentro con alguno de estos hombres.Me detengo en mi pensamiento analizando lo que me ha ocurrido hasta ahora.Cada vez que aparezco en un sitio extrañamente sobrenatural es resultado inmediato de algún beso recibido de alguno de ellos.El primero fue Chamuel, lo que pensé era un coqueteo inocente y un beso terminó conmigo inmersa en un bosque muerto, de las espinas o algo así, corriendo de lo que creí era un Chamuel convertido en vampiro.La segunda vez, después de una pesadilla ridículamente realista, aparecí en un desierto infernal y paseando por el interior de lo que según Gabriel era un laberinto viviente, todo, gracias a que él me besó.Y ahora la historia se repite, me ha besado Rafae
La repentina luz blanca me deja momentáneamente cegada, mientras intento enfocar y reconocer dónde estoy. No es un sitio que haya visto nunca, tampoco es algo fácil de describir porque creo que nadie ha visto algo así. Pero lo más cercano sería una sala o cabina muy, muy grande. La blancura de las paredes, piso y techo es abrumadora así como el ventanal gigante que ocupa un lado por completo, lo único que hace contraste y ocupa el lugar son las sillas, es decir, hay asientos enormes cuya majestuosidad es digna de un rey, repartidos en semicírculo frente a una vista impresionante del espacio exterior y un pequeño planeta Tierra visto desde la distancia. De verdad parece sacado de una película. Súbitamente llega a mi mente la facilidad con la que aparezco en un sitio u otro sin mi voluntad, siempre llevada por el hilo de los acontecimientos, debería empezar a considerarlo un don- pienso con sarcasmo. -Debemos hacer que regr
Salgo del trance en el que me indujo Rafael. Y lo primero que veo es su linda sonrisa radiante mientras aún sostiene mi cabeza. -¡Bienvenida! Estaba un poco preocupado. Ya estabas tardando. Aunque a mi favor ha sido excitante ver como blanqueabas los ojos. -Iugh, ¡pervertido! Aleja tus manos de mí. Su risa divertida no deja de embelesarme. -Entonces, ¿he respondido tus dudas? -¿Tu? Ni siquiera estabas ahí. -Eso es cierto pero fue gracias a mí que viste el pasado. -Gracias, pero creo que acabé con más dudas. A este ritmo voy a necesitar una hoja y lápiz para anotar todas mis inquietudes. -¿Al menos sabes quién eres? -Esa pregunta se oye muy existencial en este momento. - tomo asiento en un banco del triste jardín, me siento agotada. -Bueno, tu origen. -Eso creo. Nos quedamos en silencio y Rafael se sienta a mí lado. No sé si el agotamiento mental y fís
-¿Conoces a ese peluche?- pregunto a Rafael enarcando una ceja.-Sí, ha pasado un largo tiempo desde que nos vimos por última vez, ¿no es cierto Sigurd?- pregunta de forma risueña Rafael al conejo de peluche en su mano.-Eso es correcto, mi señor.- dice altivamente el conejo.-¿Se llama Sigurd?- pregunto señalándolo.-Creo que tendremos que empezar de nuevo…- dice el conejo-. Mi nombre es Sigurd, y soy tu compañero, querida princesa.Resulta casi graciosa la reverencia que el conejo de peluche hace hacia mí mientras está sobre la mano de Rafael.-¿A qué te refieres con compañero?- pregunto con duda.-¡Oh! ¡Eso es genial! Así será todo más sencillo. Escucha Luna, en estos momentos no lo recuerdas, pero Sigurd es realmente valioso e importante para ti. Lo llevaremos
El viaje en el portal resulta vertiginoso para mí, como si mi cuerpo se volviera aire y luego de golpe volviera a juntarse y sentirse pesado. Tengo que sujetarme del brazo de Rafael cuando me siento de nuevo corpórea y llegamos a otra habitación blanca como la anterior pero esta tiene decoraciones de piedras preciosas en las paredes. Es por demás bonita.-¿Dónde estamos?- estoy un poco ansiosa por regresar a mi casa.-En casa, como te dije mi flor.- Rafael usa de nuevo ese tono condescendiente burlón y lo suelto inmediatamente.Me vuelve a tomar la mano para guiarme. Y veo que ya no tiene las marcas de las garras del monstruo en sus brazos, su piel luce intacta.-Tus heridas ya no están.-Eso es porque sano muy rápido, no tienes de que preocuparte.- contesta sin mirarme.-Ni tiinis di qui priquipirti.- dice con burla Sigurd desde mi hombro pues se rehu
El resto del camino en auto transcurre en silencio, con mis pensamientos dispersos entre la información que acabo de recibir y el inminente regaño que me espera en casa por estar desaparecida desde el día anterior. Quizás lo mejor sea decir a mis padres lo que me sucedió, con toda la sinceridad, quizás me crean, o quizás me internen en un psiquiátrico.Llegamos a mi casa y Chamuel estaciona al frente del portón de la entrada. Intento quitarme el cinturón de seguridad pero mis manos están temblando, y suspiro un poco frustrada por el estrés.-No te preocupes, todo está bien.- se acerca y pasa su brazo sobre mí con su cara peligrosamente cerca de la mía para soltar el cinturón, y cuando se aparta me sonríe con malicia.Sus palabras lejos de tranquilizarme me han hecho poner más nerviosa en conjunto con su cercan&