Lo que temía se ha vuelto realidad. Y mientras permanezco en el suelo mirando un cielo enrojecido empiezo a ser consciente del patrón que existe cada vez que me encuentro con alguno de estos hombres.
Me detengo en mi pensamiento analizando lo que me ha ocurrido hasta ahora.
Cada vez que aparezco en un sitio extrañamente sobrenatural es resultado inmediato de algún beso recibido de alguno de ellos.
El primero fue Chamuel, lo que pensé era un coqueteo inocente y un beso terminó conmigo inmersa en un bosque muerto, de las espinas o algo así, corriendo de lo que creí era un Chamuel convertido en vampiro.
La segunda vez, después de una pesadilla ridículamente realista, aparecí en un desierto infernal y paseando por el interior de lo que según Gabriel era un laberinto viviente, todo, gracias a que él me besó.
Y ahora la historia se repite, me ha besado Rafae
La repentina luz blanca me deja momentáneamente cegada, mientras intento enfocar y reconocer dónde estoy. No es un sitio que haya visto nunca, tampoco es algo fácil de describir porque creo que nadie ha visto algo así. Pero lo más cercano sería una sala o cabina muy, muy grande. La blancura de las paredes, piso y techo es abrumadora así como el ventanal gigante que ocupa un lado por completo, lo único que hace contraste y ocupa el lugar son las sillas, es decir, hay asientos enormes cuya majestuosidad es digna de un rey, repartidos en semicírculo frente a una vista impresionante del espacio exterior y un pequeño planeta Tierra visto desde la distancia. De verdad parece sacado de una película. Súbitamente llega a mi mente la facilidad con la que aparezco en un sitio u otro sin mi voluntad, siempre llevada por el hilo de los acontecimientos, debería empezar a considerarlo un don- pienso con sarcasmo. -Debemos hacer que regr
Salgo del trance en el que me indujo Rafael. Y lo primero que veo es su linda sonrisa radiante mientras aún sostiene mi cabeza. -¡Bienvenida! Estaba un poco preocupado. Ya estabas tardando. Aunque a mi favor ha sido excitante ver como blanqueabas los ojos. -Iugh, ¡pervertido! Aleja tus manos de mí. Su risa divertida no deja de embelesarme. -Entonces, ¿he respondido tus dudas? -¿Tu? Ni siquiera estabas ahí. -Eso es cierto pero fue gracias a mí que viste el pasado. -Gracias, pero creo que acabé con más dudas. A este ritmo voy a necesitar una hoja y lápiz para anotar todas mis inquietudes. -¿Al menos sabes quién eres? -Esa pregunta se oye muy existencial en este momento. - tomo asiento en un banco del triste jardín, me siento agotada. -Bueno, tu origen. -Eso creo. Nos quedamos en silencio y Rafael se sienta a mí lado. No sé si el agotamiento mental y fís
-¿Conoces a ese peluche?- pregunto a Rafael enarcando una ceja.-Sí, ha pasado un largo tiempo desde que nos vimos por última vez, ¿no es cierto Sigurd?- pregunta de forma risueña Rafael al conejo de peluche en su mano.-Eso es correcto, mi señor.- dice altivamente el conejo.-¿Se llama Sigurd?- pregunto señalándolo.-Creo que tendremos que empezar de nuevo…- dice el conejo-. Mi nombre es Sigurd, y soy tu compañero, querida princesa.Resulta casi graciosa la reverencia que el conejo de peluche hace hacia mí mientras está sobre la mano de Rafael.-¿A qué te refieres con compañero?- pregunto con duda.-¡Oh! ¡Eso es genial! Así será todo más sencillo. Escucha Luna, en estos momentos no lo recuerdas, pero Sigurd es realmente valioso e importante para ti. Lo llevaremos
El viaje en el portal resulta vertiginoso para mí, como si mi cuerpo se volviera aire y luego de golpe volviera a juntarse y sentirse pesado. Tengo que sujetarme del brazo de Rafael cuando me siento de nuevo corpórea y llegamos a otra habitación blanca como la anterior pero esta tiene decoraciones de piedras preciosas en las paredes. Es por demás bonita.-¿Dónde estamos?- estoy un poco ansiosa por regresar a mi casa.-En casa, como te dije mi flor.- Rafael usa de nuevo ese tono condescendiente burlón y lo suelto inmediatamente.Me vuelve a tomar la mano para guiarme. Y veo que ya no tiene las marcas de las garras del monstruo en sus brazos, su piel luce intacta.-Tus heridas ya no están.-Eso es porque sano muy rápido, no tienes de que preocuparte.- contesta sin mirarme.-Ni tiinis di qui priquipirti.- dice con burla Sigurd desde mi hombro pues se rehu
El resto del camino en auto transcurre en silencio, con mis pensamientos dispersos entre la información que acabo de recibir y el inminente regaño que me espera en casa por estar desaparecida desde el día anterior. Quizás lo mejor sea decir a mis padres lo que me sucedió, con toda la sinceridad, quizás me crean, o quizás me internen en un psiquiátrico.Llegamos a mi casa y Chamuel estaciona al frente del portón de la entrada. Intento quitarme el cinturón de seguridad pero mis manos están temblando, y suspiro un poco frustrada por el estrés.-No te preocupes, todo está bien.- se acerca y pasa su brazo sobre mí con su cara peligrosamente cerca de la mía para soltar el cinturón, y cuando se aparta me sonríe con malicia.Sus palabras lejos de tranquilizarme me han hecho poner más nerviosa en conjunto con su cercan&
*Chamuel*-¡Por favor no! ¡Para!- sollozó con desesperación la mujer en la casa veraniega de lujo.-¡Es lo que te mereces zorra!- exclamó el hombre mientras sujetaba por el cabello a la rubia, las lágrimas le surcaban el pálido rostro donde se iban formando moretones y su labio partido destilaba un hilillo de sangre hacia su barbilla.Lejos de tener compasión, el agresor la tiró con rabia al suelo.El grito de la mujer al impactar contra el piso fue el preludio de pequeños sollozos de dolor. Sólo quería ser fuerte pero parece que hoy no tendría suerte. -¡Eres una maldita zorra! ¿Te gusta verdad? ¡Te gusta que te miren! ¡Puta asquerosa!- gritaba el hombre mientras pateaba en las costillas a la indefensa joven.<
La cena con mi familia transcurrió medianamente normal. Con mi mamá más que alucinada contándole a mi padre lo maravilloso, bondadoso, preocupado y desprendido que es Chamuel, mientras mi progenitor intentaba no llorar pensando que me iba a casar. Tan solo Anthony mantenía la compostura mientras me miraba sospechosamente. Seguramente más tarde buscaría interrogarme. Todos en mi familia eran unos chismosos. A pesar de la locura durante la cena, logré disfrutar una hamburguesa jugosa que mató mi hambre; a Dios gracias mi padre es muy buen cocinero, y la charla relajada de mi madre logró mantenerme distraída lo suficiente para no sumirme de nuevo en pensamientos y reflexiones oscuras.Para cuando subí a mi habitación toda la relajación de la cena se estaba esfumando lentamente. Ver a Sigurd sentando tan tranquilamente sobre mi cama, como si de verdad fuese un pel
La calidez que me envuelve es tan agradable que desearía no apartarme de ella. Abro los ojos y me siento intentando ubicarme.-¡Por fin despierta!Exclama un niño pelirrojo, no debe tener más de 12 años.-¿En dónde estoy?- no reconozco mi voz ronca.-En Stiklestad. Has dormido por cuatro días. Pensé que no sobrevivirías, tu herida era muy profunda. Yo te curé, o al menos lo intenté.-Debo irme. ¿Dónde están mis ropas?-Apareció fuera de mi choza desnuda, no llevaba nada con usted.- contesta el niño con un sonrojo en su rostro.Lo miro intentado recordar cómo fue que llegué a este sitio. Una bruma de dolor me invade momentáneamente.-Debe descansar.- sus manos son cálidas mientras me recuesta de nuevo a lo que apenas identifico como una piel de animal.