-Toma, sostén esto sobre tu herida un momento para detener la sangre.- dice Gabriel entregándome un pañuelo que ha sacado de su bolsillo.
-Gracias.- presiono el pañuelo en mi cabeza y el dolor es menos punzante cada vez.
Soy afortunada la verdad, siempre he tenido muy buena cicatrización. Recuerdo cuando era niña los raspones que me hacía en las rodillas por correr, curaban de un día para otro sin dejar cicatriz. También recuerdo que mis padres se asustaron por eso pero el médico los tranquilizó diciendo que tenía un excelente sistema inmunológico y que era bendecida. Desde ese entonces cada pequeña lesión en mí sana a un ritmo más acelerado que el resto de las personas.
-Tenemos que cruzar el laberinto. Vamos.- toma mi mano para guiarme pero yo no me muevo de mi sitio.
-Espera, ese no fue el trato.- voltea a verme y sus ojos azules parec
He quedado sola en el mismo pasillo.¡Mierda! ¡Mierda! Esto está todo mal.Estúpido laberinto.-¡Arg!- gruño al evocar las palabras que me han llevado a la situación en la que estoy actualmente.-¿Gabriel? ¿Estás ahí? ¿Alguien?... ¡Ayuda!- grito infructuosamente. Sólo el silencio me responde confirmando la soledad a la que he sido sometida por mi falta de respeto.“Estúpido, estúpido, estúpido laberinto” despotrico mentalmente. Hasta donde sé el laberinto no escucha pensamientos.¿Ahora qué hago? Estoy sola. No sé dónde quedó Gabriel o si yo fui a la que transportaron. Todo se ve igual que el pasillo anterior.¿Hacia dónde debería ir? Esto es una cagada. Yo y mi bocota, como siempre.Respiro profundo intentando calmarme y pensar de forma sen
No puedo moverme. Sólo puedo observar, en total silencio la escena que se desarrolla ante mi vista. Estoy sentada encogida en una esquina de esta macabra habitación, que solía ser blanca, siendo ignorada por una niña vestida de blanco y un hombre semi vestido de negro.El hombre amarrado de cabeza sigue sacudiéndose fuertemente intentando soltarse, lo cual no da resultado. Está bien amarrado.El hombre grande semi desnudo hace aparecer en sus manos con un destello una carpeta como si de un secretario u oficinista se tratase.-¿Nombre?- pregunta la niña con una voz angelical, típica de una niña como ella.-Cristofer Hernandez- responde el negro en tono profesional mientras observa la carpeta.-Se llama como él… ¡me encanta!- dice la pequeña emocionada y da un saltito- ojalá a él pudiera hacerle lo mismo que a ésta persona- dice
Gabriel.Cierro los ojos pensando en Luna y siento como la energía del portal me atraviesa sincronizándose con mi energía, en tanto que mi mente piensa demás en ella con su bello rostro, esos enigmáticos ojos y esos labios que provocan… ¿Qué? ¡No!. Borro esos pensamientos peligrosos de súbito al sentir como la energía del portal me desintegra en partículas para transportarme donde deseo.Y la veo…Tiene los ojos muy abiertos y una expresión que no logro descifrar, parece debatirse entre el temor y la fascinación, mientras está sentada en el suelo con las rodillas pegadas a su pecho.Yo me aterro al verla cubierta de sangre, sus ropas e incluso sus mejillas lucen de rojo carmesí, y mi primera reacción es pensar que está herida.-¡Luna! ¡Luna! ¿Qué te p
Luna.Abro los ojos.Ese ha sido un sueño bastante extraño. Siempre tengo sueños como películas.Encima son de esos sueños de los cuáles no sé si he dormido 1 hora o 5 años seguidos.Siento el cuerpo pesado, y bostezo intentando sacudir la pereza que no me abandona.¿Cuánto dormí?Espera… ¿dónde estoy?Miro en todas direcciones y no reconozco este sitio.Estoy en una habitación que definitivamente no es la mía.Es más, esto es demasiado lujoso, como para ser de algún conocido mío.El pánico amenaza con apoderarse de mí, mientras intento recordar como acabé aquí.En ese momento se abre una puerta, y mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver a un hombre en toalla pasar como si tal cosa rumbo al armario, y cuando
Un hombre guapísimo está recostado a la pared y apenas me mira sonríe con malicia como si supiera algo que yo desconozco, lo cual no me extrañaría, desde esta mañana todos parecen saber cosas de mí que yo no sé. Sus ojos son de un verde tan intenso que parecen brillar tal cual una pieza de jade y su piel blanca parece perfecta sin ninguna marca o siquiera un rastro de barba. Un poco más alto que Gabriel sin duda aunque no tan musculoso, se ve de todas formas definido, envuelto en unos jeans que le quedan de infarto sería una bomba sensual si no fuese por la franela con el mensaje “Cojo Rico” con un muñeco con pinta de adinerado al que le falta una extremidad. Sólo puedo levantar mi ceja izquierda al ver semejante mensaje estampado intentando pensar de forma sana este evidente chiste de doble sentido, el cual no me molestaría descubrir si es cierto en alguien como él. Pasa su
Lo que temía se ha vuelto realidad. Y mientras permanezco en el suelo mirando un cielo enrojecido empiezo a ser consciente del patrón que existe cada vez que me encuentro con alguno de estos hombres.Me detengo en mi pensamiento analizando lo que me ha ocurrido hasta ahora.Cada vez que aparezco en un sitio extrañamente sobrenatural es resultado inmediato de algún beso recibido de alguno de ellos.El primero fue Chamuel, lo que pensé era un coqueteo inocente y un beso terminó conmigo inmersa en un bosque muerto, de las espinas o algo así, corriendo de lo que creí era un Chamuel convertido en vampiro.La segunda vez, después de una pesadilla ridículamente realista, aparecí en un desierto infernal y paseando por el interior de lo que según Gabriel era un laberinto viviente, todo, gracias a que él me besó.Y ahora la historia se repite, me ha besado Rafae
La repentina luz blanca me deja momentáneamente cegada, mientras intento enfocar y reconocer dónde estoy. No es un sitio que haya visto nunca, tampoco es algo fácil de describir porque creo que nadie ha visto algo así. Pero lo más cercano sería una sala o cabina muy, muy grande. La blancura de las paredes, piso y techo es abrumadora así como el ventanal gigante que ocupa un lado por completo, lo único que hace contraste y ocupa el lugar son las sillas, es decir, hay asientos enormes cuya majestuosidad es digna de un rey, repartidos en semicírculo frente a una vista impresionante del espacio exterior y un pequeño planeta Tierra visto desde la distancia. De verdad parece sacado de una película. Súbitamente llega a mi mente la facilidad con la que aparezco en un sitio u otro sin mi voluntad, siempre llevada por el hilo de los acontecimientos, debería empezar a considerarlo un don- pienso con sarcasmo. -Debemos hacer que regr
Salgo del trance en el que me indujo Rafael. Y lo primero que veo es su linda sonrisa radiante mientras aún sostiene mi cabeza. -¡Bienvenida! Estaba un poco preocupado. Ya estabas tardando. Aunque a mi favor ha sido excitante ver como blanqueabas los ojos. -Iugh, ¡pervertido! Aleja tus manos de mí. Su risa divertida no deja de embelesarme. -Entonces, ¿he respondido tus dudas? -¿Tu? Ni siquiera estabas ahí. -Eso es cierto pero fue gracias a mí que viste el pasado. -Gracias, pero creo que acabé con más dudas. A este ritmo voy a necesitar una hoja y lápiz para anotar todas mis inquietudes. -¿Al menos sabes quién eres? -Esa pregunta se oye muy existencial en este momento. - tomo asiento en un banco del triste jardín, me siento agotada. -Bueno, tu origen. -Eso creo. Nos quedamos en silencio y Rafael se sienta a mí lado. No sé si el agotamiento mental y fís