Regresando a la choza que compartía con sus hombres Erika se sintió algo abatida, habían logrado casi completamente con éxito eliminar a los guerreros malditos que azotaban aquella pobre aldea, y aún conservaba con ella parte de las almas que habían sido robadas tan injustamente de los jóvenes de aquel pueblo, tenía esperanzas en cambiar por lo menos algo de ahora en adelante con la idea que tenía en mente, sin embargo no esperaba la reacción que habían mostrado aquellos aldeanos frente a ellos. Es cierto que no aspiraba especialmente a un recibimiento heroico por sus hazañas ni alguna clase de celebración por sus obras, sin embargo tampoco esperaba que la trataran tan cruelmente. Aquellos gritos cargados de odio, dirigidos erróneamente contra ella y sus hombres resonaban en su mente, haciéndola sentir triste, pues sab&i
El proceso de separar de la totalidad de las almas la porción de sufrimiento que las manchaba duró un poco más de lo esperado, y aunque consumió una parte importante de su energía espectral, Erika se sintió orgullosa de sí misma cuando el resultado fue una burbuja llena de energía negativa o sufrimiento y una cantidad de almas que habían sido limpiadas y liberadas hacia la inmensidad del cielo.Sentándose en una silla que Rafael le acercó, Erika tomó aire profundamente y se limpió el sudor que se había acumulado en su frente por el esfuerzo hecho.-¿Cómo te sientes?- le preguntó Gabriel poniéndose de rodillas a su lado mientras sujetaba su mano y la miraba con ojos de preocupación. Al abrir los ojos Erika se sintió aún somnolienta, lo último que recordaba era limpiar las almas que consiguió en la Aldea Roja y sentarse a descansar.Sentándose en la cama se frotó los ojos, miró de nuevo la cama con ganas de seguir descansando, sin embargo los últimos momentos había sentido una espiral creciente de murmullos dentro de su mente, que no era otra que el preludio de gritos dolorosos que invadían su cabeza cada vez que intentaba descansar. Sabiendo que sería poco agradable volver a cerrar los ojos se levantó completamente de la cama. Al salir hacia la habitación principal vio a Gabriel sentado a la mesa puliendo su espada. Apenas el pelo negro la vio se levantó como un resorte de la silla directo hacia ella.-BuCAPITULO XXXIX. INESPERADO SALVADOR.
Sigurd vio fijamente los ojos de aquella hermosa mujer como si los hubiese visto por primera vez al igual que aquella noche en su pequeña choza en lo alto de las montañas. Esos ojos casi transparentes que lo miraban como si fuera un milagro distrajeron todos los temores y miedos que tenía hasta el momento. Por un instante pensó que moriría joven y calcinado entre las casas que ardían febrilmente en llamas, pero un pensamiento fugaz de que todavía merecía la pena vivir lo hizo luchar por escapar de ahí, a pesar de que se quemó las manos buscando una salida entre la madera ardiente, logró salir de aquel comedero a donde se suponía iba a pasar sólo esa noche, con el extraño presentimiento de que tenía que ir hasta el centro de la aldea.Un impulso inexplicable lo hizo cami
El invierno había finalizado dando paso a la floreciente naturaleza propia de la primavera. Los animales que salían de su hibernación empezaban a verse a medida que los días se volvían más cálidos.Sigurd había resultado ser bastante útil para realizar tareas domésticas cuando Rafael no se encontraba cerca, era hábil, rápido y muy atento, especialmente con Erika, a quien idolatraba de una manera un poco más allá de lo razonable para su edad. Rafael y Chamuel hablaban entre ellos y opinaban que se trataba del primer amor de ese jovencito, de allí que fuese tan devoto, aunque para su desgracia Erika no veía en él más que un hermano pequeño, y en su justa medida también lo consentía alegando que siempre había deseado t
Erika quería partir a toda prisa hacia la frontera donde se estaba librando la guerra que Gabriel y Chamuel habían informado, pero tuvo esperar dos días mientras sus hombres verificaban de manera más minuciosa el terreno así como el epicentro de la guerra a donde llegarían como objetivo principal. En esos dos días sintió la tensión aumentando gradualmente en Sigurd y su trato hacia ella. Estaba resentido porque no se le permitía ir a la guerra, con todo y eso no lo demostraba abiertamente, pero Erika podía sentir en la manera en que se dirigía a ella que estaba esperando la oportunidad para pedir nuevamente permiso.-Sigurd, ven a comer.- lo llamó Erika quien también tenía habilidades en la cocina.El pelirrojo se sentó poni
Sigurd soportó tres días solo en la cabaña antes de tomar rumbo hacia el país vecino. Durante esos tres días se encargaba de limpiar, cocinar para él, volver a limpiar, pasear por el bosque y practicar con el arco. Pero eran los momentos en que practicaba donde más inquieto se sentía imaginando la cosas que Erika y los demás estaban enfrentando. Él había visto por sí mismo la fuerza del demonio que había destruido su antigua aldea, y como quedó Erika después del enfrentamiento con él. Incluso si no existieran los demonios y no hubiesen peligros espectrales siendo atraídos hacia la joven y sus acompañantes, Sigurd estaría preocupado de la misma forma pensando en el riesgo que son los verdaderos seres humanos llenos de maldad, como ladrones, bandidos, etc. Disparando una flecha hacia uno de los
-¡Luna! ¿Qué te pasó?- preguntó mi mamá viéndome con ojos asombrados.Sé exactamente a que se refiere. Cuando me desperté al amanecer no sólo me sentía como la mierda, sino que también me veía como una. El llorar por la culpabilidad de cosas, que supuestamente había hecho y con las cuales aún estaba en conflicto, hasta quedarme dormida había generado que mis ojos se hincharan. Estaban enrojecidos y los sentía secos e irritados. Sigurd hizo su mejor esfuerzo consolándome con su presencia, lo cual fue un poco irónico, porque sólo se dejó abrazar de mí, mientras lloraba y gemía lo más silenciosamente posible para no despertar a nadie en casa. Mis sentimientos ahora estaban revueltos hacia Sigurd, no lo conocía, pero de hecho ahora sentía hacia él una ternura y un sentido de responsabilidad como si se tratara de otro her
-¿Cómo te sientes?- pregunta el rubio sentándose en la silla de mi escritorio.-He estado mejor…- contesto sin ánimo. Estoy distraía tratando de unir la imagen actual que tengo frente a mis ojos con aquel guerrero vestido con cueros y armaduras, que portaba una hacha gigantesca y llevaba el cabello largo y liso. Es el mismo rostro, los mismos ojos, mandíbula y nariz, y sin embargo se ve tan diferente, vistiendo un traje formal hecho a la medida con todo y corbata lo hace parecer alguien totalmente diferente. Ahora su cabello apenas le llega más allá del hombro aunque la parte que es de color rosado sigue en el mismo sitio de siempre. Veo que mueve los labios pero estoy a mitad de una contemplación y me he desconectado.-Ejem… Me tem