Sigurd soportó tres días solo en la cabaña antes de tomar rumbo hacia el país vecino. Durante esos tres días se encargaba de limpiar, cocinar para él, volver a limpiar, pasear por el bosque y practicar con el arco. Pero eran los momentos en que practicaba donde más inquieto se sentía imaginando la cosas que Erika y los demás estaban enfrentando. Él había visto por sí mismo la fuerza del demonio que había destruido su antigua aldea, y como quedó Erika después del enfrentamiento con él. Incluso si no existieran los demonios y no hubiesen peligros espectrales siendo atraídos hacia la joven y sus acompañantes, Sigurd estaría preocupado de la misma forma pensando en el riesgo que son los verdaderos seres humanos llenos de maldad, como ladrones, bandidos, etc. Disparando una flecha hacia uno de los
-¡Luna! ¿Qué te pasó?- preguntó mi mamá viéndome con ojos asombrados.Sé exactamente a que se refiere. Cuando me desperté al amanecer no sólo me sentía como la mierda, sino que también me veía como una. El llorar por la culpabilidad de cosas, que supuestamente había hecho y con las cuales aún estaba en conflicto, hasta quedarme dormida había generado que mis ojos se hincharan. Estaban enrojecidos y los sentía secos e irritados. Sigurd hizo su mejor esfuerzo consolándome con su presencia, lo cual fue un poco irónico, porque sólo se dejó abrazar de mí, mientras lloraba y gemía lo más silenciosamente posible para no despertar a nadie en casa. Mis sentimientos ahora estaban revueltos hacia Sigurd, no lo conocía, pero de hecho ahora sentía hacia él una ternura y un sentido de responsabilidad como si se tratara de otro her
-¿Cómo te sientes?- pregunta el rubio sentándose en la silla de mi escritorio.-He estado mejor…- contesto sin ánimo. Estoy distraía tratando de unir la imagen actual que tengo frente a mis ojos con aquel guerrero vestido con cueros y armaduras, que portaba una hacha gigantesca y llevaba el cabello largo y liso. Es el mismo rostro, los mismos ojos, mandíbula y nariz, y sin embargo se ve tan diferente, vistiendo un traje formal hecho a la medida con todo y corbata lo hace parecer alguien totalmente diferente. Ahora su cabello apenas le llega más allá del hombro aunque la parte que es de color rosado sigue en el mismo sitio de siempre. Veo que mueve los labios pero estoy a mitad de una contemplación y me he desconectado.-Ejem… Me tem
*Rafael*Cualquiera podría decir sólo con mirar a Luna que su comportamiento estaba siendo afectado por el malestar que le produjo la regresión.Pensar que aquella testaruda joven pudiera frotar su rostro contra la mano de él de manera tan sumisa era la fantasía hecha realidad de sádicos como Gabriel, e incluso había desestabilizado al siempre tranquilo Chamuel. Él mismo al ver semejante escena y sentir el roce de su suave cutis contra su áspera mano casi le había hecho perder la razón.En otra época la hubiese tomado de la nuca posesivamente aunque con delicadeza antes de devorar firmemente su boca buscando mostrar la pasión tan grande que ella le generaba en cualqui
Me levanto sintiéndome excelente, casi podría decir que me siento como una nueva persona. Ya no me duele la cabeza y los incómodos síntomas de la fiebre han desaparecido, sin embargo tengo la boca un poco seca. Veo que mi madre me ha dejado sobre la mesa de noche un vaso con agua y más medicina, así que sólo tomo el vaso ignorando la pastilla, mi garganta se siente agradecida y aliviada cuando lo bebo.-Buenos días, ¿cómo te sientes dormilona?- volteo a ver a mi madre en la puerta de la habitación llevando con ella una bandeja con algo humeante.-Creo que no me había sentido tan bien antes.- estirándome me pongo de pie, siento el cuerpo lleno de energía y ganas de salir a caminar o hacer algo que implique moverme.
-Que te apures, dice mi mamá.- escucho la voz de mi hermano desde la puerta de mi cuarto, como tengo la cabeza metida en el closet buscando entre los zapatos a Sigurd, sin resultados de hecho, tengo que asomarme a mirarle la cara a Anthony.-¿Para qué?-Que se van a la peluquería a arreglarte ese pelo, en caso que no quieras podemos cantar juntos la de Chandelier.- dice yéndose tranquilamente hacia su habitación.Suelto un suspiro de resignación. Ni encuentro a Sigurd y no he tenido oportunidad de hablar con Chamuel. Termino de recoger el desastre en el suelo, me baño y me visto para ir al salón.-¿Qué llevas ahí?- me pregunta mi madre vié
-Dijiste que no ibas a hacer nada extraño.- le señalo a Chamuel al ver que hemos tomado un camino distinto al de mi casa.-¿Estoy haciendo algo extraño?- dice él poniendo su mano derecha sobre mi muslo mientras con la otra mantiene el control del volante, me lanza un sonrisa coqueta de lado antes de volver a enfocar su mirada sobre la carretera y deja su mano posada tranquilamente en mi pierna. A pesar de llevar pantalón su contacto se siente como si estuviera desnuda y la piel se me eriza completamente manteniendo un leve cosquilleo donde me está tocando.-Lo que acabas de hacer podría considerarse acoso sexual.- digo apartando su mano de mi pierna con la mía como si estuviera enfermo de algo contagioso- Pero no me refiero a eso, estoy hablando de que pensaba que me llevar&iacut
Todos nos quedamos de piedra momentáneamente al ver aquella figura cubierta de sangre entrando por la puerta del salón hasta que entiendo que se trata de Rafael cuando mueve una de sus manos acomodando hacia atrás sus rastas que colgaban hacia delante sobre su frente y al hacerlo una gotas de sangre son salpicadas por el suelo.-¡Oh Dios mío Rafael! ¿Qué te ocurrió?- salgo corriendo impulsivamente hacia él buscando auxiliarlo. Soy brevemente consciente de que todos ellos se estremecen por lo que dije antes de tomar a Rafael por los brazos.- ¿Esta sangre es tuya? ¿Dónde estás herido?- le digo ligeramente temblorosa. De pronto la vista de la sangre me está produciendo mareos.-No, no te preocupes. No es mía. Yo estoy bien
Me despierto y un techo desconocido aparece ante mis ojos. Mirando para tratar de ubicarme recuerdo ver a Rafael cubierto de sangre y las caricias de Chamuel que me arrullaron hasta quedarme dormida. Parece que estuve durmiendo el sillón grande del bonito salón oscuro.No se me pasa el irónico pensamiento de que se está volviendo costumbre perder la consciencia ante eventos que no logro controlar ni comprender. Suspiro poniéndome las manos en el rostro. Me siento agotada como si mi mente estuviera cansada de girar sobre pensamientos inútiles, repetitivos y dañinos. Es tan opuesto a la sensación de energía plena que tuve esta mañana al despertar que estoy empezando a arrepentirme de haber seguido a Chamuel hasta esta casa.Tomo asiento incorporándome y extrañamente