Capítulo 264
Lo miré con culpa y remordimiento, dudando un momento antes de insistir:

—Aún no has comido, debes estar hambriento...

En ese momento, el elevador sonó y se abrió. Un joven vestido con traje formal salió cargando una caja térmica.

—Señor Montero, aquí está el almuerzo que ordenó —dijo respetuosamente mientras le extendía la caja.

Cuando intenté tomarla, Lucas se adelantó para evitar que cargara peso:

—Gracias por la molestia.

—No hay de qué, señor Montero.

Mientras el joven regresaba al elevador, miré a Lucas y repetí:

—Quédate a comer antes de irte.

Lucas sonrió con un dejo de melancolía en la voz:

—Aprecio tu preocupación. Ya pensaba que al ver a tus familiares querrías que me fuera de inmediato.

Su mirada reflejaba una leve ironía que me hizo sentir tremendamente culpable, porque efectivamente ese pensamiento había cruzado por mi mente.

—Déjame llevar esto adentro, tú ve a sentarte —dijo mientras sostenía la caja con una mano y me ayudaba a caminar con la otra.

—¿Aún no han comido?
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