Capítulo 266
No pude contenerme más y le acerqué el plato de sopa, interrumpiendo:

—¡A comer, a comer! ¡Toma la sopa! ¡Dejemos ese tema!

—Abuela, tía, no pregunten más. Yo sé lo que hago y tomaré una decisión después de pensarlo bien.

Intenté frenar ambas partes, deseando solo terminar de comer.

Mi tía, notando que entre ella y mi abuela no podían contra Lucas, aprovechó para cambiar el tema:

—Sí, sí, coman antes de que se enfríe.

Suspiré.

Miré a Lucas de reojo, aliviada, y volví a mi sopa.

Él también me miró, pero con una sonrisa en los ojos, sin mostrar incomodidad o nerviosismo.

Con su origen privilegiado, acostumbrado a situaciones importantes desde pequeño, siempre mantenía la confianza, la calma y el control.

Parecía que nada en este mundo podría alterarlo o ponerlo nervioso.

Después de comer, Lucas se dispuso a marcharse.

Intenté levantarme para acompañarlo, pero me detuvo:

—Quédate sentada. Por la tarde descansa en cama, recuerda lo que dijo el médico. No te esfuerces.

Me mordí los labios y
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