Capítulo 262
—No, mejor no —negué con la cabeza, temerosa de que se agachara a ayudarme a calzar.

—No hace falta, me quedaré con estas —dije, refiriéndome a mis pantuflas que eran cómodas y fáciles de quitar para el tratamiento.

—Bien, total vamos en auto.

Me sostuvo con una mano mientras abría la puerta con la otra, recordándome con dulzura que tuviera cuidado al caminar y que no había prisa.

Ningún amigo común, menos del sexo opuesto, tendría tantas atenciones y paciencia.

Aunque no había confirmado nuestra relación explícitamente, sus recientes acciones hablaban más que cualquier palabra.

Mi resistencia era solo verbal; en el fondo, sabía que ya no había escape.

En el auto permanecimos en silencio, pero cuando Lucas tomó mi mano discretamente, solo volteé hacia la ventana sin rechazarlo.

Pensar que me había querido desde su adolescencia me llenaba de una alegría burbujeante y tímida.

Incluso pensé que si me hubiera casado con Antonio, qué triste habría sido para Lucas vivir con un amor no corres
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