Alejandro se levantó ante el tono insistente de la puerta, él abrió y miró a su secretario privado mientras sus ojos apenas se acostumbraban a la luz. Él frotó su rostro y respiró profundo. — ¿Qué sucede? Por Dios qué escándalo si es tan temprano, espero que sea urgente. — Si lo es, mire lo que encontré — él extendió el reloj y Alejandro lo miró con sorpresa. — ¿Dónde lo has encontrado? — él lo tomó y lo examinó ¿Acaso te lo ha dado Mel Ortega? — No, el reloj se encontraba con la señorita Martínez, ella lo ha botado por accidente de su bolso y lo he recogido. — ¿En dónde se encuentra? Quiero hablar con ella de inmediato. — Ese es el problema, señor — él miró como su jefe abrió sus ojos como plato — la señorita Martínez al parecer se ha ido de la villa, la miré salir con unas maletas y aunque intenté detenerla me fue inútil. — ¡Quiero que la busques hasta en el mismísimo infierno de ser necesario! Necesito saber si ella se encuentra embarazada y de ser así me caso en este preciso
Alejandro al entrar a la dirección miró que Aisha ya se encontraba azul debido a la falta de aire, él le dió un puñetazo a Antonio y la soltó. — En tu puta vida vas a volver a tratar a Aisha de esa forma — Alejandro tomó a Antonio de la camisa y le dió otro golpe — ella es mi mujer, te enseñaré lo que le pasa a aquel que se atreva a tocarla. Aisha sintió una punzada en su vientre, ella dió un grito tan fuerte que hizo que Alejandro dejará a un lado a Antonio y fue a su lado, estaba sudando helado. — ¿Qué te sucede? ¿Dónde te duele? — Llama a Maria — ella se aferró a los brazos de Alejandro — ¡La necesito! Alejandro incapaz de dejar sola a Aisha, la tomó entre sus brazos, él la llevó a un consultorio y miró que Maria estaba siendo atendida por Christopher. — ¡Maria! ¡Aisha te necesita en estos momentos! Maria no dudó ni un segundo en bajar de la camilla y solo colocó una gasa en su cabeza, ella al ir a ver a Aisha la empezó a revisar. — Cariño, dime en dónde te duele — ella empe
— Vaya, entonces supongo que debió ser un honor tener sexo contigo — sus ojos mostraron cierta tristeza — creo que lo mejor es que te vayas, ya me encuentro fuera de peligro. — ¿Por qué haces esto? No malinterpretes mis palabras, si quieres que sea sincero, está bien, lo seré. Realmente disfrute esa noche contigo y también la anterior, tienes algo que me atrae y quizás sea el hecho de que eres la única persona y mujer que me puede tocar sin que sienta que mi piel se está quemando — él hizo su mirada a un lado — incluso pensaba en invitarte a desayunar fuera y hablar de lo que está pasando entre nosotros, pero me encontré con la sorpresa que te habías ido de la casa. — No podía seguir en la villa, suficientes molestias había dado y tú me lo dijiste, eso junto con lo de que sabías que eras aquel hombre misterioso con el que perdí mi virginidad fueron los que me orillaron a hacer esto. — No quiero que te tomes tan en serio todo lo que digo y menos cuando estoy molesto, por favor Aisha,
Aisha llevó sus manos a su cabeza, todo el dinero había desaparecido como por arte de magia pero sabía que había un responsable detrás de todo eso. — Tío Antonio… Ella pensó en posibles soluciones, recordó que Maria traería una paciente que donaría mucho dinero, sin embargo su emoción se esfumó en el momento que recordó lo sucedido con Christopher. — Bueno, supongo que me encuentro sola — ella se levantó — veré qué puedo hacer. Aisha salió de la oficina y mientras caminaba se encontró con Christopher, él intentó detenerla pero ella se alejó aún más de lo que ya estaban. — Escucha Christopher, en estos momentos tengo serios problemas y no puedo estar lidiando contigo, lo que hiciste cruzó cualquier línea. — Quiero ayudarte, puedo hablar con Alejandro y decirle lo que pasó. — ¿Acaso crees que los problemas serios que tengo es por lo que hiciste? Obviamente no, pero sinceramente en estos momentos no deseo verte en absoluto, solo vete. — ¿Qué sucede, Aisha? ¿Acaso es acerca del hos
Un resoplido molesto salió de los labios de Alejandro, él le dió un golpe al volante y después de eso inspiró profundamente. — No puedo creer lo incompetente que te has vuelto, escucha muy bien, tienes una última oportunidad. Quiero que mires que es lo que sucede con Aisha Martínez y porqué anda en los bancos, algo me dice que se encuentra pasando por dificultades. — Si señor, una vez que tenga los informes voy a decirle todo lo que quiere saber, muchas gracias por esta nueva oportunidad. Alejandro siguió a Aisha a una distancia prudente, ella llegó a la estación de policía y él se quedó esperando que saliera. — Buenos días, vengo a ver a mi prima, ella es Mel Ortega. — Venga conmigo. Aisha caminó por el pasillo de la prisión, el olor desagradable hizo que su estómago se revolviera y al ver a Mel se quedó helada, la niña rica y mimada se encontraba en un estado deplorable e incluso no podía ver su piel entre tanta mugre. — Mel — los ojos de la mujer fueron los únicos que pudo r
El coche de Aisha se estacionó en la villa de los Montecristo, ella respiró profundamente y pensó en lo que iba a hacer e incluso quiso volver pero sabía bien lo que estaba en juego en estos momentos y no podía darse el lujo de perder todo. — Buenas tardes — ella miró a la empleada — he venido a ver al señor Alejandro Montecristo. — Vaya que te has tardado en venir — él bajaba las escaleras con cierto cinismo — dime, vienes a pedir… — Quiero hablar contigo, es algo urgente. Verás, mi tío dejó el hospital en números rojos y necesito medio billón de dólares para poder cubrir los gastos de unas cirugías además del pago de planilla, te ofrezco una sociedad para que inviertas el capital que hace falta y no caer en prisión. El sabor amargo en la boca de Alejandro fue muy grande, él por un momento pensó que Aisha se encontraba ahí para explicar lo del beso con Christopher, pero, al parecer el hospital era más importante que él. — ¿Y a mí eso en que me perjudica? Si caes en prisión es tu
Los ojos de Alejandro se encendieron al escuchar la seguridad con la que Aisha hablaba, la sujetó de sus hombros y ella se asustó al ver el infierno que miraba en los iris de aquel hombre. — ¡Hey! ¿Qué crees que haces? El puñetazo que Christopher le dió fue suficiente para que Alejandro soltará a Aisha, esto logró enfurecer al hombre a un punto que quiso irse encima de él pero se contuvo. — ¡Es una mujer, grandísimo cabrón! ¿Acaso no te enseñaron a respetarlas? — No te metas en asuntos que no te competen, sigue tu camino doctorcito y déjame a solas con mi mujer — Alejandro la tomó y la puso a su lado — porque ella es mía, me pertenece. Alejandro besó con brusquedad a Aisha, ella se sintió incómoda ante esto y cuando él terminó de besarla se limpió la boca con la misma intensidad que fue besada. — Aisha, dime que solo son cuentos de este hombre. — No, no son cuentos míos. Ella es mía y está esperando un hijo mío, así que mantén tus garras lejos de mi propiedad si no quieres que
Alexa subió hasta la terraza del hospital, hacía frío y ella frotó sus manos para entrar en calor. Se encontraba a la orilla cuando unas manos la tomaron del hombro con brusquedad y esto fue suficiente para que la mujer diera un grito seguido de un golpe. — Alejandro — ella llevó su mano a su pecho mientras este bajaba y subía — ¿En qué demonios estabas pensando? Casi me matas del susto. — Eso es lo que yo te debo preguntar, ¿En qué demonios estás pensando al ponerte a la orilla de la terraza? Si te caes, te vas a morir, ¿O es qué venías con planes de…? — Deja de decir idioteces — ella se alejó de él — me gusta venir aquí ya que la brisa es muy agradable, no estoy planeando suicidarme, eres un loco. Mejor me voy, ya arruinaste mi sitio favorito en el hospital. Un viento fuerte sopló y la puerta se cerró, en el momento que Aisha intentó abrirla fue inútil. Ella empezó a golpearla pero no había nadie que pudiera escucharla. — Lo que faltaba — le dió una patada a la puerta — dejé mi