Alexa subió hasta la terraza del hospital, hacía frío y ella frotó sus manos para entrar en calor. Se encontraba a la orilla cuando unas manos la tomaron del hombro con brusquedad y esto fue suficiente para que la mujer diera un grito seguido de un golpe. — Alejandro — ella llevó su mano a su pecho mientras este bajaba y subía — ¿En qué demonios estabas pensando? Casi me matas del susto. — Eso es lo que yo te debo preguntar, ¿En qué demonios estás pensando al ponerte a la orilla de la terraza? Si te caes, te vas a morir, ¿O es qué venías con planes de…? — Deja de decir idioteces — ella se alejó de él — me gusta venir aquí ya que la brisa es muy agradable, no estoy planeando suicidarme, eres un loco. Mejor me voy, ya arruinaste mi sitio favorito en el hospital. Un viento fuerte sopló y la puerta se cerró, en el momento que Aisha intentó abrirla fue inútil. Ella empezó a golpearla pero no había nadie que pudiera escucharla. — Lo que faltaba — le dió una patada a la puerta — dejé mi
Aisha a pesar de que se negaba en casarse tan pronto, quería hacerlo en un futuro y le hubiera gustado que su propuesta fuera diferente; no obstante, no había tiempo para esas cosas y le quedaba resignarse a que esta sería su petición de matrimonio. — Muy bien — ella se levantó y fue directo donde el señor Gael — él se encuentra bien, creo que es una persona muy sana. Lo dejaré en manos de otro especialista ahora que está menos delicado, tengo cosas que hacer. — ¿Adónde vas? — Iré al banco, venderé las propiedades de mi familia y eso incluye la casa donde me crié. Ahora tengo que ver dónde voy a vivir ya que el dinero es directo para el hospital, espero que tú cumplas con tu parte del trato y deposites la cantidad establecida una vez que te dé el número de cuenta. — Soy un hombre de palabra, solo envía el número de cuenta y haré el respectivo depósito. Aisha se fue al banco, Alejandro decidió seguirla al ver que su abuelo se encontraba estable. Ella entró a la sucursal y una vez
Como si Aisha lo hubiera llamado con la mente, Alejandro salió de su carro. Él al ver a la enardecida multitud que estaba atacando a Aisha fue que intentó abrirse paso, pero le era imposible ya que entre las enfermeras y los doctores no podía encontrar un punto de apertura. — ¡Es suficiente! — Alejandro dió varios tiros al aire y todos se vinieron al suelo mientras cubrían su cabeza — ¡¿Acaso se han vuelto locos?! Son unos salvajes que están agrediendo a mi futura esposa, esto no se va a quedar así; cada uno de ustedes se ha atrevido a declarar la guerra abiertamente a la familia Montecristo. Aisha miró a Alejandro, ella tenía la mirada pérdida y se balanceaba de un lado al otro. Cuando él miró esto fue directo a sujetarla y se sorprendió en el momento que le rechazó su ayuda, aunque no fue con mucha fuerza pudo sentir el rechazó. — Todo está bien — él la cargó entre sus brazos y ella quedó inconsciente — estoy aquí, cariño. Alejandro entró a la sala de urgencias, esta se encontr
Alejandro se acostó al lado de Aisha, se sorprendió en el momento que ella se acercó a su pecho y se acurrucó. Él por su parte puso uno de sus brazos detrás para acercarla aún más y con la otra mano acariciaba su cabello. — Todo va a estar bien, ya me hice cargo y esos doctores no van a encontrar trabajo en ningún lado después de lo que te hicieron. Prometo buscar los mejores médicos para que trabajen aquí, te doy mi palabra como Montecristo y como tu prometido. Ellos se durmieron y mientras estaban juntos, alguien llegó, al ver a la pareja de tórtolos se llenó de rabia y su mano se volvió un puño. — Aló, llamaba para decirte que ellos están mejor que nunca. Nuestro plan no ha funcionado y al parecer arreglaron las cosas. — ¡Por un demonio! — Antonio lanzó la copa contra la pared y ésta se hizo pedazos — no sé lo qué tengas que hacer, pero vas a sembrar la discordia en esos dos. No quiero que Aisha cuente con alguien que la pueda proteger, menos un Montecristo; respecto al viejo ti
Aisha confió en Mel, se había mostrado como una persona sincera y hasta el momento ella era la única persona que tenía de su lado ya que el señor Montecristo seguía en esa unidad de cuidados intensivos. — No me tienes que jurar nada, ahora vamos a recoger nuestras cosas a casa. Ya vendí la propiedad y no podemos permanecer más tiempo ahí, mientras tanto podemos vivir en los dormitorios del hospital. — Genial, las cosas han cambiado a un punto espantoso. Bueno, si no hay más opciones tendremos que hacer eso. Tanto Mel como Aisha recogieron lo necesario y lo otro tuvieron que tomar la decisión de mandarlo a una bodega. Ellas estaban por salir cuando vieron que Alejandro entró como todo un rey. — ¿Qué haces aquí? — Aisha dió un paso al frente y miró al hombre — escucha, no quiero que vengas a causar problemas. La casa está siendo desocupada ya que la vendí y no deseo que el dueño me venga a correr de una manera poco educada, así que por favor vete. — Ya sé que vendiste la casa y te d
Debido a la autoridad que la mujer emanaba, todos se vieron formados en fila india y saludaron de forma respetuosa. Ella miró la casa y arqueó una ceja al ver lo descuidada que se encontraba. — Al parecer el trabajo está de sobra aquí. Quiero que empiecen a limpiar a profundidad, las casas como estas tienen todo en el mismo sitio — ella señaló un armario — ahí deben de estar los utensilios necesarios; ¿Alguien sabe dónde se encuentran los señores de la casa? — El joven amo Montecristo se encuentra en el despacho — la empleada que había entrado antes miró como la anciana caminaba en dirección a la oficina — ¡Espere! Él dijo que no quería que nadie lo molestará, va a salir dentro de quince minutos. — Yo no soy nadie, soy su nana — su postura fue rígida y digna — vayan trabajando en lo que les asigné que quiero tener esta casa limpia antes de que el día acabe. Alejandro que había acostado por completo en la mesa a Aisha, se encontraba embistiendola cuando escuchó el ruido de la puerta
Alejandro sintió una paz absoluta estando al lado de Aisha, tomó la cintura de la mujer y le dió un beso a un lado de su cuello. — Tengo algo que hacer. Hablaré con un dueño de una inversión que tengo y vendré por la noche, ¿Necesitas algo? — ¿Será que me puedes esperar un momento? Tengo que ir de regreso al hospital. Es necesario estar al pendiente del abuelo Gael. — Pero si estás yendo tan frecuente al hospital puedes enfermar, lo mejor es que te quedes a descansar y ya mañana vas de vuelta. Aisha por más que le insistió Alejandro en que se quedara, no accedió. Después de despedirse de la nana se fueron al hospital y el carro manejado por el chófer de Montecristo se detuvo en el imponente edificio. — Vendré por ti, una vez que termine de mi reunión con ese socio — él le dió un beso a Aisha — no te vayas a ir y tampoco busques a Mel, por favor. — Te pido que investigues todo este asunto, Mel es lo único que tengo de familia. — Ahora yo también seré tu familia — él acarició el r
Alejandro tomó a Aisha del brazo y empujó bruscamente a Christopher. Sus amplias manos que antes la habían llenado de caricias, ahora eran utilizadas de una manera tan fuerte que sus huesos crujían ante la presión.— ¡En este momento nos vamos a la casa y tienes prohibido salir de ahí! — él la jaloneo y ella terminó por doblarse el tobillo.— ¡Ay, me duele, me duele! — Aisha se tomó el tobillo y arrugó su cara — ¡¿Qué demonios te pasa?! No es lo que parece, Christopher solo me estaba abrazando y nada más.Alejandro al ver el tobillo de Aisha tan hinchado decidió cargarla, ella empezó a sacudirse bruscamente pero decidió calmarse por miedo a caer de esa altura y perjudicar a su bebé.— Alejandro — él la puso en el asiento del copiloto con algo de brusquedad pero suavidad — ¿Qué es lo que sucede? No puedes estar así por un simple beso, escucha, yo…— ¡No me interesa saber nada de ti! ¡En la casa me vas a escuchar! Alejandro manejó como si el diablo iba detrás de él, Aisha se asustó tan