Lentamente, despierto. Alguien corre conmigo en una camilla, mientras varias personas me rodean con armas en sus manos. No puedo comprender qué está sucediendo exactamente, pero, es claro que algo está pasando y no es bueno.
Las personas gritan y yo intento saber qué es lo que está sucediendo, pero mi dolor de cabeza impide que pueda entender los sonidos que ellos hacen casi como gritos, porque los disparos les impiden escucharse entre sí.— ¿Qué está sucediendo? — Digo en hilo de voz.— No se preocupe, señora. Nos estamos haciendo cargo. — dice quien empuja la camilla. Una puerta se abre y yo soy cargada en brazos de un hombre, para después ser bajada por las escaleras. Alguien más, vigila de que no nos ataquen y yo siento que estoy en una pesadilla. Pero, sé perfectamente que esto puede suceder en el mundo de Danell, uno del que a&El conteo regresivo comienza y es por ello, que los disparos cesan y se pueden escuchar las risas frenéticas y los pasos firmes acercarse a nosotros. Siendo esto algo que me angustia cada vez más.— Deberían rendirse, chicos. No hay forma de que salgan con vida de aquí a menos que supliquen por ello, claramente. — dice un hombre cerca de la puerta.— Sabemos perfectamente que ustedes no tienen clemencia. Como su líder, solo disfrutan de ver sufrir a quien tengan cerca. — responde uno de los chicos.— ¿Quiénes son? ¿Cuál de los Castagnoli es su líder? — pregunto preocupada.Con todo lo que ha sucedido, no entiendo realmente cuál de los Castagnoli sería capaz de algo así, porque todos son capaces. Así que, miro preocupada intentando saber quién puede ser, porque si es Louis, debo acudir a sus hermanos y viceversa.Y
Avanzamos y no tengo la más remota idea de donde puede ser. Solo sé que fue Danell quien me ayudó a salir de ese momento complicado, pero, de acuerdo con nuestros antecedentes, no sé si lo hizo por algo bueno o malo.Los autos se mueven rápido y yo solo intento calmar a los bebés que no sé cómo tranquilizar. Ni siquiera yo estoy tranquila, por lo que, intento cerrar mis ojos y no pensar en el dolor de mi cuerpo o la preocupación que siento por cómo puede terminar todo.El auto se detiene en una pista y de inmediato, usan los portabebés para colocar a cada uno en estos y después, dejarme bajar. Miro a mi alrededor y todos se mueven como si fuera el fin del mundo, por lo que, suspiro profundo, deseando que solo sea un pequeño problema.— ¿A dónde vamos? — pregunto preocupada mientras camino con ayuda hacia el avión.La experiencia desagradable
Pude decirle muchas cosas, unas que siento desde lo más profundo de mí. Pero, no quiero que el primer día de vida de mis hijos, sea así de malo. Por lo que, dejo que se marche y me enfoco en mis hijos para no llorar.Porque lo que menos deseo es que mis hijos sean tocados o mencionados por alguien que no dudó en intentar matarlos. Molesta, tomo los pañales al saber que no puedo usar otra cosa. Cuando abro la bolsa, encuentro paños húmedos que uso para limpiar por primera vez a mi hijo.El enojo desaparece al sentirme inmensamente feliz por tener a mis hijos conmigo y poder limpiarlos cuando se ensucian. Sintiéndome mejor al ver sus pequeños cuerpos, lo limpio y le coloco un pañal nuevo, para después arrullarlo en mi pecho.El pequeño se calma un poco y por eso, lo coloco encima de la cama, mientras tomo a la pequeña que gimotea en su portabebés. Con cuidado,
Danell no se marcha por más que se lo pido. Pero, no me molesto más por ello, ya que, me concentro en mis hijos y no dormirme porque estoy frente a una gran amenaza. Por fortuna, el tiempo pasa y aterrizamos en un lugar bastante solitario.Como puedo, me muevo intentando tomar a mis hijos, pero, todo duele. Por ello, me enojo al saber que necesitaré la ayuda de alguien más porque no puedo llevar a los dos bebés en mis manos y bajar las escaleras.— Déjeme ayudarte. — dice Danell y yo niego.— Solo necesito una silla de ruedas. — digo seria.Es tan desagradable pedir una silla de ruedas, porque esto me recuerda a Danell. Pero, la necesito, solo así puedo llevar a mis hijos conmigo y aunque aun así necesito ayuda para moverme, ellos no tocaran a mis bebés.— Si me permites, puedo llevarte y…— No. Solo búscame una silla de ruedas, de lo dem&aac
Como puedo, abrazo a mis bebés cuando la brisa fuerte golpea mi cuerpo. Por lo que, de inmediato, uno de los chicos intenta protegerme de la brisa al colocarse frente a mí. Eso hace que me sienta agradecida, pero, de inmediato, mi agradecimiento muere al ver al hombre frente a mí.Muchas veces olvido detalles de las cosas que me rodean, pero, nunca olvido un rostro y menos, si fue ese el rostro que más me miraba con odio cuando me sostenía con la intención de que tomara el abortivo.Por lo que, de inmediato, alejo de mis hijos del hombre que me agarró con fuerzas al punto de inmovilizarme completamente, para que me dieran un abortivo. No puedo odiarlo, pero, tampoco congio en él.— ¿Se encuentra bien, señora?— Estoy bien, gracias.— Dove, espera la silla de ruedas, están instalando la rampa para que podamos bajar sin problemas. — dice Danell saliendo de la h
Terminamos de comprar las cosas básicas como ropa, toallas húmedas, pañales y cosas de aseo personal, tomando el dinero que tengo en mi cuenta para pagarlos, aunque eso no les agrada a los dos hombres Castagnoli.— Quería comprar más cosas y no nos dejaste. Ahora, pagas tú, sí que sabes ser molesta cuando te lo propones. — dice Carl y yo asiento.— Sí, puedo ser muy molesta. Pero, viendo las cosas como son, es esperable que lo haga cuando no son mis personas favoritas en el mundo.— Soy el tío de los bebés.— Y yo su padre. — dice Danell y yo siento malestar al escucharlo decir algo así.— No eres su padre, Danell. Perdiste ese derecho cuando me sometiste para que tomara el abortivo. — digo con frialdad, para después subir al auto.— Creo que recuperarla, será una misión imposible. — dice Carl a su
Un mes despuésLa renuncia a su cargo, era verdad. Danell no se marchó con su hermano y la mayoría de sus hombres, lo dejaron. Lo sé porque vive en la casa al lado de la mía. Una donde puedo ver lo que hace, porque sus ventanas son grandes y siempre están abiertas.— ¿Puedo pasar? — pregunta Anne, la mujer a cargo de la limpieza de la casa.— Sí. — digo secando a uno de los bebés, mientras el otro juega con sus pies.— El vecino ha vuelto a enviar su desayuno. — dice Anne y yo suspiro profundo.Sé perfectamente cuales son las intenciones de Danell, por lo que, no me esfuerzo siquiera en molestarme con él y mucho menos, reclamarle. Por lo que, vuelvo a dar la orden que siempre doy después de cada comida:— Puedes comértela si lo deseas o regalarla. — digo continuando con mi trabajo con los bebés.— S
Danell se marcha mostrándose bastante afectado por lo que le he dicho, pero, no puedo suavizar lo que pienso cuando eso solo le daría falsas esperanzas. Estar encerrada en la casa con los bebés, me dio mucho tiempo libre.Por lo que, se los dedique a la lectura e inversiones para poder tener más dinero para los gastos que tengo. Entre mis lecturas, tuve varias historias donde las mujeres por amor, soportaron tanto que terminaron completamente destruidas y por eso, solo tuvieron que soportar el dolor, mientras se reconstruían quedando grietas por todas partes.Yo no quería esa vida, yo no quería ser Miley de la historia esposa sustituta u otras mujeres que sufrían aferrándose a un hombre que no cambio o que lo hizo demasiado tarde para salvar su relación.Entonces, debía analizar mi vida, que quiero y no deseo en mi vida y la de mis hijos y no esperar que así como el amor todo lo