Luisa
Camino a paso firme por el corredor para regresar al cuarto de la marquesa y decirle toda la verdad. Cuando pensábamos que esto sería temporal era fácil de llevar y divertido, pero ahora que ha despertado y que quiere que llevemos esto más allá es algo que no puedo permitir. Sé que carlos me matará, ya que me pidió que dijéramos esto juntos pero prefiero que me echen la culpa a mí y desaparecer a que él tenga que vivir con esto el resto de su vida. Tal vez me estoy viendo muy considerada pero el marqués me agrada y prefiero que pase por víctima que por otra cosa.
Llego justo al corredor donde se encuentra su habitación y cuando doy el paso para dirigirme hacia allá, un hombre y Teresa salen de ahí provocando que me esconda en uno de los armarios
CarlosSubo las escaleras con ella con una rapidez que parece que quiero volar.―¡Me lastimas! ― Murmura.―Sólo camina.― Le pido furioso y cuando entramos al cuarto cierro la puerta y ella entra a su habitación y se encierra.―¡Ábreme Cariño! ― Expreso porque sé que en el área donde estoy no puedo hablar en voz alta porque pueden escucharnos afuera. ― Luisa.― Murmuro, pero no me contesta.― Sólo quiero hablar contigo.―¿Sobre qué? ― Habla.―Sobre el punto de que no me haces caso cuando te pido que me hagas caso ¡Por qué tienes que ser así! ― Levanto un poco la voz.<
Luisa—Familia, hemos decidido cumplir la petición de mi madre y Ana y yo nos casaremos a finales del verano. —Escucho la voz de Carlos mientras los dos estamos tomados de la mano en frente de la familia.—¡Qué emoción! —Expresa Julieta—Una boda, por fin podré usar un vestido nuevo y elegante.Todos los demás nos ven atentos sin prestarle mucha importancia, pero la mirada de Teresa es como para huir de ahí. Nos ve con ojos hambrientos de coraje o posiblemente sólo hambrientos porque es obvio que la señora no ha comido desde hace un siglo.—¿Que no te alegras por mi Teresa? — Pregunta Carlos.<
LuisaDespués de la cena y de despedirnos de la marquesa, Carlos y yo subimos a nuestro cuarto para poder hablar sobre todo lo qué pasó que al parecer era algo que ninguno de los dos lo esperaba. Entramos tomados de la mano hasta que las puertas fueron cerradas por Larry quien por órdenes de Carlos invitamos a nuestra junta nocturna.—Tu hermana me va a matar.—Le digo mientras me quito los tacones y camino por el suelo de madera.—Eso es seguro, por eso debemos ser extra cuidadosos ¿vale? Porque más que nunca querrá que algo se nos pase y puede que todo lo hemos logrado se vaya a la basura, por eso la razón de que Larry este aquí.—Mejor aquí que escuchando detr
Luisa—Hogar, dulce hogar.— Expreso mientras entramos al elegante hotel en Madrid y salgo inmediatamente al balcón.Carlos entra detrás mío mientras Larry trae cargando las maletas un poco más ligeras que la vez pasada.—¡Dios! Muero por salir.—¡Eh! No.— Contesta Carlos.—¿Eh no? ¿Eso qué significa?—Que no saldremos mientras estemos aquí, querida.— Y pronuncia ese nombre como si fuera algo lógico.—¿Por qué?—Vamos Luisa, Madrid puede ser muy grande pero aquí
CarlosBella, Luisa es bella, y ahora que la he visto de esa manera no puedo quitarme la imagen de la cabeza, la que he decidido atesorar como todos los momentos que me gustan con ella.Puede parecer tengo todo y que no necesito nada más, pero no es así, en mi vida hay muchos momentos que no me pertenecen o que son breves, como el poder nadar tranquilo en una piscina,cabalgar con Luisa hacia mi lugar favorito o mejor aún compartir una habitación con ella sin que mi hermana o alguien esté al pendiente, así que ahora que lo hago, lo atesoro para el recuerdo.—¡Muero de hambre!.—Escucho la voz de ella mientras sale de su habitación con un vestido negro muy elegante, de tirantes, entubado con un cinturón color dorado que le da un toque especi
Carlos La noche continua. Las pláticas personales se terminaron y dieron paso algo más ligero y llevadero, que con ayuda del vino, nos volvió un poco más cercanos provocando que de vez en cuando nuestros labios se besaran ligeramente para después reir. Una felicidad infinita me invadió, de pronto no sabía donde estaba, ni qué pasaba con el mundo, esa habitación era todo lo que quería conocer y la risa de Luisa lo único que quería escuchar. De pronto su rostro se ilumina.—¡Oh por Dios! Amo esa canción.— Expresa fascinada y me toma de la mano para que me ponga de pie junto a ella. —No, no, espera, yo… no sé bailar.— Confieso tontamente. —Todos saben bailar cuando están con la pareja correcta.— Contesta.
LuisaHow wonderful live is, now your in the wordEscucho esas palabras en mi mente al abrir los ojos a la mañana siguiente y sonrío como idiota. Sé que no me tengo que dejar llevar por estos momentos pero me es imposible no hacerlo, porque quiera o no el marqués es encantador y entre más lo conozco, más me doy cuenta de la clase de ser humano que es y eso no se puede actuar o esconder.Me levanto de la cama y me alegro que esta vez lo hice sola, sin que dos chicas están esperando por mí para presionarme mientras me doy un baño o me visto.Estiro mis brazos, muevo mi cuello y luego volteo a ver hacia la ventana que da hacia la calle. La Casa de las Rosas es muy bonita pero nada como la ciudad para
LuisaNuestros labios temblorosos al principio se juntan en un leve beso que después de saborearlo, hace que todo fluya con mayor normalidad. Él sigue colocando sus manos sobre mis mejillas que se siente calientes por todo el fuego que traigo dentro de mí. Poco a poco se va abriendo paso en mi boca para hacer el beso más profundo, intenso, pasional.Mis manos han quedado suspendidas a los costados de mi cuerpo porque no se atreven a tocar ni a moverse porque siento que si lo hago arruinaría el momento.Él sigue atado a mis labios, disfrutandolos como si nunca los hubiese besado, dejándose llevar por este momento tan íntimo entre los dos que me confunde a niveles inimaginables. No sé si Carlos está actuando o no, pero debo admitir que este beso no es