Estaba claro que Ónix estaba disfrutando mucho de la atención de la joven mujer y Drake se preguntó si su veci…—Eso es muy amable de tu parte —Dejó de cavilar. Asintió y notó cómo el rostro de la fémina se contrajo en una mueca y llevó una mano a su abultado vientre—. Oh, acaba de... —Con un profundo estupor, vio cómo la chica mojaba su pantalón y... —. Oh, Dios, he roto aguas y... Oh, duele...—¿Qué? —preguntó incrédulo.Miró a todos lados, la desesperación aflorando y no supo qué hacer.—N-necesito ayuda, mi... bebé está... —Sin pensarlo dos veces, se irguió de un salto y sin preguntar nada, cargó a la fémina en brazos.—Tranquila, ¿de acuerdo? —Ni siquiera supo cómo lo hizo, pero comenzó a caminar a largas zancadas con la joven mujer en brazos y la correa de Ónix aferrada en una mano—. Buscaré ayuda, todo estará bien...—L-las contracciones... Yo... —La chica emitió un gemido lastimero y se retorció entre sus brazos—. Duele, pero... falta una semana aún y... —calló y otro gemido a
La noche no fue lo único que lo sorprendió al salir de la clínica, en lo absoluto. Frenó los pasos, tironeando de la correa cuando Ónix se abalanzó hacia delante, llevándolo casi a rastras.—Buenas noches, vecino —ironizó su, bueno, vecino.El chico yacía de brazos cruzados, con una sonrisa sarcástica y una mirada burlesca. Supuso que estaba en serios problemas, posiblemente.—¿Cómo...?—Oh, no pongas esa cara, vecino —Frunció el ceño—. Ónix tiene un chip en el collar. Puedo rastrearlo y vaya, nunca imaginé que estaría justamente en una clínica de maternidad.—Todo tiene una explicación —imperó, soltando la correa.El perro salió corriendo al encuentro con su dueño. Quedó observándolo, Ónix parecía tan feliz de ver a su, bueno, vecino.Algo extraño brotó dentro de su pecho y se preguntó qué era.—Oh, también te extrañé, amigo —Escuchó y soltó un suspiro—. Vamos a casa, ¿eh?—Se portó muy... bien —musitó.No, ¿por qué gastar saliva si su vecino parecía estar en otro mundo junto a su pe
Con permiso de quien es el narrador omnisciente, debo hacer este pequeño inciso y meterme de nuevo en narrador de primera persona. Bueno, en cualquier caso, el narrador sigo siendo yo, sea cual sea el tipo, ¿cierto? Se los dije apenas comenzó esta historia, pero en fin. El caso es que tengo que contarles ciertas cositas que han pasado hasta el momento, como que él ha estado un poco nervioso porque cierto chico lo invitó a cenar. Oh, Dios, es evidente que hay algo allí y aunque no tenga idea de lo que es, tiene todo que ver con el vecino.Ahora que lo pienso, él dijo que la invitación es para los dos. Ay, ¿debo ir? No quiero compartir la cena con cierta cosa que ladra. Sin embargo, haré el esfuerzo de ir porque no quiero perderme ningún detalle del posible caos que se armará con esos dos. Ups, creo que me estoy adelantando a los hechos sin tener la más mínima idea de lo que pasará, pero si tengo en cuenta lo que ha ocurrido hasta ahora… Bueno… Mejor no pensar en cosas que no vienen al
Exhaló un suspiro cansino y miró con un ligero ceño el desastre del que habría sido, si lo hubiera terminado, un bonito paisaje minimalista. Salpicaduras de una amalgama de colores abarcaban casi todo el cuadro, así como también las huellas de su gato. Olvidando todo el desastre, al menos Mr. Shady tuvo su oportunidad de pintar, algo así. Cuando terminó de recoger y limpiar todo, se dirigió a su habitación. Otro desastre lo esperaba sobre su cama porque, aja, había estado sacando todas sus camisas de las perchas.Otro suspiro y otro más mientras meditaba sobre los sucesos de las últimas semanas y sobre la cereza del pastel de esta tarde. No es como si se quejara; de hecho, sentía que tal vez las cosas comenzarían a cambiar un poco esta noche, ya sea para bien o no.—Está bien, debo mantener la calma y dejar que las cosas sigan su cauce —musitó, viendo por el rabillo del ojo a su gato entrar a la habitación y saltar sobre la montaña de camisas en medio de la cama—. Mr. Shady, espero qu
Ladridos y maullidos, gritos y chillidos… Ah, no había nada mejor como comenzar a llevarse bien con su vecino que de una manera hilarante y surrealista. Es que en serio, Drake no podía creer que estuviera en medio del porche de la casa de su vecino tratando que el enorme perro no se comiera a su gato. Bueno, no tan así. Porque su gato se había trepado a sus hombros y ahora miraba con altivez a dicho perro que no paraba de dar vueltas alrededor de Drake, meneando la cola y haciendo fiesta.—Oh, te puedo asegurar que Mr. Shady no se convertirá en tu comida, Ónix —refunfuñó, mirando con una ceja arqueada al perro, luego olfateó algo y frunció el ceño—. Mhm, que bien huele y… —Alzó la mirada y… Oh, mierda, su vecino se encontraba boquiabierto mirando el espectáculo que estaba dando con su gato y Ónix—. Buenas noches, vecino. No quiero sonar fuera de lugar, pero algo huele muy bien —Dio un paso hacia la puerta abierta, siguiendo el aroma a comida, como si él fuera un perro—. En serio, huel
Evans quedó mirando boquiabierto a su perro y al gato de su vecino caminar escaleras arriba. El gato caminaba de una manera singular, como si fuera un modelo o algo así; su perro, en cambio, daba la impresión de dar saltitos… Bueno, al menos no se estaban peleando. De hecho, Evans se dio cuenta de que su perro aceptó al gato de su vecino como si nada, como si fueran amigos o algo así. Según tenía entendido, no era tan común que los perros y los gatos se llevaran bien, pero, en todo caso, siempre había una excepción y que Ónix y Mr. Shady sean esa excepción era suficiente. Era más como un alivio porque…—Ya puedes cerrar la boca —Evans se sobresaltó y giró en torno a su vecino—. Digo, también quedé boquiabierto, pero llevas allí un par de minutos con la mandíbula por el suelo —Rodando los ojos, Evans cerró la boca—. Ya no hueles a especias y no es que me esté quejando por el aroma que ahora huelo en ti.—Debe ser el champú —comentó, rodeando la barra de la cocina—. ¿Qué tal si cenamos?
No sabía exactamente en qué momento preciso comenzó a ocurrir, pero lo cierto es que su gato había estado escabulléndose a la casa de su vecino. De acuerdo, Drake tenía una ligera sospecha de cuándo había comenzado a ocurrir. Digamos que desde la cena, hace casi un mes ya, las cosas habían estado cambiando o, mejor dicho, toda la situación había estado cambiando. Mr. Shady, a saber cómo, porque Drake no lo entendía, se había hecho amigo del perro de su vecino. Las primeras veces que vio a su gato caminar rumbo a la valla, que separaba las casas, y maullar a todo pulmón para segundos después ver al perro del vecino salir de su propia casa y ladrar… Bueno, fue toda una sorpresa. Al principio, Drake pensó que su gato estaba buscando problemas o algo así, pero luego de ser testigo del singular intercambio de maullidos y ladridos, se percató de que esa era la forma que Mr. Shady y Ónix tenían de comunicarse. No había nada hostil en los maullidos de su gato, tampoco lo había en los ladridos
Su corazón latía con brío, su sangre parecía lava por sus venas y estaba seguro de que su rostro había adquirido una gama muy rojiza… Había hecho todo lo posible para actuar normal y mantener las emociones a rayas, pero ahora que estaba dentro de su casa y lejos de los ojos inquisitivos de Drake, Evans dejó escapar un gritito de pura adrenalina. Dios mío, todavía no podía creer que Drake le había confesado que gustaba de él y mucho menos que lo hubiera invitado a salir… No, no era simplemente una salida, era una cita. Tendría una cita con Drake y… El ladrido de Ónix lo bajó de la novena nube, algo así.—Bueno, gracias, Ónix, acabas de hacerme aterrizar de nuevo en la tierra —imperó, acariciando la cabeza de su perro—. Al carajo, ¿a quién quiero engañar? Estoy demasiado feliz como para comportarme como una persona adulta. Quiero actuar como me dé la gana y ahora mismo podría saltar y gritar como un crío —Ónix ladró y comenzó a corretear a su alrededor, pareciendo tan feliz como él—. ¡D