La situación tenía y debía ser la más ridícula y bochornosa que había enfrentado en su vida porque de verdad, Drake no creía estar de nuevo frente a la puerta de su vecino sin contar que minutos antes recogió la bolsa y la llevó hasta el contenedor de basura de la calle. Se repitió una y otra vez que todo era por no decepcionar a su madre y no por otros motivos... ocultos.Siendo sincero, la curiosidad despertó dentro de sí y ahora quería saber a qué se refirió el chico con ese comentario tan particular respecto a familia constituida.No teniendo más opciones, tocó el timbre.Contó mentalmente mientras rogaba por un milagro y que su vecino se hubiera marchado de su casa o que se hubiera ido a dormir o lo que sea, pero después de diez segundos, la puerta se abrió. Esta vez ocultó el estupor que sintió —hace una hora— al ver los ojos color zafiro de su vecino. El repentino deseo de tener un pincel, pinturas y un lienzo en sus manos y plasmar el rostro del chico… bueno, lo dejó un tanto
La situación bien podría definirse como extraña y rayando lo ridículo, aunque en parte era su culpa. En realidad, no fue consciente de la magnitud de sus comentarios burlesco para con su vecino, tampoco midió las consecuencias que arraigaron saludar a la madre de este y seguir el hilo de la simple conversación. Y ahora tenía que cumplir con su palabra, todo porque no pudo mantener la boca cerrada. Bravo.Le dijo a su vecino… No, a Drake que aceptaría ir a desayunar, pero antes tenía que darle de comer a su perro; no fue una mentira. Además, necesitaba cambiarse de ropa, peinarse, lavarse los dientes —de nuevo— y tratar de centrarse en lo que estaba a punto de hacer, que no era otra cosa que el resultado de una tregua.Exhaló un ligero suspiro, miró a su perro comer gustoso del tazón, negó con la cabeza y se encaminó hacia la habitación. Estaba seguro de que podría suceder dos cosas: llevar las cosas por la paz con Drake o matarse mutuamente en el intento; daba por hecho lo segundo.(…
Continuación inmediata del capítulo anterior...—Las mascotas necesitan atención y cuidado, es una lástima que...—Oh, no se preocupe —objetó de inmediato, esta era su jodida oportunidad—. Draky se ofreció amablemente para cuidar de mi perro mientras no estoy en casa. Su hijo es un buen vecino.Se preparó mentalmente para la posible contienda que se desataría.—¡Nunca dije...!—Eso es muy amable de tu parte, Draky —espetó Geraldine, interrumpiendo a su hijo.Evans sintió la culpa crecer en su pecho, no quería mentir tan descaradamente a la buena señora, pero en su defensa, todo esto no estaría ocurriendo si su vecino fuera un buen... vecino.—Estoy tan feliz de que tengas un amable chico como vecino y amigo, hijo.—Mamá, de verdad, nunca dije que...—Sí, Draky es tan buena persona que hasta recoge las suciedades de mi perro, las coloca en una bolsa y la tira en el contenedor de basura —acotó, con voz casi melosa, aunque, claro, también había burla—. Además, Ónix es un buen perro e inc
—Tiene que ser una broma —musitó por lo bajo.Parpadeó varias veces, no creyendo lo que veía porque le resultaba irreal. Dio otro par de pasos y quedó al lado del enorme perro. Se percató de la correa, un tazón y una bolsa de alimento, todo meticulosamente acomodado en medio de su porche. Bufó unos cuantos improperios, miró hacia la casa contigua y no divisó a su vecino. Se permitió maldecirlo porque sí y centró la mirada nuevamente en las cosas del perro, notando de inmediato algo que parecía ser una nota. Se inclinó hacia delante y agarró el pedazo de papel; se sorprendió por tan prolija caligrafía...«Realmente lo siento, vecino, pero necesito que cuides a Ónix. Regresaré muy tarde a casa y él debe y tiene que comer y beber mucha agua. También llévalo a dar un paseo por el parque y de paso el ejercicio no te vendría nada mal, es bueno para la salud.Gracias.Evans :)».Entrecerró los ojos y quedó observando la carita sonriente porque, bueno, tenía que ser un jodido chiste, ¿cierto?
Estaba claro que Ónix estaba disfrutando mucho de la atención de la joven mujer y Drake se preguntó si su veci…—Eso es muy amable de tu parte —Dejó de cavilar. Asintió y notó cómo el rostro de la fémina se contrajo en una mueca y llevó una mano a su abultado vientre—. Oh, acaba de... —Con un profundo estupor, vio cómo la chica mojaba su pantalón y... —. Oh, Dios, he roto aguas y... Oh, duele...—¿Qué? —preguntó incrédulo.Miró a todos lados, la desesperación aflorando y no supo qué hacer.—N-necesito ayuda, mi... bebé está... —Sin pensarlo dos veces, se irguió de un salto y sin preguntar nada, cargó a la fémina en brazos.—Tranquila, ¿de acuerdo? —Ni siquiera supo cómo lo hizo, pero comenzó a caminar a largas zancadas con la joven mujer en brazos y la correa de Ónix aferrada en una mano—. Buscaré ayuda, todo estará bien...—L-las contracciones... Yo... —La chica emitió un gemido lastimero y se retorció entre sus brazos—. Duele, pero... falta una semana aún y... —calló y otro gemido a
La noche no fue lo único que lo sorprendió al salir de la clínica, en lo absoluto. Frenó los pasos, tironeando de la correa cuando Ónix se abalanzó hacia delante, llevándolo casi a rastras.—Buenas noches, vecino —ironizó su, bueno, vecino.El chico yacía de brazos cruzados, con una sonrisa sarcástica y una mirada burlesca. Supuso que estaba en serios problemas, posiblemente.—¿Cómo...?—Oh, no pongas esa cara, vecino —Frunció el ceño—. Ónix tiene un chip en el collar. Puedo rastrearlo y vaya, nunca imaginé que estaría justamente en una clínica de maternidad.—Todo tiene una explicación —imperó, soltando la correa.El perro salió corriendo al encuentro con su dueño. Quedó observándolo, Ónix parecía tan feliz de ver a su, bueno, vecino.Algo extraño brotó dentro de su pecho y se preguntó qué era.—Oh, también te extrañé, amigo —Escuchó y soltó un suspiro—. Vamos a casa, ¿eh?—Se portó muy... bien —musitó.No, ¿por qué gastar saliva si su vecino parecía estar en otro mundo junto a su pe
Con permiso de quien es el narrador omnisciente, debo hacer este pequeño inciso y meterme de nuevo en narrador de primera persona. Bueno, en cualquier caso, el narrador sigo siendo yo, sea cual sea el tipo, ¿cierto? Se los dije apenas comenzó esta historia, pero en fin. El caso es que tengo que contarles ciertas cositas que han pasado hasta el momento, como que él ha estado un poco nervioso porque cierto chico lo invitó a cenar. Oh, Dios, es evidente que hay algo allí y aunque no tenga idea de lo que es, tiene todo que ver con el vecino.Ahora que lo pienso, él dijo que la invitación es para los dos. Ay, ¿debo ir? No quiero compartir la cena con cierta cosa que ladra. Sin embargo, haré el esfuerzo de ir porque no quiero perderme ningún detalle del posible caos que se armará con esos dos. Ups, creo que me estoy adelantando a los hechos sin tener la más mínima idea de lo que pasará, pero si tengo en cuenta lo que ha ocurrido hasta ahora… Bueno… Mejor no pensar en cosas que no vienen al
Exhaló un suspiro cansino y miró con un ligero ceño el desastre del que habría sido, si lo hubiera terminado, un bonito paisaje minimalista. Salpicaduras de una amalgama de colores abarcaban casi todo el cuadro, así como también las huellas de su gato. Olvidando todo el desastre, al menos Mr. Shady tuvo su oportunidad de pintar, algo así. Cuando terminó de recoger y limpiar todo, se dirigió a su habitación. Otro desastre lo esperaba sobre su cama porque, aja, había estado sacando todas sus camisas de las perchas.Otro suspiro y otro más mientras meditaba sobre los sucesos de las últimas semanas y sobre la cereza del pastel de esta tarde. No es como si se quejara; de hecho, sentía que tal vez las cosas comenzarían a cambiar un poco esta noche, ya sea para bien o no.—Está bien, debo mantener la calma y dejar que las cosas sigan su cauce —musitó, viendo por el rabillo del ojo a su gato entrar a la habitación y saltar sobre la montaña de camisas en medio de la cama—. Mr. Shady, espero qu