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Noah.

A pesar de lo maniática que es Mariah, no se me olvida que es una dama, y podría hacer lo mismo que mi hermano, cuando la conoció por primera vez, en donde ella estaba pateando a Adele en el suelo, como la miserable despiadada que es, justo como se ha comportado ahora, que ha separado la cabeza del cuerpo de su hermano.

Sin embargo y a pesar de lo que pienso acerca de todos estos hijos de alfa Boris, lo cierto es que ya estoy harto de tener a uno de ellos muerto en cada esquina.

O eso es lo que me digo para no admitir que en el fondo le tengo lástima, recordando lo que sentí hace un momento, cuando vi a mi hermano tirado en el piso por su causa.

Dolor.

Angustia.

Desesperación.

Nada que no pueda disimular en mi posición de alfa, por supuesto.

―Solamente cálmate, ¿quieres, Mariah? ―le digo, para tratar de calmarla, mientras la tengo bien agarrada en mis manos.

Sin embargo, no puedo evitar el ver cómo el imbécil de su hermano está tratando de atacar a mi Adele, lo cual me hace