La grada entera irrumpió en aplausos, Sinuosa había conseguido otro tanto, ese evento en el que participaban los miembros del comité, gracias a la publicidad que James dio entre los suyos, estaba siendo todo un éxito. Estaba feliz, podría haberlo sido completamente si cierto estúpido no estuviese a mi lado, importunándome.
– Mírala – me dijo, como si estuviese ciega y no tuviese ojos en la cara, colocando su brazo alrededor de mi cuello, acercándose más de lo necesario – hasta esa yegua tiene más curvas que tú – le sonreí con desgana, apartando su brazo de mí. Sonrió, como si molestarme fuese su único propósito.
– Recuérdame otra vez qué es lo que haces aquí.
– S
La primera clase fue muy bien, debo admitir que ella era una gran instructora, incluso me olvidé del trabajo y los problemas por unas horas, la pesadez y los recuerdos del pasado también se marcharon, y no sé cómo, terminamos en la sala de estar, con un par de cervezas, comiendo ganchitos. Ella era distinta a cómo había imaginado, no era una de esas chicas que se dejaba impresionar, no bebía vino y jamás se callaba lo que pensaba, eso me gustaba, era todo lo contrario a mí.Era como beber con un colega, sin la pesadez de tener que estar ocultando mi parte sensible a cada rato. Ella me hacía sentir cómodo, la miraba y era como ver a otra persona, no a esa chica que adoraba vestir ropa de chico, bien tapada, y para nada sensual. Quizás su forma de ser y su aspecto tenían algo que ver con su progenitor. Tenía entendido que los padres militares siempre
Estaba entusiasmada con la boda de mi hermana, elegir los vestidos, preparar el ramo, los invitados, el catering, organizar era mi vida, lo que más adoraba. Salí al pasillo, con una gran sonrisa, junto a Amara, debíamos buscar al modista para indicarle que ese era el vestido que había resultado ganador. Mi hermana bromeaba al respecto, justo cuando la puerta del despacho se abrió, no nos detuvimos, seguimos avanzando, no me interesaba con quién estuviese reunido papá, pero entonces me detuve, incapaz de dar un paso más, de espaldas a ellos, a escasos metros de la puerta, mientras mi hermana me observaba sin comprender.– Será un placer para mí, Mike – Esa voz. Juraría que me era familiar. ¿Dónde la había escuchado con anterioridad?– Gracias por pasarte a saludar &ndash
Asistí a un combate de boxeo de mi amigo y ex compañero Alex, volver a verle fue alentador, me dio ganas de volver al pasado, de volver a tener una razón de existir, justo como en aquellos días. Pero él jamás volvería conmigo al frente, ni él ni Mike, debía resignarme de una vez.Por supuesto resultó vencedor, era un gran profesional en la materia.Levanté bien alto el ramo para que lo viese, y le di un más que reconfortarle abrazo que me supo a gloria. ¡Dios! ¡Cómo lo echaba de menos!Mientras miraba a aquellos dos, Mike y Alex, reencontrados de nuevo, los tres mosqueteros juntos, como en los viejos tiempos
Fue una suerte que un repentino viaje por su parte nos hiciese perdernos las próximas clases, y así, sin más, sin darnos cuenta, llegamos al día del evento en el club. Yo estaba histérica, estaba organizando la boda de mi hermana, las actividades en el rancho de mis abuelos y, además, iba a ser nombrada como parte del comité esa noche. No tenía ni idea de cómo lo había logrado, sin que todo se fuese de control.Una fiesta de gala, de etiqueta, reunidos en un amplio salón para la recepción del evento, antes de pasar a las gradas a disfrutar del espectáculo ecuestre que había organizado con la ayuda del comité, más que dispuesta a mostrar mi valía, pues James me había asegurado que estaban realmen
Esa mujer era imposible de conquistar, debía tirar la toalla de una vez. Ni siquiera sabía por qué seguía intentándolo, demostrarme a mí mismo que podía, que ni siquiera esa mujer podría resistirse a mis encantos. No tenía más interés que ese en ella, os lo aseguro. Aunque... había algo, por mucho que me lo negase a mí mismo, su lejanía, las continuas peleas, porfiarnos y alejarnos, ... no era nada de eso lo me hacía ansiar saber más de ella, era esa complicidad que sentía cuando me atrevía a ser yo mismo por un segundo, sin siquiera darme cuenta, atreviéndome a confiar en alguien más que en mis amigos, a los que ni siquiera me había atrevido a contarles en detalle cómo me sentía. Aún era difícil para mí. Pero... cuando estaba con ella... ¿Qué
Aquella tarde llovía, los caballos estaban nerviosos, no era un buen momento para montar, pero allí estaba, empapada, frustrada con algo que me seguía preocupando, dándole la espalda a ese idiota, afianzando las correas de la silla de montar, tenía que ir a buscar a Sinuosa, y estar herida no era una excusa para no hacerlo.No quería pensar en ese beso que ese idiota se había atrevido a robarme tan sólo unos minutos antes, o en cómo seguía allí, sin saber cómo disculparse. Tan sólo necesitaba recuperar a la yegua para así poder volver a casa.Agarró mi mano, en cuanto vio mis intenciones de marcharme, y yo miré hacia ese punto, luego a él, sin pod
Ella se volvió incluso más distante que de costumbre, lo que fue una subida de nivel bestial. Me evitaba constantemente, y el quedarnos a solas. Pero eso me divertía, verla huir de mí, como un corderillo asustado, cada uno de sus desplantes me hacían crecer como el vencedor en aquel pulso.Estaba tentado a molestarla, pero al llegar al cercado me percaté de que ya había alguien junto a ella, mientras cepillaba a su caballo favorito. La forma en la que él la miraba no me pasó desapercibido. ¿en serio? Ese idiota estaba interesado en ella. Se suponía que ella iba a pararle los pies como lo hacía con todos los demás, pero ese momento nunca llegaba. Recibía cada uno de sus halagos con una tonta sonrisa.
Me mantuve alejada de él toda la semana, evitando pensar en ese estúpido beso, había sido una equivocación, no sólo porque era un capullo, el único hombre en el mundo en el que jamás me fijaría, sino, porque, además de todo eso, él era amigo de papá. El mujeriego, solía llamarle con frecuencia.Estaba tentada a dimitir y olvidarme de toda aquella mierda, pero entonces recordé que era mi sueño, poder dedicarme a lo que me gustaba, y no iba a tirar la toalla sólo porque un capullo se hubiese cruzado en mi camino.El evento de aquella noche era para celebrar el éxito de mi primer certamen. Estaba feliz, no había más, a pesar de que estaba algo