Un mes pasa demasiado rápido, más si estás ocupada en el trabajo, si te obsesionas con él para huir sobre lo que sientes y te mientes a ti misma una y otra vez sobre lo mucho que ese capullo te vuelve loca.
Era fácil en aquellos días, no verle por el club de hípica, o que él mismo hubiese puesto distancia al terminar nuestras clases con un simple mensaje de texto: “Me marcharé de viaje, te avisaré cuando vuelva para nuestras clases” Volvió, tenía constancia de ello, James era como un libro abierto a veces, demasiado chismoso para mi gusto, pero Jack no dio señales de vida. Y eso calmó el miedo que aún vivía en mi interior, pero me hizo daño darme cuenta que mi paso por su vida no significó nada. Era incluso menos que esas chicas vacías con las que solía pasar la noche, porque ellas al me
Me estaba matando no poder aceptar su proposición. ¡Dios! Quería aferrarme a ella, tener una relación clandestina y aferrarme a mis sentimientos. Pero no podía hacerlo, no cuando había sucumbido a los chantajes de Vanesa. Acostarme con ella para proteger a Lisa, esa había sido mi maldita decisión, y no podía retractarme.Podía ver la desilusión reflejada en sus ojos, ella esperaba más de mí, y yo… simplemente no podía dársela. Tenía que seguir fingiendo ser un capullo para protegerla. Por eso entendía perfectamente lo que mi madre hizo en el pasado, alejarse de su familia para que no la viésemos llorar desconsolada al saber que no iba a poder quedarse en aquella vida junto a nosotros, no me vería crecer y moriría en algún hospital, entre quimioterapia y quimioterapia.La ostia que me prop
Hacía frío aquella noche, y quizás fue eso lo que me despertó, encontrándome a mí misma en su cama, con él allí a mi lado, profundamente dormido, enroscado a mí, como si tuviese miedo de que escapase en algún momento. Yo no quería irme a ningún lugar, ni siquiera quería pensar en la promesa que él hizo hacia esa mujer, en sí tendría que compartirle, en sus sentimientos hacia ella. Todo aquello me hacía daño, y en aquel momento estaba a salvo en su habitación.Me levanté de la cama, agarré una sudadera del armario, la que me puse la última vez y me la coloqué, pisé algo duro de vuelta a la cama, y al mirar hacia ese lugar me percaté de que era su teléfono. Lo cogí y lo sostuve entre mis manos, sin intención de mirarlo, lo cierto es que nunca he sido de e
Un año había pasado. Un maldito año en el que dejaba que esa fachada tomase el control, porque ya no quedaba nada de mí allí dentro. Todo se había marchado, las dos únicas personas que habían podido verme por dentro se alejaron de mí. Realmente lo creía, que destruía a las personas que amaba, quizás por eso no volví a verla.Huía de cualquier evento en el club, la relación con mi padre empeoró después de eso, pero no pude librarme de Vanesa, ella seguía calentando mi cama, a pesar de lo mucho que me odiaba a mí mismo por hacer eso. Pero en aquellos días, ni siquiera sabía lo que era eso, hacía mucho que galopaba por aquella vida sin sentir, tan sólo existía, sin dejar huella en la vida de los que me rodeaban, que ni si quiera imaginaban cuales eran mis verdaderas ambiciones o lo q
Estaba orgullosa de todo lo que había conseguido en ese último año. Se podía decir que el rancho se había recuperado del todo, oficialmente. Tuvimos muchos beneficios, y la mayor parte lo empleé en iniciativas para atraer al público, además de contratar más personal.En el club las cosas iban mejor que bien, me había convertido en la mano derecha de James, me lo consultaba absolutamente todo antes de proponérselo a la junta, y por supuesto, sus continuos filtreos no cesaron, a pesar de que él sabía que yo aún tenía a alguien en mi corazón. Tuve varias citas de trabajo con él fuera del club, y en cada una de ellas intentó que pasase algo más. Por supuesto salí airosa de cada una de ellas.Jack… llevaba todo un año sin saber de él. Y eso era bueno ¿no? Bueno, mi corazó
James era un buen tío, pero no era Jack, eso es lo que no podía dejar de repetirme a diario. Aún andaba anclada en el pasado, pensando en todos los errores que cometí, intentando buscar algo en cada recuerdo que me diese una explicación para todo lo que pasó entre nosotros, pero aún no había encontrado nada.Me dolía pensar en esa noche, la noche en la que todo terminó, en la que eligió a su madrastra antes que a mí. Quizás lo que sentía por mí no era nada, quizás lo que sentía por ella lo era todo. Eso era algo que nunca sabría, porque ni siquiera me quedé a averiguarlo, no podía, la respuesta me mataría. Y era absurdo, a mí me lo parecía al menos, lo que había entre nosotros nunca fue tan fuerte como para hacer parar mi corazón, pero lo hacía, porque una parte de m
Las cosas en mi vida no iban bien ni de lejos. Ya nada me llenaba, estaba como al principio. Ni siquiera las putas misiones suicidas a las que me apuntaba de tanto en tanto, el contrabando de armas o mi deporte favorito: las chicas y las drogas en una noche de descontrol. No había nada que volviese a traerme paz.Llevaba dos putos años huyendo de mí mismo, de ella, de los putos sentimientos, y del dolor. Y lo sabía, no podría correr mucho más, estaba empezando a cansarme.Muchas cosas habían pasado desde que la vi en el hospital por última vez. Para empezar su hermana ya no estaba en coma, había despertado, olvidando todo lo que ocurrió en territorio hostil. En aquel momento, vivía feliz junto a su esposo, sin recordar nada sobre Alex. Eso fue un golpe bajo para mi amigo, pero un buen empujón para replantearse su vida. Volvió a pelear, a los combate
Nunca antes pensé que un largo paseo sobre un caballo pudiese transmitirme tanta paz, hasta ese momento. Desconectar, dejar los malditos problemas a un lado y sentir el aire en mi piel, mientras el animal trotaba sobre mi propio territorio, y esa frase nunca había sido más cierta como en ese momento.Sonreí, al recordar la cara que puso mi viejo cuando le entregué los papeles y el dinero, comprando su parte. Ya no podría volver a atarme en corto y poner el rancho como excusa para tenerme dominado. No estaba dispuesto a dejar que vendiese ese lugar jamás. Los recuerdos de cuando era niño estaban aún guardados en las paredes de la cabaña, en el viento, incluso en los establos. Y no sólo los que atesoraba de niño, había creado perfectos momentos con Lisa en ese lugar.¡Maldita sea! ¿Por qué siempre terminaba pensando en ella? A&uacu
Temblaba, toda yo lo hacía, mientras mis lágrimas seguían saliendo, con esa angustia dentro de mí, mirando hacia las manos aún llenas de sangre. Ni siquiera sabía qué era lo que había sucedido, ¿quién le había disparado? Pero una cosa era clara, él me había llamado a mí, justo cuando estaba al borde de la muerte.¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no llamar a su amante o a cualquiera de sus amigos?Mi teléfono comenzó a sonar, cosa normal, pues era tarde, mis padres estarían preocupados, por no hablar de mis hermanas. Pero en aquel momento tan sólo podía mirar hacia la puerta por la que se habían llevado su cuerpo inconsciente para operarlo de urgencia, mirando de reojo hacia su padre y la zorra de Vanesa, que llegaron, tan sólo veinte minutos después de que yo lo hic