*—Damien:Sentía una opresiva presión en el pecho, como si tuviera algo pesado encima. Damien abrió los ojos lentamente, con el cuerpo entumecido y una sensación de cansancio que parecía no querer abandonarlo, como si los pocos días de sueño intermitente estuvieran cobrándole factura. Su mirada se posó en los grandes ventanales de su habitación, donde los colores del atardecer se desvanecían, mezclándose con el azul profundo de la noche que comenzaba a caer.¿Cuánto había dormido esta vez? El cielo le indicaba que habían pasado varias horas, quizás más de las que había esperado, y las lámparas de su mesita de noche incluso estaban encendidas.Bostezó, frotándose los ojos, pero la sensación en su pecho no desapareció. Más bien, parecía haber algo tangible sobre él, algo que incluso vibraba suavemente. Bajó la mirada con cautela, y sus ojos se encontraron con un par de orbes verdes brillantes que lo observaban fijamente. El susto le recorrió la columna, pero la figura sobre él se reveló
*—Damien:Tomó a Layonel por la cintura y lo sentó sobre su regazo. Layonel pasó los brazos por su cuello y buscó sus labios en un beso abrasador. Comenzaron a besarse como si estuvieran famélicos el uno del otro, frotando sus lenguas y haciendo sonar sus besos en la tenue habitación. Layonel se apretó contra él, moviendo las caderas sobre su pelvis, y Damien sintió al instante su deseo cobrar vida fuertemente dentro de su chándal.—¡Oh Dios, estás como una roca! —comentó Layonel, separándose un poco mientras reía divertido, y luego lo empujó suavemente hacia la cama. Damien terminó de espaldas sobre el colchón, observando cómo Layonel se movía sobre él, bajando con una intensidad que lo desarmaba. Layonel parecía hambriento de él, y Damien sentía una desesperación creciente por tenerlo, después de pasar todo un mes en soledad, alimentándose de sus recuerdos como la gasolina que había impulsado su deseo.Su chico bajó y Damien vio cómo él tomaba con una mano su virilidad, aprisionándo
*—Layonel:Regresar se sentía bien.Layonel aspiró el aire fresco de la mañana, dejando que el suave viento acariciara su rostro mientras contemplaba la hermosa vista de su nuevo hogar. La ciudad de Los Ángeles parecía aún más vibrante y llena de promesas que cuando la había dejado atrás. El sonido distante del tráfico, el brillo del sol sobre los rascacielos y la energía palpable en el ambiente lo hacían sentir una mezcla de alivio y emoción. Había vuelto, por fin.Ayer había tomado la decisión de regresar a casa y, después de un largo y tedioso viaje en vehículo que le pareció eterno, lo había logrado. Recordaba claramente la sensación de animación que lo invadió al acercarse a la ciudad. La expectativa de ver a Damien lo había mantenido despierto y alerta, aún con el cansancio acumulado. Después de llegar a la ciudad, Layonel expresó a Gray su deseo de ir directamente a buscar a Damien. Gray, como siempre, lo había apoyado incondicionalmente, incluso ayudándole a darle un aventón a
*—Layonel:Llegaron tarde al encuentro con los chicos porque se habían tomado su tiempo disfrutándose nuevamente en la intimidad y buscando ropa de Damien que le sirviera a Layonel.La reunión tuvo lugar en el apartamento de Luc y Clayton, quienes se habían ofrecido a cocinar para todos. Al llegar, encontraron a Uriel, Danny y Cameron ya presentes. Layonel no pudo evitar sorprenderse al notar lo bien que se llevaban Uriel y Danny. Era increíble cómo, en tan solo un mes, las dinámicas del grupo habían cambiado.La comida transcurrió en un ambiente lleno de risas y camaradería. Todos compartieron anécdotas, especialmente sobre las cosas que habían sucedido en ausencia de Layonel. Por supuesto, no tardaron en relatar las travesuras y desastres de Damien, quien, según ellos, había sido “un caos andante” en más de una ocasión.—Es bueno verlos de regreso, felices y completos —comentó Danny con su habitual aura de tranquilidad, siempre siendo el mediador pacífico del grupo.—Gracias, Danny
*—Layonel:No sabía por qué estaba nervioso. No era su primera vez allí, pero había pasado un tiempo desde la última visita a la casa familiar de su novio. En ese entonces, su relación no tenía la profundidad y la intensidad que ahora compartían, algo verdadero y real.Damien le apretó la mano mientras caminaban hacia la puerta.—Tranquilo, mi mamá te adora e incluso me echo la bronca por ti —comentó Damien divertido—. Seguro que ya tiene todo listo para consentirnos —dijo con una sonrisa tranquilizadora.Layonel se rio, incredulidad y asombro mezclados en su expresión. Era increíble, pero cierto. Allison Bates, la misma mujer que había estado tan negada a la idea de que su hijo fuera homosexual, ahora lo abrazaba como si nada hubiera pasado. Recordaba claramente cuando Damien lo dejó y estuvieron alejados, y había escuchado de los chicos que fue la propia Allison quien, tras un par de conversaciones sinceras con su hijo, le metió algo de raciocinio en la cabeza. Le recordó que no deb
*—Damien:Su amado estaba silencioso a su lado, pero comprendía su silencio. En ese momento, Damien y Layonel estaban dirigiéndose hacia el cementerio municipal para llevarle flores a los padres de Layonel. No era el aniversario de su muerte, puesto que ya había pasado, pero según Layonel este decía que era el momento adecuado para que Damien conociera a las personas que más significaban para él.El aire fresco de la tarde acariciaba sus rostros mientras caminaban entre las tumbas, las cuales parecían guardar la quietud que solo un lugar como ese puede ofrecer. Los pasos de Layonel eran firmes, pero Damien notaba el peso de la carga que llevaba en su corazón. Sabía lo importante que era este momento para él.—Layonel, ¿estás seguro? —había preguntado Damien cuando Layonel lo mencionó, su voz suave y llena de preocupación. Nunca antes había visitado ese lugar de descanso de los padres de su amado, siempre había estado ocupado con el trabajo, pero ahora que estaban juntos y Damien querí
*—Damien:El aire fresco y crispado de Frosty Village abrazaba a Damien y Layonel mientras conducían por las calles adornadas con luces cálidas y decoraciones de otoño. Damien miró hacia las casas por la ventanilla de su vehículo mientras avanzaban lentamente por las pintorescas calles de Frosty Village. El pueblo tenía una atmósfera acogedora, perfecta para un día de Acción de Gracias. Aunque la pequeña localidad estaba tranquila, las casas brillaban con las luces de las festividades, y el aroma a pavo asado y pastel de calabaza flotaba en el aire. Las casas, de madera rústica y chimeneas humeantes, emanaban una sensación de calidez que contrastaba con el aire frío de la tarde. Todo estaba tan tranquilo y ordenado, pero la animada decoración navideña mostraba el espíritu festivo que llenaba el pueblo.—¿Estás nervioso? —preguntó Layonel, notando la mirada pensativa de Damien.Damien sonrió suavemente, aunque su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. Habían sido invitados
*—Damien:Después de la cena, Damien comenzaba a sentirse un poco agobiado. Hubo tantas preguntas y comentarios que, aunque la familia de Layonel parecía un reflejo de la suya en cuanto a número y energía, no podía evitar sentirse un poco abrumado. La familia Bates siempre había sido ruidosa y caótica, pero Damien los conocía de toda su vida. Ahora, al enfrentarse a la otra familia de Layonel, todo parecía un poco más nuevo y un tanto abrumador.Layonel notó la tensión en él y, con una sonrisa cómplice, le sugirió que tomaran un respiro. Juntos, subieron al segundo piso, donde Layonel lo guió hacia una sala con ventanales grandes, que ofrecían una vista preciosa de la nieve cayendo. Se quedaron en silencio por un momento, mirando el paisaje invernal.—¿Cómo te sientes? —preguntó Layonel, su tono suave y preocupado mientras se acercaba a Damien.—Abrumado, feliz y nervioso —admitió Damien, encogiéndose de hombros.Layonel se rió suavemente.—Sí, así me sentía yo la primera vez, solo qu