El sol de mediodía ascendía por sobre los árboles que rodeaban las orillas del gran rio.
En las verdosas aguas la fauna acuática nadaba ignorando los cuerpos que descansaban en el húmedo barro, si bien cuando estuvieron aún sumergidos los mismos peces, como guiados por el instinto, mantuvieron una distancia prudencial. Hace horas que ambos llegaron allí, movidos por la… corriente. El hombre, inconsciente, fue arrastrado por la mujer hasta que al llegar a un lugar seguro ella también cayó en un profundo sopor.
Cuando una suave brisa tocó su piel, él despertó primero.
Abrió sus ojos, mirando a su alrededor, aturdido. Se levantó con un malestar sordo en todo el cuerpo, sorprendido al encontrarse en medio de la nada, con el ruido de los animales como única compañía. Con un gesto de dolor se incorporó e intentó recordar donde est
— ¿Dóndeestoy?La tan importante pregunta, formulada a Jeorg y Yaroit,fue al fin respondida.—Ya que no sé el nivel tecnológico actual de tu mundo,te preguntaré: ¿sabes que es el multiverso? —Si bien Jeorgmanteníala misma voz ácida y de casi desprecio, sus palabras ya eran de cierto modomásamables.Negué con la cabeza. Al ver la expresión molesta del hombre, añadí con rapidez. —"Multi" es muchos, y "verso", debe de ser todo. "Multiverso", ¿muchos todos?—Básicamente. —Yaroit sonrió con sus lindos ojos viéndome, mientras tomaba un poco de jugo. Merendábamoslos tres, con la gran pared de metal frente nuestro, que era metal hasta que se presionaba un botón y se retiraba para dejar paso al límpido cristal por donde se veía el soberb
La niña tenía luz del sol en el cabello y la belleza del cielo en sus ojos. Jeynz era su nombre, de esa nueva recluta, que apenas tenía trece años.Chrystiane la trajo ese mismo día muy apresurado, y por alguna razón que no terminaba de entender le encargó que la cuidase. Justo ahora, que se sentía menos preparada para ese tipo de cosas que nunca.Después de desmayarse cuando estaba hablando con Naelen, despertó sola en la habitación. Alguien la movió del suelo dejándola recostada en su cama, de donde se incorporó para intentar hablar con su mejor amiga sin hallarla por ningún lado aunque la buscó una y otra vez, encontrándose tan solo con muchas puertas cerradas y miradas frías. Sin tener idea de donde podría estar permanecía ya días recostada, cavilando una y mil veces sobre lo que sucedió. Chrys no apareció
—Estamos en problemas. Estamos en problemas. Estamos en problemas…Ivan Eralet no dejaba de repetir las mismas frases mientras veía la ciudad de Quito, apoyado en la terraza del palacio de gobierno. Unas manzanas más allá, maquinaria retiraba los escombros de la batalla librada y un equipo de ingenieros constataba los daños producidos en los edificios cercanos. La zona estaba bien cercada. A lo lejos, a su izquierda y a su derecha, las montañas se extendían como una muralla natural.El presidente Cerraerc y el Comandante Atleramni celebraban una reunión en ese momento. Apenas unos minutos antes estaba presente también, hasta que le pidieron un momento para que ambos hombres hablasen en privado, lo cual fue un alivio.La brisa le dio en la cara, refrescándole la mente.Estaba muy molesto consigo mismo y con Sytven. Discutieron; según su amigo, estaba llevando demasiado lejos
La chica lanzó un sonoro eructo, de pura satisfacción.Acabo de comer y se permitió relajarse. Después de hablar con los Cinco, Efxil le ordenó esperar hasta estar más recuperados. Al principio se mostró reticente, sin querer reconocer que necesitaba un poco de descanso. Nunca le sucedió algo similar, sufrir un ataque tan simple que casi la matase, y eso que había visitado muchos planetas y lugares peligrosos en su corta vida.Esta vez fue un completo accidente, mientras que muchas otras ella era quien buscaba los problemas. Después de una buena pelea se relajaba, se quedaba tranquila y en paz esperando en silencio.O al menos ese era el aspecto que ofrecía al exterior.En lo más profundo de ella sus propios demonios le carcomían la mente noche y día, empezando por el hecho de que no conocía nada de su pasado antes de Efxil, cada de su nacimiento, nada
La nave, con suavidad, se depositó en el suelo.Jeorg y Yaroit salieron primeros. Yo me tarde mucho más, debido a que el traje protector que me dieron me dificultaba mucho el movimiento. Los pasos resonaban metálicos cuando caminaba y al salir a la luz del día una ola de calor me recibió.Tras el visor el paisaje que se extendía era muy similar al que se veía desde la fortaleza de Jeorg y Yaroit. Al fin y al cabo no estábamos muy lejos: una montaña de distancia.No pude identificar el lugar donde se encontraba la fortaleza de los Cinco, todo el paisaje parecía natural y sin signo de intervención humana, o Daoslediana más bien. Detrás de mí la nave vacía permaneció inmóvil algunos minutos, hasta que levanto vuelo y arrancó en dirección a nuestra propia fortaleza, dejándonos solos.— ¿Dónde
Ut Serani Jeorg Macpar, iten ed Carleyt Macpar i Karlen Torun, Janerani i Patrenyc ed Arrus, Privetsagen i Herated ed zel Famyle Macpar, Tacere Orengil, Ganerel ed zes Forceas Macpar i Angermar, Nabeler ed Daosled i KalJanerani ed zel Naceof.Su señoría Jeorg Macpar, hijo de Carleyt Macpar y Karlen Torun, Gobernante y Patrono de Arrus, Primer Nacido y Heredero de la Familia Macpar, Tercer Original, General de las Fuerzas Macpar y Angermar, Protector de Daosled y vicegobernante de la Nación.Calendario terrano, 7 de febrero de 1979. Treinta y tres años antes.Sus títulos, que antes representaban en letras todo lo que era y el papel que representaba en el mundo, sonaban ahora ominosos, basados como estaban en los honores alcanzados en un mundo que para ese punto ya era polvo cósmico.El muchacho suspiró y cerr
Segunda parteDaosled“¿Acaso somos conscientes de lo que en verdad somos capaces?”El techo resonaba con las gotas de lluvia que caían, incesantes.Ni siquiera una gruesa cobija fue capaz de quitarme el intenso frío que sentía. Las lluvias llegaron a Quito, Ecuador, por lo que las grises nubes eran cosa de todos los días. Un termo con café reposaba en la mesa frente a mí, la inmensa pared de cristal estaba descubierta dejándome ver a través la ladera que bajaba hasta llegar a la ciudad que se extendía en penumbra, en silencio. El televisor de la pared estaba apagado por lo que a excepción del foco y de la poca claridad del día que entraba por el cristal, ninguna otra fuente de luz ilumina la sala.Un libro es mi única compañía, un sentim
—Lo aceptaste por fin.—No tengo opción.—Claro que la tienes. En última instancia puedes seguir ignorándolo, o enviarlo de vuelta a su dimensión, como a él mismo le dijiste.El hombre se volvió y soltó un bufido burlón.— ¿Crees tú que de verdad tengo alguna mínima idea de cómo devolverlo a su mundo?La chica le dedicó una mirada entre confundida y asombrada. — ¿Ut Serani Macpar mintiendo?—Mentir… no mentir. ¿Qué diferencia hace para este punto? Busqué y busqué toda la información que había sobre los duales, no encontré nada más de lo que poca que ya sabía. Si ese niño en verdad se convertirá en Daoslediano, tendrá que descubrir por sí mismo muchas cosas.Una ráfaga de viento sopló meciendo