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Capítulo 02 “Egocéntrica”

—¡Grata sorpresa!— expresó Danphe ante la presencia de su primer ex esposo, Will — Lo admito, como empresario lucias bien, pero ocupando el puesto de un valet parking… te luce mejor — mordió su labio y reflejo en su rostro una burla.

—Perr@, verte me hace querer matarte aquí mismo ante todos — ella enarcó su ceja y sonrió de lado, disfrutaba mirarlo acabado.

—¿Por qué no lo haces? Aquí me tienes, indefensa y desprotegida — abrió sus brazos.

—Créeme, ganas no me faltan, pero matarte sería muy fácil para ti, mereces algo peor, algo que te haga sufrir, como volver a la pocilga de dónde una vez te saque ¿Recuerdas? ¿Ese cochinero de apartamento que tenías? Por mi es que ahora tienes un poco de valor, es que ahora eres… gente, antes eras un pobre mujer que intentaba sobrevivir, te di trabajo en mi empresa como abogada, pero tu, m*****a, tu me enredaste para quedarte con todo, con todo mi dinero y mis bienes — ella posó sus dedos sobre sus labios y soltó una risilla.

—No tienes idea de cuántos me han dicho eso ¿Es una fantasía de ustedes querer verme sufrir? Mi último esposo dijo que escupirá sobre mí el día que me vea arrastrándome por el suelo — suspiro — Dicen que soñar no cuesta nada.

—No eres un Dios, Danphe, y todo lo que sube, baja — dijo entre dientes y ella sostuvo su mentón

—¿Lo dices por experiencia propia? ¿Eh? Digo, estuviste en lo más alto y mírate ahora… estás frente a mi a punto de estar mi auto por mi, Will Will, déjame decirte algo, en mi caso sucederá diferente, Will de mi corazón, mi inteligencia no se compara con las de ustedes, tengo trucos, muchos trucos. Ustedes eran solo unos… idiotas asquerosos — se acercó a él y posó sus manos en los hombros — Por cierto, Sigues igual de guapo, un poco ojeroso y demacrado, pero lindo — lamió sus labios — ¿No me extrañas? — fingió un puchero — Soy una mujer difícil de olvidar, siempre dejo mis huellas en cada uno, sean buenas, o malas — mordió su labio.

—¿Extrañarte? A las perr@s como tú no se les extraña, m*****a bruja — ella se mostró ofendida, aunque no lo estaba — Das asco como mujer — movió sus hombros restando importancia.

—Will, Will, si sigues ofendiéndome haré que te despidan, supongo que encontrar este trabajo te costó, que curioso — miró el edificio —¿No era aquí donde traías a tus amantes? ¡Que humillante debe ser trabajar aquí luego de que pagabas por las mejores suites de este lugar! — se carcajeo con escándalo — ¿Y ahora, Will? ¿A qué hoteles llevas tus mujeres? Dudo que tengas para pagar una habitación aquí, ni siquiera la más sencilla — siguió con la burla — Dios, como disfruto verte así, vestido de Valet, a punto de estacionar mi auto, ah, que placer me dio verte — alzo su llave, y antes de que él la tomará, las dejó caer el suelo — Uff, lo siento, se me resbalaron — Will empuñó sus manos — Recógelo del suelo, m*****a cucaracha— habló con imponencia, él en contra de su voluntad lo hizo — Buen chico, así me gustan, que sean obedientes, que sigan mis órdenes — acarició el rostro de Will — Recuerdo cuando te conocí, sumiso como un niño bueno, hasta que descubrí la porquería que eras, te encantaba someter a esas jóvenes, insultarlas ¿Cómo se siente, Will? ¿Qué se siente ser humillado? Ahora perteneces al mundo de dónde salí, de esa ratonera dónde crecí, tengo entendido que vives en un pocilga como en la que yo solía vivir — dijo con tanta malicia que molestó a Will.

—Voy a encargarme yo mismo de destruirte Danphe, verte me a motivado recuperar mi empresa y todo lo que me has robado — Danphe sujeto el mentón de Will y lo miró a los ojos, desafiarla no había sido una buena opción.

—Sabes algo, Will, fui muy piadosa contigo, pero al amenazar con intentar recuperar lo que una vez fue tuyo me hizo entender que debo quitarte del medio, no representas en realidad una amenaza mayor para mí, cualquiera dirá que eres un resentido en busca de destruirme, pero tampoco estoy dispuesta a un escándalo en estos momentos tan victoriosos de mi vida, ustedes los hombres no aprenden, pero aquí estoy yo para darles una lección muy ruda.

—¿Vas a matarme? — preguntó.

—Si de eso depende mi tranquilidad, si — susurró cerca de sus labios sin titubear— Estaciona mi auto, maldit@ rata inútil, no quiero ni un rayón en él, y te lo advierto, ve buscando otro trabajo, porque me encargaré de hacer que te despidan ¿O creíste que me iría sin ver qué te vuelves a quedar en la calle? — se burló —Soy tu peor pesadilla, mi bello Will — lo besó por unos segundos — Me sigues dando asco — ella escupió a un lado y paso por su lado tropezándolo — ¡Fue un gusto volver a verte! — Fue lo último que expresó luego desaparecer.

La noche ya había caído y Danphe ahora se encuentraba en el casino como cualquier otra persona más, solo los empleados saben quién es ella, el resto ni idea de que es la dueña de este lugar, algunos que otros millonarios son lo que saben, y solo porque hacen negocios con ella.

Paseó por cada mesa de juego y miró que todo estuviera en orden, sintió gusto de ver a muchos perder, y odio por los que solo ganaron, continúo con su rutina y desde lejos se fijó en un hombre ruso, aquel mantenía una discusión con otro jugador, la suerte de hombre barbudo irritaba a otros, y el que estuviera llevándose todo el dinero era un problemas para los demás.

—¡Vamos, sabes que el dinero lo he ganado sin trampa! — expresó el ruso al otro hombre.

—Voy a recuperar lo que te estás llevando — dijo muy molesto.

—¿Seguro que quieres seguir apostando? Digo, te he dejado en banca rota — El hombre se le abalanzó encima pero en ese momento lo sostuvieron y Danphe apareció.

—¡Suficiente! — expresó con voz rígida y demandante — ¡Saquen al hombre del casino! — obedecieron de inmediato.

—Muchas gracias — respondió el ruso quien hizo su siguiente apuesta.

Ella se volteó con esa elegancia y con ese nivel de superioridad, se posó a su lado y lo detalló más de cerca, rubio, alto, fornido, con barba, cabello largo recogido en un moño, tatuajes y de buena vestimenta, ella elevó su ceja y poso su mano en el hombro de él, se dobló, y cerca del oído del , susurró.

—Buena apuesta, señor, pero el próximo escándalo como este, también deberá salir, aquí hay reglas, y si no las conoce puedo enviar a alguien que se las aclaré— la piel de Mauricio se erizó al escuchar su voz tan de cerca.

—Gracias, señorita ¿Trabaja aquí? — Mauricio quedó atrapado con la belleza de Danphe, por foto le pareció preciosa, pero en persona le resultó, muy hermosa y muy dominante.

—Su turno — Fue lo único que respondió, Mauricio apostó una gran suma de dinero, Danphe por un momento se sintió impresionada ante el número mayor por el que apostaba, sin embargo, por dentro no dejó de desearle mala suerte, era tan mala y tan arpía que pretendía arruinar la buena noche del hombre, pero sus malos deseos no fueron concedidos, y él, volvió a ganar.

—¡Boom! ¡Todo es mío! — expresó con una voz grave — También puede ser suyo, si lo deseas, hay suficiente para los dos — le dijo a Danphe, quien se encontraba molesta.

—Interesante propuesta, pero no lo necesito, tengo mi propio dinero, y de sobra — él le entregó a su amigo Jayden las fichas, y este se fue a cobrarlas mientras Mauricio conversaba con ella.

—Una mujer independiente, me gustan las mujeres así — movió sus cejas.

—Que bien por usted — ella le da la espalda y él la sigue

—Espere, no me ha dicho su nombre, el mío Es Gavrel Pávlov, estoy aquí en un viaje de negocios, posiblemente mi estadía será por unos meses — Danphe se volteó a verlo con esa mirada pícara, pero a la vez engreída y egoísta.

—Que lindo nombre, Gavrel, pero no le pregunté, y tampoco me interesa saber que lo trajo aquí a mi país, ese es su problema — Mauricio abre sus ojos ante la respuesta de Danphe.

—No sea odiosa conmigo, no le he hecho nada malo — posó sus manos detrás.

—No soy odiosa, señor Gavrel — Él miró a su alrededor y suspiró.

—¿Le puedo invitar un trago?

—No — fue cortante.

—No sea tan dura, un trago no causará daño a nadie. Veamos, su aspecto es de una mujer elegante, fina, reservada, respetuosa, pero… con un toque de mujer rebelde, empoderada y ruda, por lo que un vino sería de su gusto; sin embargo, es de las que prefiere lo fuerte, de las bebidas que queman en la garganta, Martini, Whisky, incluso el mismo tequila, o un coñac — Ella sintió sorpresa de ver cómo la describió, pero no lo mostró, se mantuvo tranquila con su ceja enarcada y esa expresión soberbia por la cual es catalogada — ¿Cuál elige tomar? Yo invito con gusto.

—Debo admitir que no se equivoca, aunque… prefiero el vodka, es bueno al percatarse de esos detalles que otros no ven, aun así, no tengo deseo de tomar ningún trago, llevo prisa, y usted me retrasa — Intentó darse la vuelta y él la sostuvo con sutileza de su brazo.

—¿Por qué no empezamos mejor de nuevo? Con el pie derecho estaría bien — le propone.

—¿Por qué cree que me interesaría hacerlo?

—Porque conocerme podría ser su día de suerte, y disculpe si resulto ser muy engreído, pero no cualquier mujer tiene el privilegio de robar mi tiempo por unos minutos— ella levantó su rostro.

—Si, es muy engreído.

—Un trago nada más, ya luego veremos si son dos, o tres, no conozco a casi nadie por aquí, ni tampoco la ciudad de las Vegas — ella soltó una risa que Mauricio no logró comprender.

—¿Y tengo rostro de guía turística? — él negó ante la pregunta tan hostil de esta mujer.

—Es bastante egocéntrica, difícil de verlo en una mujer, más por lo hermosa que es. Intento ser amable con usted, es todo — Ella tomó aire fuerte y rodó sus ojos.

—Deme una razón por la cual debería tomar un trago con usted.

—No tengo ninguna razón por el momento. Queda en usted si aceptar o no, se acercó a mí por algo ¿No es así? Aquí me tiene — dio un paso al frente para tenerla más de cerca.

—¿Por qué cree que me acerque a usted? Solo fui a dar un vistazo a la partida y a poner orden en el escándalo, me detuve a su lado y lo felicité por su jugada, y también para decirle que hay reglas que respetar — Mauricio entrecerró sus ojos.

—Digamos que sus palabras son ciertas.

—¿Dice que miento?

—Digo que intenta negar que si se acercó a mí con el objetivo de conocerme, no entiendo por qué ahora se ha arrepentido ¿No fui lo esperaba? — ajusto su traje caro.

—Bien, si, lo admito, note que muchos rodeaban la mesa, y en cuanto vi el desorden me acerqué a ver qué sucedía, o quién era el suertudo que estaba ganando tanto y provocando problemas.

—No se quede solo con las ganas de verme, atrévase a conocerme y será mejor, le garantizo que no se arrepentirá.

—Muy seguro de sí mismo, es agradable.

—Siempre voy a mí — dio otro paso más. A Danphe le resultó guapo y varonil, lo único que percibió negativo de él, es que parece ser que le gusta dominar, ser quien mandé, quien ordene, y para ella la única que puede ser dominante y demandante, es ella misma —¿Qué dice, acepta mi invitación? — ella guardó silencio — Hagamos algo mejor, como dijo que tiene cosas por hacer, entonces acépteme una invitación mañana a cenar. No soy hombre de pedirle a toda mujer que asista a una cena conmigo, usted me ha cautivado, y me encantaría compartir un rato con alguien tan hermoso como lo es, ver una dama como usted no es algo que sucede todos los días — mordió su labio y no disimulo su mirada pervertida.

—¿Intenta llevarme a la cama? — ella fue directa al grano.

—¿Estaría mal si le digo que si? — Danphe se acercó a él y lo tomó de la corbata.

—No, no cuando es sincero, sin embargo… no ocurrirá — Mauricio hizo gestos tristes — Pensaré lo de la cena, cualquier decisión que tome le avisaré.

—¿Cómo lo hará si no sabe dónde me hospedo? — ella retrocedió con cuidado y le dio la espalda.

—Soy la dueña del casino y del hotel, sabré como encontrarlo, Gavrel — siguió su camino con ese andar de imponencia y sensualidad, su caminar llamaba la atención de todos los hombres, pero solo una mirada era la que ella podía sentir encima, la de Mauricio, aquel agente encubierto que ya dio su primer paso, y que ahora moverá cielo y tierra para cumplir su misión.

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