Sol estuvo callada en el interior del auto. Warren supo que algo le ocurría, podía verlo en ella, aunque no se atrevía a decirle nada. —Sol... ¿puedo saber por qué estás tan silenciosa? —Siempre me pongo un poco nerviosa cuando voy a verme con el médico, creo que pienso en cómo estará mi bebé, espero se encuentre bien —soltó lo primero que se le ocurrió. —No debes temer. La última vez dijeron que no había ninguna anomalía, ¿no es así? —Vale, siempre existen los riesgos —emitió exhalando ruidosamente —. Debería dejar de estar nerviosa de todos modos. —Sí, deberías. Todo estará bien ya lo vas a ver. —Warren, me ha llamado tu hija y quiere que vaya a su casa, sonaba bastante serena, también me comentó que ya sabe de nuestra reconciliación, me imagino que le has contado, le dije que podría ir después del mediodía... no estoy segura, aún no estoy lista para verle a los ojos. A pesar de todo sigo sintiéndome avergonzada por la mentira y todo ese engaño que la lastimó. —Solo ve con el
Sol se subió la camilla como indicaba la especialista, mientras que Warren se quedó sentado cerca de la misma a la espera de ver en la pantalla, pronto la imagen que se iba a proyectar de su bebé. Seguía siendo su primera vez viviendo esa experiencia, lamentablemente se perdió de todo eso con la madre de Luna. Sin embargo ahora la situación era diferente. —Vale, en poco podrá ver a su bebé. Puede que no entienda ni un poco lo que le vaya señalando, pero le explicaré como siempre hago. —Bien. Ella comenzó a mover ese aparato sobre el abdomen de Sol, la morena también tenía los ojos centrados en la pantalla, que no tardó en iluminarse, y una sonrisa se dibujó en sus labios a sabiendas de que otra vez volvería a verle, pero en esa ocasión se sentía especial porque estaba acompañada de Warren. La mujer amable al terminar le tendió una toalla para que se limpiara el abdomen y Warren le ayudó a incorporarse. Minutos después se encontraron sentados y la especialista detrás del escritori
La mujer se estaba preparando para recibir a su amiga, las cosas entre ellas no estaban nada bien, pero ahora todo se veía mucho mejor, el panorama después la tormenta embravecida se miraba más aclarado; necesitaba poder seguir con su vida sin nada que la atara a ese problema. La amistad que forjaron durante mucho tiempo no tenía que terminarse. Todavía estaban a tiempo de enmendar la situación y volver a confiar la una en la otra. Ethan se le quedó mirando mientras devoraba su comida a la par de su hija, que a diferencia de ellos dos, sí engullía. —Luna, relájate. Desde aquí puedo darme cuenta lo tensa que estás, no es como si no se conocieran. Le hizo una seña para que dejara de hablar, después de todo Hope no sabía de la discusión, menos del embarazo, tampoco de esa relación que mantenía Sol con Warren. Sin duda alguna sería una noticia difícil de asimilar para ella, al principio se iba a sentir tan confundida pero ese momento llegaría, todavía lo estaba posponiendo, porque no
—¿Puedes quedarte un segundo? —le pidió con dulzura y ella suspiró. No sabía qué quería ahora Ethan, pero solo al verlo a los ojos, supo que tramaba algo. —Dime rápido por favor, me tengo que ir a la cama, mañana debo despertarme temprano y tú también. —¿Eso quiere decir que vas a la oficina? Porque es una buena noticia. —Sí —bajó la mirada. —Luna, estuve pensado en vacacionar, los dos hemos estado trabajando sin parar, aunque le dedicamos tiempo a nuestra hija, ella merece una salida, sería estupendo pasar tiempo con Hope, todos en familia. —¿Te refieres a un viaje de imprevisto? una cosa así se tiene que planificar, al menos me hubieras anticipado que tenías la intención de tener unas vacaciones —emitió y él acarició su mejilla. —En realidad se me ha ocurrido ahorita y te lo estoy diciendo de una vez, puedes elegir el destino o el lugar que quieras visitar —le explicó y se quedó pensativa, no sabía qué hacer. —En ese caso ya podremos hablar del asunto mañana, primero tengo
Los dos parecían un par de pequeños que fueron pillados en el acto, se volvieron hacia su hija con una sonrisa avergonzada en los labios. —Hope... —empezó a decir ella, pero no supo qué más expresar. La niña seguía con la carita tapada, y su padre finalmente se acercó y se puso de cuclillas. —Hija, queremos decirte oficialmente que tu madre y yo estamos juntos. ¿Tomas la noticia de buena forma o no estás de acuerdo con eso? —cuestionó acariciando su mejilla. —Me gusta que estén juntos —y lo rodeó —. ¿Eso quiere decir que pronto ustedes pueden darme un hermanito? Aunque me gustaría que fuera una niña, pero si resulta ser un varón de todos modos lo voy a querer. Luna se sonrojó al escuchar la petición de su hija, ella tan inocente ya expresaba su anhelo por tener un hermanito, cuando ellos apenas estaban se daban una oportunidad. Se aclaró la garganta. Divertido Ethan la miró. —Eso es una cuestión que tu madre y yo debemos conversar, sin embargo me agrada la idea también. Sé pac
—¡Papá! —celebró la llegada de su padre, se tiró a sus brazos con emoción. Luna, tampoco esperaba que llegara tan rápido del trabajo, pero era bueno, así podrían compartir la cena. —¿No has tenido mucho que hacer en la oficina? Aunque eso sería extraño. —No, al contrario, la mañana estuvo muy ajetreada, pero ya lo que tenía que hacer en la tarde era mínimo y lo dejé para después. ¿Ya has hecho la cena? porque se me ocurrió pasar por una pizzería y traje dos cajas enormes. —Pizza, quiero pizza, papá. —Bien —su madre acarició su cabeza —. Vamos a comer pizza. Pero ya sabes que nada de porciones exageradas. (...) En medio del pasillo se quedaron mirándose. Luna no sabía si debía dormir en su habitación o por el contrario quedarse con él, puesto que ya habían iniciado una relación. —Buenas noches —se despidió al final, a punto de adentrarse a la recámara y él se apresuró cogiendo su antebrazo.
Joseph estaba en el consultorio del especialista temblando de los pies a la cabeza, no sabía cuál sería el diagnóstico de su hijo, pero algo le decía que no pintaba nada bien la situación, que todo se volvería un desastre en contados segundos. —Señor Kingsman sé perfectamente que debe sentirse preocupado por su hijo, lo comprendo, ha hecho muy bien en traerlo aquí sin perder más tiempo. Hemos logrado estabilizar a Ethan —agregó dejándolo un poco tranquilo, aunque la preocupación seguía intacta al continuar con la incógnita de lo que le estaba sucediendo y la razón por la que se hallaba en esa circunstancia —. Por otra parte quiero comentarle de su salud, comenzaré explicando que los tumores no son todos malos. Unos se denominan tumores cerebrales primarios. A veces, el cáncer se disemina al cerebro desde otra parte del cuerpo. Estos tumores son tumores cerebrales secundarios, y también se conocen como tumores cerebrales metastásicos. Existen muchos tipos diferentes de tumores cerebra
Los días posteriores fue otra vez a ver al doctor para las revisiones pendientes, descubriendo al poco tiempo que tenía cáncer. Su temor más gigantesco se materializó desafortunadamente. Las manos le temblaban y el papel con el resultado atrapó cada una de sus lágrimas. Era entonces cuándo su determinacióm se vio aplastada por aquella palabra con tanto poder y efecto en una persona. No podía continuar en el despacho, tampoco tenía la fuerza necesaria para dar un paso y salir hasta marcharse de allí. Sabía que no era buena idea conducir en su estado, cada una de sus extremidades sacudidas por el miedo y el corazón que le palpitaba con rapidez y quemaba su pecho. Ethan sentía que la vida se le iba entre los dedos, que su último halito se aproximaba rápido. No quería guardarse todo el caos pero menos arrastrar a más personas importantes en su vida a todo ese revuelo. Terminó de ponerse mal cuando leyó todo lo que sucedería, lo acabó de avalar con las palabras del doctor. Todo cambiar