Abrazados en medio del salón, con sus frentes juntas, sus ojos se encontraron, sus respiraciones se calmaron poco a poco. El tiempo parecía haberse detenido.
Silencio.
—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó Darío.
—Desde que me dijiste que te ibas a New York —respondió mientras sus mejillas se teñían de rosa fuerte.
—Fue lo más difícil que tuve que hacer en mi vida —ancló sus ojos cafés en la mirada enamorada de ella—. Estaba tan confundido, no creí posible que sintieras lo mismo que yo, y necesitaba pensar y no podía.
—Para mí fue igual.
—Ven, sentémonos un momento —y acompañó a Emma hasta el sillón, sentándose muy juntos y enfrentados, con las manos entrelazadas. Besó sus manos y mirándola a los ojos le dijo:
—Amo
Emma comenzó la semana como todas y como ninguna otra, era el lunes de la última semana del semestre, y era el lunes de la primera semana del resto de su vida. O al menos así se sentía.Se despertó y se preparó en la mitad del tiempo de cada día. Había hablado por teléfono con Darío hasta dormirse, la complicidad y la amistad que los unía, a la luz de los sentimientos expresados, solo había crecido, se había profundizado. ¿Era eso posible? Al parecer al encontrarte con tu “alma gemela” era lo que ocurría.Caminó las cinco cuadras que la separan de la estación de subtes con el corazón latiendo más fuerte con cada paso que daba. Si verlo cada mañana le mareaba sus sentidos, ahora definitivamente estaba en problemas. Si no fuera porque debía mantener la compostura en la calle, no habría manera posible de borr
Llegaron a Palermo y estacionaron casi en la puerta de la confitería que se inauguraba esa tarde: los padres de Ezequiel estaban sumando un local más a su cadena. Ya tenían a “Whisper’s Coffe Corner” y “Secret’s Coffee Corner”, hoy era el turno de “Confidence’s Coffee Corner”. La reunión fue amena, llena de familia, amigos y conocidos, cargados de buenos deseos y plantas como era de costumbre. Por supuesto Darío y Emma, llevaban un ramo especial de Las Gardenias, para acompañar el momento. Después de un par de horas de hablar con todos, dieron por terminada la visita. Se despidieron de sus anfitriones y decidieron dar un paseo, la noche no era muy fría, y era perfecta para la caminata. Caminaban tomados de la mano en silencio mientras las nubes comenzaron a agruparse y a ocultar la luna y las estrellas, caían tímidas gotas cristalinas. Apuraron el paso, y el clima decidió sumarse al juego: más rápido caminaban, más gotas caían. Cuando llegaron corrien
Despertar con Emma en sus brazos era definitivamente lo mejor en el mundo. El alba comenzaba a despuntar… la ciudad comenzaba a despertar. Desde hacía un rato veía a Emma soñar en sus brazos, en su sereno dormir. Ella estaba de costado casi boca abajo con una mano bajo la almohada coronada por su hermoso cabello.La otra mano a la altura de la cintura entrelazada con la suya. Con la cabeza apoyada en una mano respiraba su aroma en la curva de su cuello pegado a su espalda. Las piernas cruzadas y enredadas buscando acomodo. Su respiración calma y los labios entreabiertos. La sábana resbalaba por su costado dejando al descubierto la pálida piel de su espalda.Besó suavemente tras su oreja, fue bajando apenas rozando con los labios por su cuello. Besó su hombro y bajó su cuerpo un poco más, solo para poder besar su espalda cómodamente. Emma movió las piernas y suspiró quedame
Su vuelo chárter de Damasco a Teherán había sido, corto y provechoso. Su secretario lo acompañó esta vez, pudiendo dar por terminado algunos de los pendientes y dejando instrucciones muy precisas sobre otros.Como cada vez que utilizaba el servicio, el vuelo AEK 978 de Emirates Airlines despegaba puntual del Aeropuerto Imam Khomeini.Sentado del lado de la ventanilla del avión, Hakim miraba con ojos entrecerrados el cielo celeste.Su mente vagaba en el mundo de los negocios, acomodando detalles, reubicando citas, proyectando. Ese último pensamiento hizo elevar la comisura de sus labios, en una mueca que intentaba, con poco resultado, asemejarse a una sonrisa.Proyectos. La palabra sonaba a burla.Una vez alcanzada la altura crucero y luego de desabrocharse el cinturón de seguridad, se hizo de su whiskey con la primera pasada del carrito de las bebidas.Y con ello las somb
—¡Jakky por Dios! No podemos hacer esto… —exclamó el mayor de los hermanos.—¿Qué es lo que no podemos hacer? ¿Salvarte? ¿Salvar a la empresa? ¿De qué m****a estás hablando?—Jakky entiende…—¿Crees que no podemos? ¿Qué Darío no puede ayudarte?—No es eso y lo sabes —dio una vuelta alrededor de la mesa con una mano en la cintura y la otra corriendo por su pelo en franca desesperación.—¡Ilumíname! ¿Qué es lo que no entiendo según tú?—De mí se ocuparán los médicos… en su momento —miró al cielo clamando por paciencia—, y la empresa… ya veremos… resolveremos de alguna manera, buscaremos la grieta o la generaremos, delegaremos en alguien más.—Mi hijo está preparado para esto…—Tu hijo está enamorado… ¿vas a hacerle esto? ¿Vas a separarlo de Emma? Si tú no pudiste separarte de Amelia —agregó mirando a su cuñada, sentada, callada hecha un ovillo en un sillón—, ¿cómo piensas que él podría?Jakky enmudeció, él no podría siquiera respirar si Amelia
Ese viernes Darío se despertó con Emma enredada en sus brazos, la calidez de su cuerpo era lo único que lo mantenía cuerdo en ese momento. ¿Cómo diablos iba a hacer para no perder la razón cuando no la tuviera? Era todavía un misterio que no contaba con resolver en lo inmediato, se deshizo de su abrazo, acomodó su cuerpo en la cama y la tapó con la manta y las sábanas. Deslizó su mechón rebelde tras la oreja. Recorrió con la punta de los dedos el contorno de su cara bajando por el cuello hasta el hombro para seguir por el brazo hasta atrapar su mano, lentamente. La llevó a su corazón y luego la besó. Un beso dulce, tierno, reverente, con toda la adoración que ella le inspiraba. Se calzó rápidamente el jean que quedó a medio abotonar, las medias y las zapatillas, pasó de un tirón por su cabeza la camiseta blanca. Antes de cerrar la puerta quedamente se volvió y la miró dormir una vez más, abrazada a la almohada fuertemente como si temiera caer. Y reconoció ese sentimiento en
Jakky enmudeció, él no podría siquiera respirar si Amelia no estuviera en su vida. Y lo sabía muy bien. Darío se detuvo en el umbral de la puerta, su cabello húmedo de la ducha reciente vestía un pantalón pijama y su últimamente siempre presente sonrisa. Acercó a sus labios la taza de café que había preparado para Emma y que todavía estaba muy caliente. Miró por sobre las volutas de vapor cómo su mujer dormía boca abajo, enredada en las sábanas, exponiendo solo para él, disfrutando de la vista de la delicada piel de su espalda, abrazada a la almohada. Como cada vez que la contemplaba, su corazón se desbocaba.Se impulsó del marco de la puerta y caminó lentamente hasta llegar a su lado. Dejó la taza sobre la mesa de noche y se inclinó para besar su hombro desnudo. Emma se movió apenas, acusando recibo del ti
Después de la cena y de una larga sobremesa, llena de curiosidades y anécdotas que Hakim compartió con todos, se despidieron y cada uno tomó rumbo a su habitación. Esta sería la última noche que los encontrara reunidos como familia en los meses por venir.Como cada vez que se quedaba en Brandsen, Malie preparó su habitación para dormir con Emma.Darío la acompañó de la mano hasta la puerta del dormitorio de su hermana y la besó con ternura.—Que descanses. Nos vemos mañana.—Sip —dijo Emma y bajó la mirada a la punta de sus pies.—Hey… ¿qué pasa amor? —preguntó elevando su rostro para perderse en su mirada.—Nada… no pasa nada.—Emma…—No sé si podré dormir sin ti —y lo miró con sus ojos anegados en lág