¿Y ahora?

Santiago le miraba con el seño delimitado en un sutil rictus de severidad. Tobi estaba casi tieso sobre su silla.

—¿Qué sabes del remanente del trimestre anterior?

Tobi tragó duramente. Esbozó una sonrisa nerviosa.

—¿Qué…qué es lo que necesita saber exactamente... jefe?

—La cuenta y el retiro anterior –respondió estoicamente, aunque su voz era más bien paciente, como la que emplea alguien con un niño de lento aprendizaje—. Hubo una pérdida de mil ryo y tú lo sabías –no mostraba ningún enojo contra el, pero su modulación de voz era un poco más fuerte—…y me preguntaba si podrías explicarme por qué no aparecía en la base de datos.

Una gotita de sudor corría por la frente de Tobi, cerca del arillo de sus gafas. Sus dedos se paseaban nerviosamente sobre la cubierta de su block de contaduría.

—Pues…nunca hubo una pérdida.—repuso encogiéndose de hombros.—Si hubiera ocurrido, le hubiera informado inmediatamente.

Tobi Franz era un año m

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