EVELYN VALENCIA—¡¿No escuchaste?! ¡Viene conmigo! —gritó mi atacante, tirando de mí. —Tú escúchame bien… Llamaré a la policía y si descubren que le echaste algo a su bebida, me encargaré de que no salgas de la cárcel… créeme, tengo amigos ahí que podrían hacerme un par de favores —amenazó el hombre y sentí como la presión de la mano del otro cedió, liberando mi brazo. —Vete a la m****a —dijo el hombre antes de alejarse, mientras yo me comenzaba a acurrucar contra el pecho de mi salvador.—Tranquila, estarás bien —dijo levantándome en brazos—. No puedo creerlo… ¿en verdad eres tú? Escuché su pregunta, pero mi boca simplemente no articulaba. Sintiéndome en confianza, dejé que los efectos de esa droga se apoderaran de mi cuerpo y me sumí en la oscuridad. ۞Abrí los ojos con dificultad, encontrándome aún con mi ropa en su lugar y en una cómoda cama. Me levanté con cuidado y descalza. Estaba en un departamento pequeño pero ordenado y acogedor. Todo me daba vueltas y tenía una brutal r
GIANNA RICCILlegamos al juzgado y mi actitud hacia Matías se había vuelto el menor de mis problemas. Leonel aprovechaba cualquier oportunidad para tocarme y yo sucumbía. Solo tenía que posar su mano un par de segundos en mi espalda baja para que una corriente eléctrica recorriera mi columna vertebral, provocando un temblor notorio para él. No podía pasar mucho tiempo sin posar mi atención en Leonel… ¡Como me encantaba verlo hablar con sus abogados! Se comportaba frío y meticuloso, su mirada profunda y oscura, tan amenazante y atrayente, una trampa mortal para el corazón. —¿Evelyn? —escuché un susurro a mis espaldas, cuando volteé se trataba de Christian que me hacía señas para que me acercara. Eché un vistazo a mi alrededor con desconfianza—. Si eres Evelyn, ¿verdad?—Christian… —No sabía si seguir con la mentira o darme por vencida.—Solo responde esto… ¿Me besarías apasionadamente? Su pregunta me hizo torcer la boca con asco. Por su rostro deduje que esa reacción era la que esper
GIANNA RICCIDe pronto Leonel sonrió de medio lado y tomó mi mano con fuerza.—Lo sé… Solo es necesario ver cómo esa mujer se comporta, tú jamás hablarías de esa manera, mucho menos te vestirías así —susurró en mi oído y entonces le puse más atención. Leonel tenía razón. Esa nueva Evelyn, pese al encantador traje sastre que usaba, había mucho escándalo en sus colores. La falda muy corta y ajustada, el saco mostrando un provocativo escote y la tela color rojo tan intenso, igual que sus labios. No podía decir que se veía vulgar, porque en realidad solo estaba realzando las curvas que siempre había tenido de manera sutil y sexy. Jamás me consideré una mujer atractiva o con el potencial para serlo, pero… ante mi había una chica encantadora, que olía a durazno y con la mirada de todos los varones en ella. Era el foco de atención, no solo por el drama, sino también por su belleza que parecía que por fin había sido explotada. —¡Evelyn! Eso no es cierto… ¡Objeción! —exclamó Matías desesperad
LEONEL ARZÚAAl llegar a casa dejé a la falsa Evelyn en una de las habitaciones desocupadas y me quedé ahí mientras el doctor la revisaba con minuciosidad.—Está bien, solo tuvo un colapso por estrés. Hay que darle tiempo a que despierte —contestó comenzando a guardar su material y de nuevo se detuvo, pensativo—. Aunque hay algo que me da curiosidad…—¿Qué? —pregunté acercándome.—Tiene una cicatriz bastante dramática en la cabeza —contestó mientras abría el cabello. Entonces tuve un mal recuerdo donde veía a Evelyn en la plancha de esa morgue, con la cabeza rota, casi destrozada—. Tuvo un golpe muy fuerte… —Empezó a palpar el cráneo—. Podría jurar que tuvo una fractura craneal considerable que tal vez la pudo matar.—La mató… —susurré para mí mismo.—Lo mejor sería que se le realicen estudios para corroborar que el cráneo y el cerebro están en buenas condiciones.—Claro, doc… Así se hará —contesté comprometido—. La señorita lo acompañará a la salida…Una de mis sirvientas se acercó a
LEONEL ARZÚAEvelyn dejó caer las manos a sus costados y volteó hacia la nana quien se mantenía a distancia y meciendo a Alma.—Solo quiero una casa pequeña, con un pequeño jardín donde pueda sembrar rosas y toda clase de flores, quiero verla jugar con las mariposas. Quiero que tenga una vida sin preocupaciones y llena de amor. Quiero que no le falte nada, ni siquiera su padre. Solo quiero lo mejor para ella…—¿Por qué pedir tan poco si te puedo dar el mundo? ¿No te agrada aquí? —pregunté divertido, pellizcando su mentón y haciendo que volteara hacia mí, mientras ella negaba con la cabeza.—Es muy grande… Al principio me daba miedo perderme —contestó como una pequeña niña, enterneciendo más mi corazón.۞EVELYN VALENCIACompletamente mareada, me senté sobre esa mullida cama en la que había despertado. El lugar no me era para nada conocido. Me acerqué a la ventana para ver el enorme jardín y pude calcular que la casa era mucho más grande que la de mis padres en Italia y el de la tía de
GIANNA RICCI—¡Evelyn! ¡Mi niña! —exclamó una mujer madura entrando presurosa. Apenas los sirvientes le habían abierto la puerta cuando ella se precipitó hacia la falsa Evelyn y la llenó de cariño y preocupación. Entonces me di cuenta, era la hermana de mi mamá, mi tía, aunque… solo la había visto un par de veces cuando era pequeña—. ¡No sabes lo preocupada que estaba! Te dije que no tenías que hacer esto de esa manera. Sé que ese maldito te lastimó, pero tenemos que…De pronto se dio cuenta de que había más gente viéndolas y levantó su mirada hacia nosotros.—Gracias por cuidar de mi sobrina —contestó más tranquila.Ahora lo entendía. Gianna había buscado a la familia de mi mamá y se había quedado con ellos. Aunque sus riquezas no se comparaban con las de Leonel, eran las suficientes para darle una vida de lujos a Gianna, muy similar a la que tenía en Italia.—Tía, él es Leonel Arzúa, el dueño de esta casa y quien me auxilió —dijo Gianna con un brillo extraño en los ojos que me causó
GIANNA RICCI—Eso es lo único que me importa… —dijo Leonel besando mi cuello, acariciándolo con sus labios, disfrutando de la suavidad de mi piel mientras que sus manos levantaban mi blusón hasta las caderas—. Lo que en verdad deseo es el placer que solo tu timidez e inocencia me pueden dar, en el cuerpo en el que estés, no me importa.Me subió al tocador y posó sus manos en mis rodillas, abriendo mis piernas lentamente para él.—Esto es lo que quiero… —susurró en mi oído mientras yo volteaba el rostro, avergonzada por esa manera tan dominante en la que me tocaba—, y no hay manera de que pueda obtenerlo de otra mujer.Su lengua se retorció en mi cuello mientras su mano invadía una vez más mis bragas ya mojadas, acariciando insistentemente, hundiendo sus dedos entre cada pliegue y provocando suspiros entrecortados que liberaba contra su boca tan cerca de la mía.Se deshizo del otro tirante, dejando que el blusón cayera al suelo, desnudándome antes de llevarme a la cama.Apagó las luce
EVELYN VALENCIAAhora entendía por qué había reaccionado de esa forma al besarlo. Ese chico era mi hermano, bueno, hermano de este cuerpo.—No sé si te lo dijeron, pero sufrí una caída algo aparatosa y perdí la memoria… No es mi culpa que no recordara que eras mi hermano —dije mientras me veía al espejo, acomodándome el vestido.No me agradaba mucho el cuerpo de Evelyn, pero debía de admitir que tenía su encanto.—Deja de fingir, por lo menos frente a mí —dijo Christian detrás de mí en cuanto salió del probador. A petición de mi tía, lo había llevado a una buena tienda para comprarse ropa decente, pues era obvio que no tenía nada de marca o elegante. Era un desastre igual que su hermana—. Sé quién eres.Cuando volteé me sorprendí. Le había escogido un traje azul marino y una camisa blanca sin corbata, se veía atractivo y jovial. En un principio pensé quitarle ese arete de la oreja o mandarlo a la peluquería para que recortaran esos cabellos necios, pero… le daban un toque salvaje que