LEONEL ARZÚAAl llegar a casa dejé a la falsa Evelyn en una de las habitaciones desocupadas y me quedé ahí mientras el doctor la revisaba con minuciosidad.—Está bien, solo tuvo un colapso por estrés. Hay que darle tiempo a que despierte —contestó comenzando a guardar su material y de nuevo se detuvo, pensativo—. Aunque hay algo que me da curiosidad…—¿Qué? —pregunté acercándome.—Tiene una cicatriz bastante dramática en la cabeza —contestó mientras abría el cabello. Entonces tuve un mal recuerdo donde veía a Evelyn en la plancha de esa morgue, con la cabeza rota, casi destrozada—. Tuvo un golpe muy fuerte… —Empezó a palpar el cráneo—. Podría jurar que tuvo una fractura craneal considerable que tal vez la pudo matar.—La mató… —susurré para mí mismo.—Lo mejor sería que se le realicen estudios para corroborar que el cráneo y el cerebro están en buenas condiciones.—Claro, doc… Así se hará —contesté comprometido—. La señorita lo acompañará a la salida…Una de mis sirvientas se acercó a
LEONEL ARZÚAEvelyn dejó caer las manos a sus costados y volteó hacia la nana quien se mantenía a distancia y meciendo a Alma.—Solo quiero una casa pequeña, con un pequeño jardín donde pueda sembrar rosas y toda clase de flores, quiero verla jugar con las mariposas. Quiero que tenga una vida sin preocupaciones y llena de amor. Quiero que no le falte nada, ni siquiera su padre. Solo quiero lo mejor para ella…—¿Por qué pedir tan poco si te puedo dar el mundo? ¿No te agrada aquí? —pregunté divertido, pellizcando su mentón y haciendo que volteara hacia mí, mientras ella negaba con la cabeza.—Es muy grande… Al principio me daba miedo perderme —contestó como una pequeña niña, enterneciendo más mi corazón.۞EVELYN VALENCIACompletamente mareada, me senté sobre esa mullida cama en la que había despertado. El lugar no me era para nada conocido. Me acerqué a la ventana para ver el enorme jardín y pude calcular que la casa era mucho más grande que la de mis padres en Italia y el de la tía de
GIANNA RICCI—¡Evelyn! ¡Mi niña! —exclamó una mujer madura entrando presurosa. Apenas los sirvientes le habían abierto la puerta cuando ella se precipitó hacia la falsa Evelyn y la llenó de cariño y preocupación. Entonces me di cuenta, era la hermana de mi mamá, mi tía, aunque… solo la había visto un par de veces cuando era pequeña—. ¡No sabes lo preocupada que estaba! Te dije que no tenías que hacer esto de esa manera. Sé que ese maldito te lastimó, pero tenemos que…De pronto se dio cuenta de que había más gente viéndolas y levantó su mirada hacia nosotros.—Gracias por cuidar de mi sobrina —contestó más tranquila.Ahora lo entendía. Gianna había buscado a la familia de mi mamá y se había quedado con ellos. Aunque sus riquezas no se comparaban con las de Leonel, eran las suficientes para darle una vida de lujos a Gianna, muy similar a la que tenía en Italia.—Tía, él es Leonel Arzúa, el dueño de esta casa y quien me auxilió —dijo Gianna con un brillo extraño en los ojos que me causó
GIANNA RICCI—Eso es lo único que me importa… —dijo Leonel besando mi cuello, acariciándolo con sus labios, disfrutando de la suavidad de mi piel mientras que sus manos levantaban mi blusón hasta las caderas—. Lo que en verdad deseo es el placer que solo tu timidez e inocencia me pueden dar, en el cuerpo en el que estés, no me importa.Me subió al tocador y posó sus manos en mis rodillas, abriendo mis piernas lentamente para él.—Esto es lo que quiero… —susurró en mi oído mientras yo volteaba el rostro, avergonzada por esa manera tan dominante en la que me tocaba—, y no hay manera de que pueda obtenerlo de otra mujer.Su lengua se retorció en mi cuello mientras su mano invadía una vez más mis bragas ya mojadas, acariciando insistentemente, hundiendo sus dedos entre cada pliegue y provocando suspiros entrecortados que liberaba contra su boca tan cerca de la mía.Se deshizo del otro tirante, dejando que el blusón cayera al suelo, desnudándome antes de llevarme a la cama.Apagó las luce
EVELYN VALENCIAAhora entendía por qué había reaccionado de esa forma al besarlo. Ese chico era mi hermano, bueno, hermano de este cuerpo.—No sé si te lo dijeron, pero sufrí una caída algo aparatosa y perdí la memoria… No es mi culpa que no recordara que eras mi hermano —dije mientras me veía al espejo, acomodándome el vestido.No me agradaba mucho el cuerpo de Evelyn, pero debía de admitir que tenía su encanto.—Deja de fingir, por lo menos frente a mí —dijo Christian detrás de mí en cuanto salió del probador. A petición de mi tía, lo había llevado a una buena tienda para comprarse ropa decente, pues era obvio que no tenía nada de marca o elegante. Era un desastre igual que su hermana—. Sé quién eres.Cuando volteé me sorprendí. Le había escogido un traje azul marino y una camisa blanca sin corbata, se veía atractivo y jovial. En un principio pensé quitarle ese arete de la oreja o mandarlo a la peluquería para que recortaran esos cabellos necios, pero… le daban un toque salvaje que
LEONEL ARZÚA—¿Quieres que te acompañe? —preguntó Evelyn preocupada mientras me acomodaba el abrigo encima.—No será necesario, quédate con Alma y descansa. Espero no tardar. —Antes de explotar en ira, tomé su rostro entre mis manos y la besé. Era reconfortante sentir sus labios, con los ojos cerrados, imaginándome que era esa mujer de piel canela que me atrajo desde un principio.Salí de la casa iracundo, rechinando los dientes. Christian había prometido que cuidaría de Gianna mientras encontrábamos una solución. ¡¿Cómo era posible que se le hubiera escapado?! ¡Nada más me faltaba que él también estuviera ahí!Llegué al club repleto de jóvenes sin futuro y feromonas mezcladas con humo de tabaco entre otras porquerías. Me planté frente a los de seguridad y no tuve que decir ni una sola palabra para que me dejaran entrar.Me llevé una gran sorpresa cuando vi a Gianna sacudiéndose arriba de una mesa, rodeada de toda clase de depredadores, luciendo un vestido muy corto y entallado que su
EVELYN VALENCIANo pude dormir en toda la noche, me sorprendía la fuerza de voluntad de Leonel. ¿Qué no quería volver a tener el cuerpo de su mujer entre sus brazos? ¿Qué más daba que fuera yo quien estaba dentro de este cuerpo? Después de todo, puedo ser tan linda y tonta como Evelyn.Cuando el sol se asomó por la ventana, decidí hacer algo un poco más atrevido. Me quité el vestido y envolví mi cuerpo con la sábana. Salí de la habitación, desatando el asombro en cada persona del servicio. Llegué a la cocina y comencé a husmear. Tenía hambre. Encontré un plato de buñuelos y comencé a devorarlos. Estaban deliciosos.—Eso no es tuyo —dijo Leonel apareciendo de esa manera tan imponente y gallarda. Quitándome el plato de la mano.—Perdón… es que, tenía mucha hambre. No quise ser grosera… —Me chupé los dedos de manera sugestiva, pero no fue suficiente para despertar su interés.—Pídele a la encargada que te haga algo de comer y te vas… De preferencia, puedes ir comiendo en el camino —conte
MATÍAS ZANNIERMientras el caso de Gianna se resolvía y empezaba el de Evelyn, yo fui destinado a una de las cárceles de seguridad mínima. No podía creer que esas dos mujeres habían destruido mi vida y mi reputación en tan poco tiempo.Por suerte aquí adentro tenía protección pagada por mi propia firma.De pronto se acercó alguien que se me hizo muy conocido.—¿Zannier? —Era el padre de Evelyn, el señor Valencia—. ¿Qué te ocurrió? ¿Por qué estás aquí?—Por culpa de… la monja y tu hija —contesté con los dientes apretados.—¿Mi hija? —preguntó sorprendido—. Mi hija es la monja.—¿Qué? ¿De qué hablas?—¡La monja de ojos azules es mi hija!—No, te equivocas… Esa mujer se llama Gianna…—No, mi hija renació en el cuerpo de esa monja, ella murió al lanzarse de un edificio, ella…—¿De qué hablas? Eso es… —Por un momento preferí guardar silencio mientras recordaba a Gianna gritando a todo pulmón que ella era Evelyn. ¿Se había vuelto loca igual que este hombre?—Era ella, lo supe cuando hablamo