GIANNA RICCI—¿Difíciles? ¿No has pensado que te estás comportando como un idiota? —dije molesta, dejando el ramo sobre el comedor—. ¿Por qué decir que soy tu mujer y que Alma es tu hija cuando es obvio que no es cierto? ¿Qué quieres probar? Parece que tenerme solo es una cuestión de honor y demostrarle a Leonel que eres mejor que él. —Gianna… Estoy perdiendo el control sobre mí mismo… —Tomó mi rostro entre sus manos y en verdad parecía estar sufriendo—. He querido ser un buen hombre, pero no puedo, hay algo oscuro y malo dentro de mí que no puedo seguir escondiendo. No quiero volver a lastimarte, quiero tener la vida que prometimos tener. Solo quiero… por fin estar en paz y… tener la familia que siempre quise a tu lado. «Evelyn, no cedas, no te atrevas a caer ante esas palabras bonitas, recuerda esos sueños donde él era un hijo de puta y aférrate a cómo te sentiste», pensé en cuanto su boca se posó sobre la mía y las lágrimas cayeron por sus ojos dándole la imagen de un hombre arrep
GIANNA RICCI—¿Te gusta que te trate así? ¿Eso es lo que quieres, sentirte como una muñeca desechable? —susurró Matías en mi oído mientras yo peleaba por escapar de él, pero su peso sobre mi cuerpo limitaba mis movimientos e incluso me dificultaba respirar—. Si él te trata como basura, lo defiendes, pero si yo te trato como una dama, me condenas. Entonces te daré lo que tanto quieres para que me ames como antes. »¿Crees que quiero salir a follar con otras mujeres? ¡Si lo hice fue por tu culpa! ¡Por tu constante rechazo!, pero eso se acabó…—Matías… detente… —susurré con el poco aliento que tenía mientras bajaba la bragueta de sus pantalones—. ¡Matías! ¡No!Sus manos amasaban mis pechos mientras su boca se ensañaba con mi cuello. Cerré mis ojos en cuanto su mano se escabulló entre mis piernas, acariciando con insistencia y guiando su miembro hacia mi hendidura. Tragué saliva y comencé a llorar en silencio, pues su peso no me dejaba respirar, mucho menos sollozar. Cuando estaba listo p
GIANNA RICCILeonel no esperó la oportunidad, simplemente golpeó a Matías en el rostro, justo donde me había golpeado minutos antes.—¡¿Cómo pudiste?! —exclamó rabioso antes de apoyarlo contra la pared y asestarle otro golpe en el abdomen—. ¿Para eso la querías a tu lado? ¡¿Para eso me la arrebataste?! ¡Tanto insistías en que fuera tuya!Los policías intervinieron, tomando a Leonel por los brazos y alejándolo de Matías, quien no estaba dispuesto a enfrentarlo, como si cada golpe fuera el escarmiento que merecía por lo que había hecho. Sus ojos consumidos por el arrepentimiento se levantaron hacia mí, haciéndome retroceder por inercia. —Lo siento… —dijo en un susurró—. Ya no sé quién soy cuando estoy contigo. Regresé sobre mis pasos, víctima de un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Cargué a mi pequeña Alma, cerca de mi corazón. Bajé la escalera con sumo cuidado, pero mis piernas parecían de gelatina. En el último escalón, Leonel me sujetó y… aunque quise aguantar mi frustración, mi odi
GIANNA RICCIDe pronto Leonel se acercó, sentándose a mi lado, acercando su mano hacia la de Alma, quien de inmediato se aferró a su dedo mientras seguía comiendo. —Evelyn… Vengarse de alguien no es asunto sencillo, se necesita frialdad y un buen plan…—¿A qué te refieres?—Sabías lo ocurrido entre Matías y Gianna desde antes de abandonar Italia, ¿cierto? —preguntó suavemente y yo solo guardé silencio—. ¿Crees que no sé qué es lo que buscas? —No sé de qué hablas…—Lo sabes… No eres tonta, no finjas serlo —contestó acercándose más, acariciando mi mejilla con su índice—. Eso es lo que siempre quisiste desde que despertaste en ese cuerpo, vengarte de mí… ahora vengarte de él, pero… no te das cuenta, Evelyn, que esa clase de trabajos son para gente con el alma negra. Lo vi por el rabillo del ojo con rabia y los dientes apretados mientras su mano se deslizaba por mi mejilla. —Tú no eres así, ni en esta ni en tu anterior vida… Eres demasiado noble, demasiado… inexperta. —Si sabes cuanto
GIANNA RICCI—¿Ahora te harás pasar por su héroe? —preguntó Matías con desprecio. —Mientras todo se resuelve, hay una orden de alejamiento, para que no te acerques a Gianna —dijo Leonel tajante—. Suerte en la corte, abogado. Ojalá y puedas recuperar tu libertad, porque tu reputación está hundida. »Todo el mundo habla del abogado violador. Leonel me tomó de la mano y me llevó lejos, aun así, la mirada de Matías me atravesaba, generándome escalofríos. —¡Gianna! —exclamó haciéndome temblar—. Si retiras los cargos… Me detuve en seco y volteé, dejando que Matías se acercara más.—Si retiras los cargos y arreglamos esto de otra manera… Si me das una oportunidad de enmendar mi error.—Eso era lo que querías… Siempre pensando solo en ti —dije desilusionada—. No los retiraré, no pararé hasta verte en la cárcel. Si te sientes triste, busca a la mujer con la que pasaste la noche y llórale tus penas. Di media vuelta y Leonel me escoltó hacia la puerta, no sin antes dedicarle una mirada victo
GIANNA RICCILa habitación que estaba destinando para la niña no solo tenía una linda cuna, sino también juguetes, andaderas, ropa, más de lo que ella necesitaba.—Creo que va a tardar un par de años en usar todo esto —dije sorprendida. —Supongo que me gusta ser previsor —contestó con media sonrisa antes de que dejara a Alma en su nueva cuña y encendiera el móvil con ositos que giraban mientras una canción de cuna sonaba tenuemente. —Le gustó —dije enternecida por como mi pequeña estiraba sus manitas entre risas, queriendo alcanzarlo. Giré hacia Leonel, quien permaneció en la puerta, con la mirada perdida y un suspiro apesadumbrado. —Hubo un momento en el que… pensé que encontraría a la mujer correcta y formaría una familia con ella. Creí que ese era mi escape para no sentirme tan solo —dijo en un susurro que me llegó al corazón y después sonrió—. Ahora la tengo a ella. Se acercó a la cuna y acercó su mano para acariciar la mejilla de Alma. —Te prometo que mientras esté vivo, nunc
EVELYN VALENCIA—¡¿No escuchaste?! ¡Viene conmigo! —gritó mi atacante, tirando de mí. —Tú escúchame bien… Llamaré a la policía y si descubren que le echaste algo a su bebida, me encargaré de que no salgas de la cárcel… créeme, tengo amigos ahí que podrían hacerme un par de favores —amenazó el hombre y sentí como la presión de la mano del otro cedió, liberando mi brazo. —Vete a la m****a —dijo el hombre antes de alejarse, mientras yo me comenzaba a acurrucar contra el pecho de mi salvador.—Tranquila, estarás bien —dijo levantándome en brazos—. No puedo creerlo… ¿en verdad eres tú? Escuché su pregunta, pero mi boca simplemente no articulaba. Sintiéndome en confianza, dejé que los efectos de esa droga se apoderaran de mi cuerpo y me sumí en la oscuridad. ۞Abrí los ojos con dificultad, encontrándome aún con mi ropa en su lugar y en una cómoda cama. Me levanté con cuidado y descalza. Estaba en un departamento pequeño pero ordenado y acogedor. Todo me daba vueltas y tenía una brutal r
GIANNA RICCILlegamos al juzgado y mi actitud hacia Matías se había vuelto el menor de mis problemas. Leonel aprovechaba cualquier oportunidad para tocarme y yo sucumbía. Solo tenía que posar su mano un par de segundos en mi espalda baja para que una corriente eléctrica recorriera mi columna vertebral, provocando un temblor notorio para él. No podía pasar mucho tiempo sin posar mi atención en Leonel… ¡Como me encantaba verlo hablar con sus abogados! Se comportaba frío y meticuloso, su mirada profunda y oscura, tan amenazante y atrayente, una trampa mortal para el corazón. —¿Evelyn? —escuché un susurro a mis espaldas, cuando volteé se trataba de Christian que me hacía señas para que me acercara. Eché un vistazo a mi alrededor con desconfianza—. Si eres Evelyn, ¿verdad?—Christian… —No sabía si seguir con la mentira o darme por vencida.—Solo responde esto… ¿Me besarías apasionadamente? Su pregunta me hizo torcer la boca con asco. Por su rostro deduje que esa reacción era la que esper