GIANNA RICCIAbrí los ojos lentamente y me di cuenta de que hasta las pestañas me dolían. Ni siquiera me di cuenta de a qué hora caímos dormidos, pero mi cuerpo dolía de manera deliciosa. Me retorcí entre las sábanas y me abracé a su almohada, aún conservaba su loción. Entonces me di cuenta de que Christian no estaba por ningún lado. La habitación estaba vacía.Tomé su playera de la noche anterior y me la puse antes de lanzarme de regreso a la cama, fascinada por mi nueva vida que era completamente perfecta.Cuando estaba dispuesta para salir a buscarlo, él entró usando solo sus pantalones y llevando una charola con comida directo hacia mí. Me trataba como una princesa.—Creí que despertarías con hambre… —dijo sentándose en el borde y dejando sobre mis muslos la charola. Todo olía delicioso.Agarré el vaso con jugo y lo bebí, estaba tan dulce como sus labios. En cuanto le ofrecí una sonrisa, él se inclinó hacia mí y me besó.
GIANNA RICCIEsperé paciente en una de las bancas fuera de la tienda, pero Christian no llegaba. Revisé mi celular mientras mi corazón se hacía pequeño y se retorcía de dolor. Él jamás me había fallado en ningún aspecto y no podía creer que en un día como hoy lo hiciera, algo estaba mal y temía por él.—¿Segura que no contesta? —preguntó una de mis compañeras, sintiendo lástima por mí.—Ya llamé mil veces… —contesté con un suspiro.—Qué raro, él siempre llega antes —agregó otra apoyándose sobre la punta de sus pies como si eso la ayudara a ver más lejos.—Tal vez tuvo un problema en el trabajo. —Prefería que fuera eso y no que estuviera en problemas.—No, a ese niño le pasó algo —insistió la gerente, la de más edad, acomodándose los lentes y frunciendo el ceño con desconfianza—. Hay que llamar a la policia. Algo está mal.—¡No la asuste! Le va a hacer daño al bebé —exclamó la única que sabía mi secreto.Todas p
EVELYN VALENCIA—¿Qué fue lo que ocurrió? —pregunté ansiosa, viendo a Leonel inerte en la cama. Mi corazón se desangraba de dolor y tuve que concentrarme para escuchar las palabras del doctor.—El accidente le dejó una lesión grave en el cráneo. Tiene un coma inducido para cuidar su cerebro y sistema cardiovascular, pero el pronóstico es incierto —contestó el médico viéndome con lástima.Cubrí mi boca y me caí a pedazos. No podía perderlo ahora, no cuando estábamos empezando de nuevo. Levanté la mirada como si pudiera ver directamente hacia el cielo.—¿Qué te hice? ¿No fue suficiente ya? ¿Tenías que hacerme esto? ¿Quieres quitarme a Leonel después de todo lo que he pasado? —le pregunté a Dios llena de resentimiento.&
GIANNA RICCIMe planté frente a la casa de los Valencia, Christian me había contado que perteneció a su madre, fue su última morada y había terminado en manos de Matías. Al indagar un poco descubrí que Matías había conseguido libertad condicional, pero que su juicio le imposibilitaba salir de la residencia hasta que el caso de violación hacia mí en el cuerpo de Evelyn, y de violencia domestica hacia Evelyn en mi cuerpo, fueran resueltos, pero el pronóstico era desfavorable.Rebasé la cerca y anduve por el césped alto, el jardín parecía muy descuidado igual que la casa. Alcé el puño para tocar la puerta cuando esta se abrió, dejándome ver a un Matías desaliñado, consumido por el fracaso, con la barba crecida y el cabello revuelto.Me vio con odio y después de un suspiro que expresaba fast
GIANNA RICCI Llegué corriendo a la mansión de Leonel, tenía que hablar con Evelyn. Matías había decidido aceptar el trato y representar a Christian en la corte, pero teníamos que negociar el pago que recibiría. Podía apostar que no solo se trataría de dinero, pero no me importaba, necesitaba liberar a Christian como fuera.—¡Regréseme a mi hija! —gritó furiosa y herida Evelyn haciendo que mi corazón se detuviera.—¿Señora Ricci? —preguntó el mayordomo al verme en la puerta. Ni siquiera lo saludé cuando entré corriendo, encontrándome con ese viejito quisquilloso. La nana sostenía a Alma detrás de él mientras la niña lloraba desconsolada, suplicando por su madre.—¿Tu hija? ¡Ni siquiera entiendo qué haces viva! —exclamó horrorizado—. Tú te mataste cayendo de ese edificio y de repente apareces como la dueña y señora, justo cuando mi nieto se accidenta.—Es mi hija… —siseo Evelyn comenzando a perder la paciencia—. Si no me la entrega…—¡Esa niña es de la monja! —contestó el hombre prepot
EVELYN VALENCIAEntramos a la que alguna vez fue mi casa. Me era sorprendente la frialdad de Matías que en completo silencio nos invitó a sentarnos en el comedor. Un vaso de leche con chocolate y una taza de café nos esperaban. Por un momento Gianna y yo nos vimos a los ojos antes de inclinarnos y tomar nuestras bebidas, cruzándonos para alcanzar nuestra favorita, mientras Matías entornaba los ojos con rencor.—No sé cual de las dos me jodió más la vida… —dijo entre dientes, casi para sí mismo—. Gianna, lo nuestro fue una relación tóxica donde ambos nos destruimos…—¿Ambos?—¡Ambos! ¡No todo fue mi culpa! —reclamó iracundo—. Al final tus acusaciones de violación arruinaron mi reputación. Sin mencionar la demanda por abuso doméstico —dirigió su atención hacia mí, dedicándome un poco de su odio—. Evelyn, tú fuiste la peor. ¿Quién lo diría?»La más tranquila y de las dos, la más noble y dulce… me llevó a la locura. ¡Me sacaste de mis casillas! ¡Me usaste! ¡Me manipulaste y me perdí a mi
EVELYN VALENCIA—Yo, Evelyn Valencia… retiré los cargos contra el licenciado Matías Zannier por violación. —Era complicado tener que lidiar con lo que hicimos en el cuerpo de la otra en el pasado. Mientras yo tenía que pedir perdón por haberlo seducido en un club y acusarlo de violador, Gianna tenía que pedir perdón por acusarlo de abuso doméstico. Si nos hacían preguntas específicas, estábamos jodidas—. Cometí perjurio y por mi culpa la imagen del licenciado, así como su firma, quedó manchada. En verdad, lamento mucho lo que hice y me comprometo a reparar los daños. Espero que el licenciado logre perdonarme.En ese momento Gianna me quitó el micrófono, casi me lo arrebató.—Sí, sí… como sea… Yo también siento mucho haberlo acusado de abuso doméstico…—¿Está diciendo que no recibió ese golpe de parte del licenciado Zannier? —preguntó uno de los reporteros.—No, lo que pasó es que yo… me caí y con mi propio puño me golpeé… —Su improvisación estaba dejándonos a todos desconcertados y co
EVELYN VALENCIA—¡Tú dile que sí! —exclamó Gianna por teléfono.—Pero… eso sería mentir —contesté torciendo la boca mientras veía desde el pasillo como ese doctor revisaba a Leonel.—¡Al diablo! En verdad que tú tienes más vocación de monja que yo.—Me queda claro. —Torcí los ojos—. El problema no es hacerlo, el problema es que me descubra.—Acepta los servicios médicos, que la tía se encargue. Tú di que harás lo que ella pide y yo me encargaré de que Matías cumpla con su parte.—Si se entera de que le vendimos las acciones a Matías y Leonel ya no tiene tanto poder y dinero…—¡No se enterará! ¿Quién se lo va a decir? ¿Yo? No lo creo…—¡Bien! —exclamé antes de colgar. Regresé a la habitación y entonces pude reconocer al médico. Era ese tipo, el doctor Bennet, quien me atendió en Italia. Mi mirada insistente y mi sonrisa parecieron incomodarlo.—¿Sucede algo, señorita? —preguntó entornando los ojos.—No, es que… ya lo conocía… —dije con emoción y él ladeó la cabeza hacia un lado, confun