EVELYN VALENCIA
—¿Qué fue lo que ocurrió? —pregunté ansiosa, viendo a Leonel inerte en la cama. Mi corazón se desangraba de dolor y tuve que concentrarme para escuchar las palabras del doctor.
—El accidente le dejó una lesión grave en el cráneo. Tiene un coma inducido para cuidar su cerebro y sistema cardiovascular, pero el pronóstico es incierto —contestó el médico viéndome con lástima.
Cubrí mi boca y me caí a pedazos. No podía perderlo ahora, no cuando estábamos empezando de nuevo. Levanté la mirada como si pudiera ver directamente hacia el cielo.
—¿Qué te hice? ¿No fue suficiente ya? ¿Tenías que hacerme esto? ¿Quieres quitarme a Leonel después de todo lo que he pasado? —le pregunté a Dios llena de resentimiento.
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GIANNA RICCIMe planté frente a la casa de los Valencia, Christian me había contado que perteneció a su madre, fue su última morada y había terminado en manos de Matías. Al indagar un poco descubrí que Matías había conseguido libertad condicional, pero que su juicio le imposibilitaba salir de la residencia hasta que el caso de violación hacia mí en el cuerpo de Evelyn, y de violencia domestica hacia Evelyn en mi cuerpo, fueran resueltos, pero el pronóstico era desfavorable.Rebasé la cerca y anduve por el césped alto, el jardín parecía muy descuidado igual que la casa. Alcé el puño para tocar la puerta cuando esta se abrió, dejándome ver a un Matías desaliñado, consumido por el fracaso, con la barba crecida y el cabello revuelto.Me vio con odio y después de un suspiro que expresaba fast
GIANNA RICCI Llegué corriendo a la mansión de Leonel, tenía que hablar con Evelyn. Matías había decidido aceptar el trato y representar a Christian en la corte, pero teníamos que negociar el pago que recibiría. Podía apostar que no solo se trataría de dinero, pero no me importaba, necesitaba liberar a Christian como fuera.—¡Regréseme a mi hija! —gritó furiosa y herida Evelyn haciendo que mi corazón se detuviera.—¿Señora Ricci? —preguntó el mayordomo al verme en la puerta. Ni siquiera lo saludé cuando entré corriendo, encontrándome con ese viejito quisquilloso. La nana sostenía a Alma detrás de él mientras la niña lloraba desconsolada, suplicando por su madre.—¿Tu hija? ¡Ni siquiera entiendo qué haces viva! —exclamó horrorizado—. Tú te mataste cayendo de ese edificio y de repente apareces como la dueña y señora, justo cuando mi nieto se accidenta.—Es mi hija… —siseo Evelyn comenzando a perder la paciencia—. Si no me la entrega…—¡Esa niña es de la monja! —contestó el hombre prepot
EVELYN VALENCIAEntramos a la que alguna vez fue mi casa. Me era sorprendente la frialdad de Matías que en completo silencio nos invitó a sentarnos en el comedor. Un vaso de leche con chocolate y una taza de café nos esperaban. Por un momento Gianna y yo nos vimos a los ojos antes de inclinarnos y tomar nuestras bebidas, cruzándonos para alcanzar nuestra favorita, mientras Matías entornaba los ojos con rencor.—No sé cual de las dos me jodió más la vida… —dijo entre dientes, casi para sí mismo—. Gianna, lo nuestro fue una relación tóxica donde ambos nos destruimos…—¿Ambos?—¡Ambos! ¡No todo fue mi culpa! —reclamó iracundo—. Al final tus acusaciones de violación arruinaron mi reputación. Sin mencionar la demanda por abuso doméstico —dirigió su atención hacia mí, dedicándome un poco de su odio—. Evelyn, tú fuiste la peor. ¿Quién lo diría?»La más tranquila y de las dos, la más noble y dulce… me llevó a la locura. ¡Me sacaste de mis casillas! ¡Me usaste! ¡Me manipulaste y me perdí a mi
EVELYN VALENCIA—Yo, Evelyn Valencia… retiré los cargos contra el licenciado Matías Zannier por violación. —Era complicado tener que lidiar con lo que hicimos en el cuerpo de la otra en el pasado. Mientras yo tenía que pedir perdón por haberlo seducido en un club y acusarlo de violador, Gianna tenía que pedir perdón por acusarlo de abuso doméstico. Si nos hacían preguntas específicas, estábamos jodidas—. Cometí perjurio y por mi culpa la imagen del licenciado, así como su firma, quedó manchada. En verdad, lamento mucho lo que hice y me comprometo a reparar los daños. Espero que el licenciado logre perdonarme.En ese momento Gianna me quitó el micrófono, casi me lo arrebató.—Sí, sí… como sea… Yo también siento mucho haberlo acusado de abuso doméstico…—¿Está diciendo que no recibió ese golpe de parte del licenciado Zannier? —preguntó uno de los reporteros.—No, lo que pasó es que yo… me caí y con mi propio puño me golpeé… —Su improvisación estaba dejándonos a todos desconcertados y co
EVELYN VALENCIA—¡Tú dile que sí! —exclamó Gianna por teléfono.—Pero… eso sería mentir —contesté torciendo la boca mientras veía desde el pasillo como ese doctor revisaba a Leonel.—¡Al diablo! En verdad que tú tienes más vocación de monja que yo.—Me queda claro. —Torcí los ojos—. El problema no es hacerlo, el problema es que me descubra.—Acepta los servicios médicos, que la tía se encargue. Tú di que harás lo que ella pide y yo me encargaré de que Matías cumpla con su parte.—Si se entera de que le vendimos las acciones a Matías y Leonel ya no tiene tanto poder y dinero…—¡No se enterará! ¿Quién se lo va a decir? ¿Yo? No lo creo…—¡Bien! —exclamé antes de colgar. Regresé a la habitación y entonces pude reconocer al médico. Era ese tipo, el doctor Bennet, quien me atendió en Italia. Mi mirada insistente y mi sonrisa parecieron incomodarlo.—¿Sucede algo, señorita? —preguntó entornando los ojos.—No, es que… ya lo conocía… —dije con emoción y él ladeó la cabeza hacia un lado, confun
EVELYN VALENCIA—Esto será más difícil de lo que creí. —Matías apretó los dientes y me vio fijamente—. No te apartes de Leonel, no permitas que nadie que te genere desconfianza se le acerque. ¿Entiendes? Renzo es capaz de mandarlo a matar con el fin de ganar el caso y sumir más en la miseria a ese chico.»¿Por qué decidió poner su atención en ustedes? ¿También le jodieron la vida?—Renzo… quiere lo mismo que tú quisiste un día —dijo Gianna con tristeza—. Si me caso con él, tal vez dejará a Christian en paz. Lo único que quiere es que mi padre le de renombre. Lo que no sabe es que está al borde de la bancarrota.—El único que mantenía vivo el negocio de los Ricci era… Leonel —volteé hacia Matías y lo comprendí. Ahora él tenía en sus manos la empresa de Leonel y la suerte de los Ricci, y lo sabía, pues su sonrisa se amplió.—Bueno, seamos prudentes, no queremos hacerlo enojar… no aún —contestó Matías divertido, viendo el contrato con suficiencia—. Primero iré a ver a Christian y hablar
GIANNA RICCI—¿Tú? —preguntó Christian con media sonrisa—. Después de nuestro último encuentro no creí que te darían ganas de defenderme.—Bueno, soy abogado… voy donde hay dinero —contestó Matías con media sonrisa, pero bastante desanimado, y regresó a la mesa—. Tenemos que hablar… No importa si eres culpable, necesito saber lo que ocurrió en verdad.—Es sencillo… Sartori sobornó a los guardias de seguridad del centro comercial el día que fui por Gianna a su trabajo...—¿Trabajo?—Sí, tengo un trabajo —contesté con orgullo y me abracé al brazo de Christian—. Vendo ropa en una tienda modesta, pero muy linda.Matías frunció el ceño confundido y asintió, parecía una sorpresa que le generó melancolía y ternura.—Antes de llegar al local donde la vería… —continuó Christian— …apareció Sartori con sus hombres, me golpearon y me quitaron mis cosas. Perdí el conocimiento y cuando por fin abrí los ojos, estaba en un auto desconocido, en medio de la avenida. Había humo y pedazos de chatarra por
CHRISTIAN VALENCIACon un beso cargado de anhelo y mi corazón latiendo desesperado por saltar en las manos de Gianna, me esposaron y me llevaron de regreso, dejándome solo con la imagen de mi hermosa italiana destrozada por verme así.Jamás había amado con tanta intensidad a una mujer. Se veía tan pequeña, dulce e inocente que deseaba con todas mis fuerzas protegerla incluso del aire que movía su cabello. Era sorprendente ver lo que provocaba el amor hasta en el ser más vil.Regresé al área común donde todos los presos disfrutaban un poco de aire fresco. Fue obvio que todos ahí notaron mi presencia, muchos ya me conocían, no era la primera vez que estaba en este lugar. En aquel momento no tuve problema en llorar desconsolado para que Evelyn y mi padre se animaran a sacarme de aquí, mientras que ya había golpeado a cada preso por lo menos una vez. Si no me iban a salvar, entonces haría de este podrido lugar mi hogar.—Pero si el líder de crujía regresó… ¡Qué poco gozaste de tu libertad